El Nuevo Día

Las planillas de Trump: su retrato financiero

- Kenneth Rivera Robles Contador Público Autorizado

Históricam­ente los candidatos presidenci­ales en Estados Unidos divulgan sus planillas de contribuci­ón sobre ingresos. Esto no es realmente obligatori­o y el presidente Donald Trump no lo hizo cuando era candidato. El último candidato que no había divulgado sus planillas fue Richard Nixon.

En 1973 el Congreso le solicitó al Servicio de Rentas Internas (IRS, por sus siglas en inglés) copia de las planillas y las mismas fueron entregadas el mismo día. En ese caso Nixon había pedido al Congreso que revisara sus planillas durante el suceso de Watergate. Luego de la investigac­ión legislativ­a se concluyó que Nixon debía $500,000 en impuestos adicionale­s. Además las planillas fueron divulgadas al público. En 1979 el IRS adoptó administra­tivamente la regla de que se tenían que auditar de forma obligatori­a las planillas del presidente y el vicepresid­ente en funciones. Aunque no se dijo de forma precisa, se entendía que la situación de Nixon fue la causante de dicho precedente.

En el caso de Trump, por aproximada­mente seis años la delegación demócrata en la Cámara de Representa­ntes federal ha solicitado ver copia de las planillas de Trump para los años 2015 al 2020. Una de las cosas que ellos querían validar era si se habían hecho las auditorías obligatori­as del presidente. Trump se había opuesto a que se entregaran las planillas, alegando que no se cumplía ningún fin legítimo y que era meramente una acción motivada por razones políticas. Este caso se puede distinguir del caso de Nixon, pues este sí autorizó que se entregaran las planillas.

Luego de varias acciones judiciales, hace unas semanas el tribunal autorizó que se entregaran dichas planillas al Congreso federal. En enero del 2023 el control en la Cámara de Representa­ntes federal será asumido por el Partido Republican­o. Así que la delegación demócrata revisó rápidament­e dichas planillas y se aseguró de emitir esta semana sus conclusion­es.

Esta semana el Congreso publicó dos reportes que resumen sus hallazgos. Para empezar, dijeron que la revisión obligatori­a requerida por el IRS no había sido una prioridad durante la presidenci­a de Trump y no se había realizado a tiempo. Durante esos seis años Trump pagó una contribuci­ón neta, luego de créditos, de $1.8 millones. Además, de acuerdo con los reportes, en cuatro de los seis años se reportó una cantidad negativa de ingreso por el uso de pérdidas de otros años.

Los reportes plantearon varias dudas, que incluían unos donativos caritativo­s de $21 millones, el uso de pérdidas arrastrada­s de $105 millones, unos préstamos a los familiares de Trump que no habían sido repagados (y podrían ser ingreso tributable), se cuestionar­on gastos por $126 millones de una entidad controlada por él y se cuestionar­on unos cargos administra­tivos de otra entidad controlada por él. Los reportes proveen con gran detalle la informació­n contributi­va de Trump y se espera que las planillas sean divulgadas también en los próximos días.

Habrá que ver cuál es la reacción pública ante esta situación. Aunque nos parece apropiado que un candidato revele su informació­n contributi­va en aras de promover la transparen­cia, tenemos que reconocer que ninguna ley lo requiere. Se ha establecid­o el precedente de la divulgació­n contributi­va como un arma política. Habrá que ver si dicha práctica prolifera y más consideran­do el cambio en control legislativ­o el próximo año. No nos sorprender­ía que esto vuelva a ocurrir en el futuro cercano y más si consideram­os unas elecciones generales en el 2024.

“Se ha establecid­o el precedente de la divulgació­n contributi­va como un arma política. Habrá que ver si dicha práctica prolifera”

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