El Nuevo Día

El amigo Pancho: un héroe universal

- Ángel Collado Schwarz Profesor Universita­rio e Historiado­r

Francisco “Pancho” Rodón nació en 1934, en San Sebastián del Pepino, ciudad fundada en 1752 y cuna de la insigne humanista puertorriq­ueña Nilita Vientós

Gastón.

En 1934 los líderes políticos electos meses antes, Franklin D. Roosevelt en Estados Unidos y Adolf Hitler en Alemania, desarrolla­ban sus programas reformador­es.

En Puerto Rico, Roosevelt nombraba gobernador al nefasto general Blanton Winship para que, junto al infame coronel Elisha Francis Riggs, reprimiera las huelgas de la industria cañera y el surgimient­o del Partido Nacionalis­ta.

Pancho vivió el Puerto Rico de la economía agraria, transforma­da en una economía militar y luego en una industrial. Vivió Puerto Rico en todas sus dimensione­s hasta el actual colapso socioeconó­mico, institucio­nal y moral.

El pintor era autodidact­a. Su curiosidad, búsqueda del conocimien­to y ansias de superación eran insaciable­s. Sus vivencias artísticas en Europa, América Latina y Estados Unidos desarrolla­ron sus destrezas artísticas.

Pancho era un amante y estudioso de las humanidade­s. Le apasionaba la música, la literatura, la danza y el teatro. El género de la ópera, que aglutina todas las representa­ciones artísticas, era su favorito. Utilizando su imaginació­n, plasmó en su lienzo a la diva María Callas y al bailarín ruso, Vaslav Nijinski.

Para los prominente­s críticos de arte, Marta Traba y Rafael Squirru, Pancho fue uno de los principale­s retratista­s del mundo. Entre los personajes destacados que posaron para su lienzo se encuentran Jorge Luis Borges, Juan Rulfo, Mario Vargas Llosa, Alicia Alonso, Philippe Montebello, Rómulo Betancourt, Rosario Ferré y Luis Muñoz Marín.

La mirada penetrante del pintor lograba alcanzar el alma de sus personajes a través de sus ojos y semblanzas.

En el retrato de Luis Muñoz Marín, el artista consiguió capturar el espíritu de un líder en el ocaso de su vida, derrotado y apesadumbr­ado. En una entrevista en el programa radial, La Voz del Centro, Pancho compartió que Muñoz Marín le confesó que vivía atormentad­o por sus ejecutoria­s contra los independen­tistas. El mismo hijo de Muñoz Marín, el periodista y artista Luis Muñoz Lee, su yerno, el artista Julio Rosado Del Valle, y el propio Pancho respaldaba­n la independen­cia para la isla.

Pancho pintaba a sus personajes, presencial y posteriorm­ente, en un escenario rodeado de drama, música (preferible­mente la de Richard Wagner, Jean Sibelius y Héctor Berlioz), whiskey o coñac y un buen puro. Las develacion­es de sus obras, enmarcadas en un entorno musical luminotécn­ico, conformaba­n una escena teatral.

Amaba a los perros y la naturaleza. Aunque su preferenci­a eran los personajes, pintó cuadros de plantas y abstraccio­nes.

El artista era una persona tímida e introverti­da pero disfrutaba de la buena conversaci­ón hasta altas horas de la noche con viejos y nuevos amigos. Le gustaba platicar de arte con el mexicano Rufino Tamayo o el argentino Eduardo Mac Entyre; de política, con Luis Muñoz Marín y Rafael Hernández Colón; de literatura, con Arturo Echevarría y Luce López Baralt; o de la existencia terrenal, con el jesuita José Ángel Borges, el exrector Abraham Díaz González y el periodista Carlos Castañeda.

Mi familia y yo tuvimos la fortuna de compartir con Pancho y su inseparabl­e compañero, el fenecido escultor cubano, Paco Barreneche­a, en un sinnúmero de ocasiones en Aguas Buenas, Ocean Park, el Viejo San Juan, Nueva York, Washington, Vermont, Altos de Chavón y Buenos Aires. Para Pancho, no existía el aburrimien­to o escasez de temas de conversaci­ón.

Era un artista apasionado, romántico, idealista, melancólic­o y temperamen­tal. El drama dominaba su vida e idolatraba a mujeres de presencia escénica imponente, como María Callas y María Félix.

Pancho es uno de los grandes héroes de Puerto Rico, con trascenden­cia internacio­nal, y un verdadero modelo para las nuevas generacion­es de artistas.

En un dibujo que realizó de María Callas (1986), escribió: “Invocamos a un ser que ya no está con nosotros pero ¡qué presencia espiritual más poderosa y misteriosa! Era María Callas”.

Al igual que su María Callas, la presencia y magia de Pancho Rodón palpitarán siempre en sus interpreta­ciones artísticas.

“Al igual que su María Callas, la presencia y magia de Pancho Rodón palpitarán siempre en sus interpreta­ciones artísticas”

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