Municipios explican su fórmula
Algunos han demostrado tener la capacidad para manejar sus balnearios, pero admiten que hay retos económicos
En momentos de crisis presupuestaria, la administración de un balneario que opera todo el año, que recibe la visita de miles de bañistas y que tiene la responsabilidad de ofrecer un espacio seguro, puede ser un gran reto para algunos municipios.
No obstante, administraciones como las de Carolina y Vega Baja han demostrado tener la capacidad para llevar a cabo una operación eficiente.
“El mayor reto es tener el presupuesto. Es costoso el servicio que damos aquí. Cada vez que se abre, tenemos ambulancia, la vigilancia de la policía marítima y de 10 a 12 salvavidas, que son contratos bien costosos”, detalló Víctor Pellot , gerente de Servicios del Municipio de Carolina.
El balneario de Carolina es operado por el Municipio desde 2001. Inicialmente, se trató de un contrato por usufructo, pero, poco tiempo después, el ayuntamiento logró que se le transfiriera la titularidad.
“Las condiciones de este balneario eran desastrosas. El mantenimiento era pobre en términos de la limpieza de la arena, el estacionamiento. No era lo que queríamos tener acá, en Carolina”, señaló Pellot sobre el panorama que se encontraron al asumir la dirección.
El Municipio, dijo, invierte aproximadamente $1 millón al año en la operación del balneario. De esa cantidad, recuperan unos $600,000 a través del cobro del estacionamiento y el alquiler de los concesionarios y los 36 gazebos. El balneario cuenta, también, con el área recreativa para niños “Aquasol”, cuya entrada también se cobra.
“Un municipio que no tenga las finanzas estables tendría que ofrecer servicios básicos, aunque quizás lo pudiera tener mejor que el Estado”, expresó Pellot, al indicar que hay planes de ampliar la oferta recreativa en el balneario, que, en esta temporada, opera de martes a domingo.
RECONOCIDO DISTINTIVO
Por otra parte, el balneario Puerto Nuevo, en Vega Baja, es el único en Puerto Rico que ostenta el reconocimiento Bandera Azul, una distinción internacional que se otorga al cumplirse con ciertos criterios, como calidad del agua, seguridad y servicios al público.
“Desde la década de 1990, el Municipio de Vega Baja comenzó a adquirir las fincas privadas aledañas a la playa Puerto Nuevo, lo que ha sido muy productivo porque, al ser el Municipio el titular, le da la potestad, dentro de los parámetros en ley, de tener el control”, señaló el alcalde Marcos Cruz Molina.
El otro balneario propiedad de un municipio es El Escambrón, en San Juan.
La operación del balneario de Vega Baja, precisó Cruz Molina, ronda los $295,000 anuales. El estacionamiento es manejado por un operador privado, lo que les permite “crear empleos, garantizar la seguridad de esa área y allegar fondos”.
“Las instalaciones sanitarias, casetas y todo lo que se ha construido ahí lo ha hecho el Municipio sin inversión del Estado”, afirmó el alcalde.
Desde el paso del huracán María en septiembre de 2017, no cuentan con un área fija para concesionarios, pero han otorgado permisos a comerciantes para la venta de alimentos en un área paralela al balneario.
El ejecutivo municipal sostuvo que la distinción de Bandera Azul les ha permitido atraer más visitantes al balneario, un tráfico que, a su vez, promueve el desarrollo económico del área y allega nuevos ingresos al ayuntamiento.
“En el 95% de los casos, todo recurso en manos de un municipio es mejor administrado. Por eso es que, a través del tiempo, los municipios han solicitado la transferencia de facilidades y la descentralización de los servicios”, aseveró.
“Cada vez que se abre, tenemos ambulancia, la vigilancia marítima y de 10 a 12 salvavidas, que son contratos bien costosos”
VÍCTOR PELLOT GERENTE DE SERVICIOS DEL MUNICIPIO DE CAROLINA