Partos: el problema no son los obstetras
Me expreso en torno a la determinación reciente del Tribunal Supremo de Puerto Rico sobre lo que se ha denominado “violencia obstétrica”. Como obstetra y ginecóloga con 32 años de experiencia, les aseguro que el problema son nuestros sistemas, no el profesional obstetra. Las actuaciones de violencia y de abuso hacia la mujer son aprendidas e integradas en los sistemas educativos, sociales y económicos de Puerto Rico.
La decisión reciente de la Corte Suprema debe mover a los hospitales a involucrarse en la manera en que se practica la Medicina en esas instituciones. Llevo 32 años practicando la Obstetricia y Ginecología en varios hospitales públicos y privados de la isla. He trabajado en salud pública federal y desde hace muchos años soy catedrática en el Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico. Hablo en mi carácter personal y a base de mi experiencia vasta con las vicisitudes de la práctica de la Obstetricia.
He observado transformaciones positivas en la manera en que se practica la Obstetricia en Puerto Rico. Ello incluye cambios en la composición de los especialistas obstetras: para 1978 ninguna mujer se graduaba de Obstetricia en la isla, pero en 1985 las mujeres componían el 33% de esos especialistas y más del 80% en 2019.
Hay que resaltar que los y las obstetras quieren brindar un servicio de excelencia a sus pacientes. Sin embargo, el sistema de entrenamiento médico y los sistemas establecidos en los hospitales determinan las pautas a seguir cuando llevamos a nuestras pacientes a las salas de parto. Hace falta abrir un diálogo verdadero para transformar estos sistemas. Si trabajamos juntos y nos apoyamos con evidencia científica, podemos mejorar las prácticas actuales en las salas de partos de los hospitales, para así crear un ambiente moderno para la parturienta.
Además, es recomendable que cada paciente presente al obstetra su plan de parto durante su primera visita, en lugar de hacerlo cuando se está poniendo de parto. Sin duda, las parteras y los obstetras pueden trabajar en mejor armonía y coordinación.
El objetivo de todas las partes relacionadas con la salud de la embarazada debe ser contribuir a mejorar el ambiente para que ella pueda tener mayor control sobre el proceso de su parto, y ayudar al obstetra a brindar los servicios que siempre ha querido brindar.
Las fundaciones y asociaciones que brindan educación sexual y reproductiva a la mujer deberían también ofrecer dichas charlas a los médicos durante su entrenamiento. Hay procedimientos o actitudes que debemos cambiar, pero es preciso comenzar con la educación en todos los renglones en vez de proponer acciones punitivas.
El Departamento de Salud de Puerto Rico debe tomar las riendas para que haya protocolos generales en los hospitales. Hay que buscar la manera de incluir, de inmediato, a profesionales de enfermería obstétrica o con especialidad de parteras, dulas y toda otra ayuda que necesite la paciente para mejorar la experiencia durante su parto.
Tenemos que trabajar mano a mano juntos para cambiar los sistemas anticuados y basados en la ganancia, a fin de ofrecer un ambiente seguro y humano a nuestras pacientes. Estos cambios resultan en mayor apoyo al médico obstetra en su práctica diaria y van dirigidos a lograr los cambios necesarios, en vez de atacar a los profesionales que también son víctimas del sistema dentro del cual tienen que trabajar.
El Departamento de Salud de Puerto Rico debe tomar las riendas para que haya protocolos generales en los hospitales. Hay que buscar la manera de incluir, de inmediato, a profesionales de enfermería obstétrica o con especialidad de parteras, dulas y toda otra ayuda que necesite la paciente para mejorar la experiencia durante su parto”