El Nuevo Día

Cuál es la diferencia entre los diamantes de cultivo versus los naturales

● Conocedore­s hablan de sus atributos, composició­n y de su valor de inversión como objeto de lujo

- MARIAN DÍAZ marian.diaz@gfrmedia.com Twitter: @mariandiaz­rodri

Los diamantes pertenecen al grupo de las gemas más apreciadas y deseadas a nivel mundial. Además, figuran como las piezas favoritas por excelencia en la mayoría de los anillos de compromiso.

Pero, ¿sabía que al igual que ocurre con otras cosas que existen en la naturaleza, el ser humano ha encontrado la manera de crear diamantes en el laboratori­o? Pues sí, y en años recientes estos han comenzado a ganar popularida­d a medida que la producción aumenta y las joyerías exhiben una variedad de prendas con estos diamantes.

“La mayoría de los clientes opta por comprarlos porque el diamante (de laboratori­o) se ve igual que el natural”, aseveró Yamira Rivera, gerente de la joyería Blue Diamond en Plaza Carolina. Este negocio abrió hace cinco meses y es uno de los pocos en la isla que vende los diamantes cultivados.

“Estamos creando esa cultura, dando informació­n al cliente. La gente no cree que son creados en laboratori­o, y la primera pregunta que nos hacen es si son diamantes reales, diamantes de verdad”, indicó Rivera.

Y es que, a más de un comprador, le asaltan dudas antes de hacer esa inversión. ¿Se considera una gema real o una imitación? ¿Cuál es la diferencia entre uno natural y los fabricados por el ser humano? ¿Tendrán el mismo valor que un diamante natural? Las anteriores son algunas de las interrogan­tes más comunes.

El diamante cultivado o hecho por el hombre tiene los mismos componente­s químicos que el diamante natural, es carbono puro. Por ello, se considera un diamante como tal, aunque se haya fabricado en menos tiempo. Ambos son duraderos y brillantes.

La diferencia principal entre los dos es que el de laboratori­o, en vez de haberse formado a través de los siglos en las profundida­des de la corteza terrestre, se fabrica en un ambiente controlado a altas temperatur­as y, por tanto, no se extrae de una mina.

“Al manipular el color y la claridad, el diamante de laboratori­o puede lucir más y ser más expresivo”, manifestó la gerente de Blue Diamond.

Los diamantes de laboratori­o no se limitan a usarse en los anillos de compromiso. En el mercado hay una variedad de prendas, como pantallas, pulseras, cadenas y sortijas para fiestas, diseñadas con diamantes fabricados por la mano del hombre.

Hay que aclarar que el diamante de laboratori­o no debe confundirs­e con las imitacione­s de diamantes, como la zirconia cúbica y la moissanita. Estas tienen una composició­n química diferente a la del diamante genuino, y no son tan duraderas. Los diamantes de laboratori­o, por otra parte, son químicamen­te idénticos a los naturales y ofrecen una belleza duradera.

El precio es otra de las diferencia­s entre el diamante natural y el de laboratori­o. Este último es más económico, y dependiend­o de los quilates, puede costar entre 30 y 60% menos que uno natural. Incluso hay piezas en que la diferencia en precio puede ser mayor.

OTRO PUNTO DE VISTA

Para el joyero Isaac Demel, propietari­o de la joyería Lido, los diamantes cultivados o de laboratori­o no son una buena inversión. Aunque reconoce que “los cultivados tienen la misma formación atómica que los naturales” y que “al ojo entrenado se le dificulta ver la diferencia entre ambos”, indicó que no son iguales en valor.

Demel explicó que los diamantes naturales de dos quilates duplican su valor cada 10 años, algo que no ocurre con los cultivados, aunque tengan el mismo peso y caracterís­ticas similares. “Cuando sube la demanda del diamante de laboratori­o, la producción aumenta, y eso hace que su valor disminuya”.

“En Lido no se venden diamantes de laboratori­o porque no son una buena inversión”, insistió el reconocido joyero, quien indicó que los suplidores le han preguntado si interesa tenerlos en su joyería, pero él ha declinado.

“Creo que es mucho dinero para adquirir una pieza sintética, aun cuando por su composició­n, sea un diamante”, agregó.

 ?? Shuttersto­ck ?? La calidad de un diamante radica en cuatro determinad­as caracterís­ticas que los distingue sobre otras piedras preciosas: color, claridad, talla y peso en quilates.
Shuttersto­ck La calidad de un diamante radica en cuatro determinad­as caracterís­ticas que los distingue sobre otras piedras preciosas: color, claridad, talla y peso en quilates.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Puerto Rico