Obligado Lula a “negociar”
RÍO DE JANEIRO.- Aun sin asumir, el presidente electo de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, ya se ha visto obligado a ofrecerles concesiones a los influyentes partidos de centro, algo a lo que tendrá que acostumbrarse para lograr el apoyo de un Congreso en su mayoría opositor al gobierno que inicia el 1 de enero.
Con promesas de participación en el gabinete, así como de liberar recursos para los legisladores, el líder progresista consiguió el respaldo de los grandes partidos de centro que no lo apoyaron en las elecciones para aprobar, esta semana, una enmienda constitucional vital para su gestión.
La iniciativa garantizó dinero, en el presupuesto de 2023, para financiar los subsidios a los pobres, el aumento del salario mínimo, inversiones en educación y salud, y otras promesas que el fundador del Partido de los Trabajadores hizo durante la campaña electoral.
La enmienda obtuvo el respaldo de 331 de los 513 miembros de la Cámara de Diputados y 63 de los 81 senadores, gracias al apoyo decisivo del Movimiento Democrático Brasileño, del Partido Social Democrático y de Unión Brasil, tres formaciones con importantes minorías y que no apoyaron a Lula.
La iniciativa obtuvo, incluso, el voto de 37 de los 56 diputados del Partido Progresistas, formación de derechas que apoyó al presidente Jair Bolsonaro, pero que se acercó a Lula después que prometiera respaldar la reelección del actual presidente de la Cámara baja.
Tras la aprobación de una propuesta de un presidente aún sin asumir, el dirigente reafirmó su intención de negociar la inclusión en la coalición oficialista de las formaciones de centro y de derecha que no lo apoyaron en las elecciones, pero tampoco a Bolsonaro.