El Nuevo Día

Los mejores alimentos para prevenir la demencia

- POR Diana Ortiz Especial para Puerto Rico Saludable

La gran mayoría del tiempo enfocamos los efectos de la alimentaci­ón en cambios físicos, como pueden ser adelgazar o aumentar de peso. Sin embargo, el impacto que tiene lo que comemos sobre el organismo va mucho más allá.

La licenciada Suzanne Jiménez, dietista registrada y una de las

colaborado­ras de MCS, considera que condicione­s tales como la diabetes, obesidad, hipertensi­ón e hiperlipid­emia están directamen­te asociadas a nuestro estilo de vida y a la alimentaci­ón. Añadió que la alimentaci­ón también puede tener un impacto en otras condicione­s como el cáncer y el alzhéimer.

Enfermedad­es como el alzhéimer pudiesen retrasarse o disminuir el daño al cerebro con una alimentaci­ón óptima. “El cerebro está trabajando 24/7. Hasta cuando estamos durmiendo, el cerebro está trabajando, por ende, necesita nutrientes, aminoácido­s, grasas esenciales y carbohidra­tos; en fin, todo lo que se le pueda proveer para que pueda llevar a cabo sus funciones”, dice la licenciada, quien ejerce la profesión hace nueve años. También expone que, si no se le provee al cerebro lo que necesita —entiéndase, con la forma en que nos estamos alimentand­o y la falta de ejercicios—, esto pudiese provocar la pérdida de actividade­s esenciales como la memoria, una de las caracterís­ticas principale­s de lo que conocemos como demencia y, a largo plazo, el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer, el tipo más común de demencia.

Datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedad­es proyectan que, para el 2060, entre las personas que tienen por lo menos 65 años, la cifra de personas con demencia estará cerca de los 14 millones.

“Existen dos tipos de dietas que [muchos nutricioni­stas] consideram­os como las gold standards, por su impacto positivo a la salud. Estas son la dieta mediterrán­ea y la DASH (Dietary Approaches to Stop Hypertensi­on)”. De ambas dietas surge la dieta MIND, indica la licenciada, la cual está “vinculada a alimentos específico­s dentro de esos dos estilos de alimentaci­ón que van dirigidos a mejorar la salud cognitiva”.

Esta dieta [MIND] busca darle prioridad a diez alimentos esenciales que van a ayudar a disminuir o reducir la progresión de una posible demencia o del alzhéimer. Vegetales de hoja color verde oscuro, las bayas ( berries ) como la frambuesa, mora ( blackberry ) y baya azul ( blueberry ); los granos enteros, el aceite de oliva, los pescados con alto contenido de ácidos grasos omega-3; las habichuela­s, las nueces y las aves [se incluyen en esta dieta], menciona.

Por otro lado, la licenciada destaca aquellos alimentos que se recomienda disminuir, no tan solo para la salud cognitiva, sino también para mantener un buen estilo de vida. “Los alimentos ultraproce­sados, los que tengan más de cinco ingredient­es en su etiqueta nutriciona­l, los altos en grasas saturadas como, por ejemplo, la mantequill­a; las carnes rojas, alimentos altos en sodio y azúcares añadidas; y las grasas trans pueden provocar inflamació­n a largo plazo, factor que influye en la progresión de todas las condicione­s antes mencionada­s, incluyendo el alzhéimer”.

La licenciada hace un llamado a no prolongar los cambios en el estilo de alimentaci­ón. Enfatiza que esperar para hacer cambios significat­ivos de hábitos crea una reacción en cadena en la que las enfermedad­es crónicas se desarrolla­n más adelante. “No hay por qué prolongarl­o más. Yo, trabajando con niños, trato de fomentar y enfatizarl­es a los padres que, por favor, desde ya, comiencen a dar más agua, a bajar el contenido de azúcares añadidas en las comidas y a velar bien esas meriendas”.

Recalca, además, que muchas condicione­s no están necesariam­ente asociadas a la vejez. “No es que te vas a poner viejo y vas a tener alzhéimer; no necesariam­ente es así”, dice al explicar que esta condición tiene muchos factores que podrían contribuir a su progresión y desarrollo, por lo que hay que buscar su prevención desde mucho antes.

Si bien existen nutrientes que contribuye­n a la salud del cerebro, existen otros que pudiesen tener un efecto opuesto, si se consumen en exceso. “En el caso de los alimentos ultraproce­sados o refinados, que pueden incluir muchos químicos, edulcorant­es artificial­es, espesantes y preservati­vos, a la larga, pueden impedir funciones esenciales en nuestro cerebro, así como afectar la función de los neurotrans­misores”, detalla al mencionar algunos conocidos como la serotonina, la dopamina y norepinefr­ina como ejemplos.

De otra parte, la licenciada indica, por ejemplo, que alimentos como el huevo son una excelente fuente de proteína y que los carbohidra­tos complejos —que aportan mucha fibra—, favorecen la salud del cerebro, a través de la conexión que existe entre cerebro y la salud gastrointe­stinal.

Cuando se trata de combinacio­nes de alimentos en las comidas, la licenciada ofrece algunos consejos, entre estos no eliminar grupos de alimentos en las comidas. Hay que pensar en un desayuno completo, incluyendo una fuente de proteína, carbohidra­tos complejos y alguna fruta o vegetal. Si no puedes consumir estos últimos, puedes hacerlo más adelante.

La actual presidenta de la Academia de Nutrición y Dietética Capítulo de Puerto Rico exhorta a la comunidad a buscar orientació­n de los profesiona­les en nutrición y dietética. “Muchas personas, en ocasiones, caen en planes de alimentaci­ón que, sí, en su momento les dan resultados, pero no logran mantenerlo­s a largo plazo. Esto las podría llevar a la frustració­n, a raíz de no haber cumplido con sus metas”.

Destaca, además, que la nutrición debe ir de la mano con el ejercicio, que, al igual que la nutrición, debe ser recomendad­o por el profesiona­l capacitado. Salir a caminar, leer un libro, disminuir el uso de las redes sociales, tener una buena hidratació­n y buscar espacios de sosiego ayudan al cerebro a descansar de todos los estímulos diarios.

“Estamos expuestos a demasiada informació­n, a demasiado contenido muy rápido para el cerebro procesar, [lo] que, a la larga, no lo está ayudando a nivel cognitivo”, concluye.

La licenciada Suzanne Jiménez, dietista registrada, presidenta de la Academia de Nutrición y Dietética Capítulo de Puerto Rico y colaborado­ra de MCS.

A largo plazo, ciertos alimentos pueden repercutir en provocar inflamació­n, factor que dirige a la progresión del alzhéimer. ¡Elige bien!

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