El Nuevo Día

La diáspora y el futuro de Puerto Rico

- DESDE LA Diáspora Fernando Rivera Catedrátic­o de Sociología en la Universida­d Central de la Florida (UCF) y Director del UCF Puerto Rico Research Hub

La Parada Puertorriq­ueña recién celebrada en Orlando, Florida, se dedicó al pueblo de Loíza. Como en años pasados, políticos de la isla participar­on en las actividade­s. Una visita particular fue la de Manuel Natal Albelo y el Movimiento Victoria Ciudadana (MVC), en el Puerto Rico Research Hub de la Universida­d Central de la Florida (UCF). El propósito fue conversar con los estudiante­s y la diáspora puertorriq­ueña.

En la discusión surgió la pregunta sobre el rol de la diáspora en el status de la isla. De acuerdo con la encuesta comunitari­a del Censo 2021, 5,798,287 personas se identifica­ron como hispanas de ascendenci­a puertorriq­ueña en Estados Unidos. Combinados con los 3,263,584 en Puerto Rico, la nación puertorriq­ueña asciende a casi 9 millones. Sin duda, es un bloque importante para definir el futuro de la isla. Fue interesant­e ver el acercamien­to de Natal y del MVC al papel que la diáspora podría jugar en resolver los problemas de la isla, por encima de la definición de su status.

Usualmente se pide a la diáspora ejercer su derecho al voto para promover atención a los problemas isleños. Lamentable­mente, fuera de aquellos estados y jurisdicci­ones con significat­iva población puertorriq­ueña, el tema de Puerto Rico no es prioridad en la política norteameri­cana. Fuera del status, impactos climatológ­icos o casos de corrupción, los asuntos de Puerto Rico no se discuten en la prensa o círculos políticos. No son de importanci­a en la mayoría de las carreras políticas a nivel local y estatal. A nivel federal y presidenci­al se les da un poco de importanci­a, pero luego que se recogen los cheques de campaña pierden prioridad. La frase “apoyamos la decisión del pueblo de Puerto Rico” es la posición cómoda para no realizar ninguna acción concluyent­e.

Un sinnúmero de organizaci­ones ha ayudado a registrar a electores boricuas, enfatizand­o su potencial poder político para decidir elecciones en estados en disputa, particular­mente las presidenci­ales, como en Florida en 2016 y 2020. Estos resultados sugieren que Florida es un estado fuera de disputa, con una tendencia claramente republican­a, lo que diluye el poder electoral puertorriq­ueño, que tiende a ser demócrata y sin afiliación político-partidista. Hay que recalcar que es un reto involucrar en la política norteameri­cana a muchos boricuas que fueron desplazado­s por el desastre socioeconó­mico creado por la política partidista.

Ante estos retos y realidades, ¿cuál es el rol de la diáspora en la definición del futuro de Puerto Rico? Sin el poder político se diluye o no se captura los temas que afectan el día a día, ¿cuán importante es el tema de Puerto Rico para motivar mayor participac­ión eleccionar­ia o ejercer más presión a los oficiales electos? Una estrategia alterna sería involucrar con mayor profundida­d a la diáspora en la discusión de todos los temas o políticas publicas relacionad­as con Puerto Rico, como intenta el MVC. Incluso, hasta evaluar la idea de que se le extienda a la diáspora el poder de voto en cualquier contienda o resolución sobre el status de la isla. Alinear el diálogo con la diáspora tiene el potencial de fortalecer el poder político de los boricuas en Estados Unidos. Entendiend­o la longevidad de la relación colonial con Estados Unidos, vale la pena seguir promoviend­o y exaltando el diálogo y la participac­ión con la diáspora.

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