Agua y paz
El manejo efectivo del recurso agua es solo posible a través de la paz. A su vez, el agua nos provee paz. Este año, la celebración del recurso agua a nivel mundial está enfocada en su rol crítico para proveer estabilidad y prosperidad. Con su lema, Agua para la paz, dotamos al recurso agua con un don adicional e imprescindible estos días, el de establecer la paz.
Descansar en este recurso para ese fin es un reto, toda vez que el agua, como otros recursos naturales, se encuentra acechada por factores relacionados con el cambio climático y por el desarrollo que no contempla la sustentabilidad en su ecuación. Si requerimos del agua para tener un estado de paz, debemos adaptarnos a la crisis climática y ser responsables e inteligentes con respecto al uso del suelo.
En la pasada década vivimos eventos desafortunados en los cuales el recurso agua tuvo un papel protagónico en nuestras vidas, desde sequías hasta pasos de huracanes. Nos trastocaron la tranquilidad, cambiaron nuestros planes y requirieron reformular políticas publicas para tener armonía. Durante el paso del huracán María y otros ciclones tropicales, el agua tomó control del territorio, destruyendo todo tipo de infraestructura que se le puso de frente: carreteras, puentes, urbanizaciones. Luego, el agua fue el eje de atención porque su calidad no era apta para consumir ni usar. Esta realidad local se suma a una global. Estadísticas del Banco Mundial del 2022 indican que, por los pasados 50 años, los disturbios relacionados con el agua dominaron la lista de desastres, causando el 70% de las muertes asociadas a fenómenos naturales.
En estos escenarios, los más afectados son los que no cuentan con los recursos para adaptarse a estos eventos, como son las personas de escasos recursos, los viejos de nuestra comunidad y los niños. Su estado de desigualdad nos lleva a conflictos, debilitando nuestra fibra como sociedad, haciéndola vulnerable.
Sin embargo, una virtud que tenemos los puertorriqueños es nuestro empuje por lograr la armonía en toda situación. Esto nos permite traer a la atención injusticias con el fin de lograr acuerdos.
Para lograr la paz es imprescindible alcanzar acuerdos. Esto requiere confianza y unión entre las partes. Vemos cómo en el manejo del agua se concretan acuerdos entre agencias y comunidades para proveer agua segura a vecindarios rurales y en desventaja, a través de acueductos comunitarios. He participado en acuerdos con la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados para la inversión en infraestructura resiliente y con el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales para lograr acceso a fondos para desarrollar planes que guíen el manejo del agua en regiones altamente complejas como es la región metropolitana de San Juan.
Vemos cómo, ante la incertidumbre por desarrollos propuestos, las comunidades se unen para alzar la voz con el único fin de lograr justicia y un desarrollo sustentable. La atención a este llamado trae a su vez armonía y calma. Esto nos lleva a lograr una sociedad saludable y en paz.
Por lo tanto, celebrar el recurso agua enalteciendo la paz como el motor que nos lleva a manejarlo efectivamente es muy oportuno para Puerto Rico y para el mundo. Invertir en mecanismos de respeto hacia los derechos de cada cual fortalece nuestra fibra como sociedad pacífica y nos lleva a enfrentar nuevos retos siendo fuertes.
La ONU advierte: “La salud pública y la prosperidad, los sistemas alimentarios y energéticos, la productividad económica y la integridad ambiental dependen del buen funcionamiento y la gestión equitativa del ciclo del agua”. La buena gestión requiere invertir en procesos dirigidos a la integracion intersectorial y transparencia en todo proceso. También demanda que como ciudadanos revisemos nuestras prácticas cotidianas en torno al agua. Al fin y al cabo, lograr un recurso saludable para la paz comienza y termina en cada uno de nosotros.