El desafío de CARICOM en Haití
Ahora que arranca el proceso con el fin de crear un Consejo Presidencial de Transición en Haití, con la encomienda de rearticular la gobernanza en ese país, conviene conocer el trasfondo histórico del vínculo haitiano con la Comunidad del Caribe, que es el organismo regional que lo auspicia, y los desafíos que enfrenta esa organización regional en ese esfuerzo.
La Comunidad del Caribe se estableció en 1973 con la aprobación del Tratado de Chaguaramas, firmado por Barbados, Guyana, Jamaica y Trinidad y Tobago, en 1973. Estos países fueron las principales posesiones del Reino Unido en esta parte del mundo. La nueva colectividad de países tuvo como su principal objetivo la integración económica y cooperación entre las antiguas colonias británicas en esta región, las cuales alcanzaron su independencia del Reino Unido por etapas.
Con el pasar del tiempo, Caricom se fue convirtiendo en una entidad de alcance regional, incorporando a otros países anglófonos, como Antigua y Barbuda, Bahamas, Belice, Dominica, Grenada, San Cristóbal y Nieves, Guyana, San Vicente y las Granadinas, así como Santa Lucía.
Más adelante, las colonias que permanecieron como residuos del proceso de descolonización británico, como Anguila, Bermudas, Islas Caimán, Islas Turcas y Caicos, e Islas Vírgenes Británicas, lograron su entrada a Caricom en calidad de miembros asociados.
Ansiando transformarse en una organización de amplio alcance, con miembros de países no anglófonos de la región, la Comunidad del Caribe incorporó a Surinam en 1995. Asimismo, en 1998, Haití obtuvo la condición de miembro provisional, convirtiéndose en 2002 en el decimoquinto miembro pleno de la Comunidad del Caribe.
En sus deliberaciones, los países de la Comunidad del Caribe vislumbraron también el ingreso de países de habla hispana. No obstante, aunque República Dominicana pretendió ser miembro pleno en 2013, su solicitud le fue rechazada como resultado de la decisión de un tribunal dominicano de revocar la ciudadanía a millares de descendientes de inmigrantes haitianos. Haití y las reparaciones
Haití ingresó a Caricom durante los debates sobre la exigencia de reparaciones a los gobiernos europeos que se valieron de la esclavización de seres humanos provenientes del continente africano para amasar su riqueza, y el subdesarrollo ocasionado a sus antiguas colonias, como secuela de siglos de explotación colonial. A esos fines, se organizó una Comisión de Reparaciones, que catalogaba la esclavización histórica como un crimen contra la humanidad, destacando el subdesarrollo haitiano como vivo ejemplo de la herencia de miseria que dejaron los europeos en la región del Caribe.
En 2023, en el marco de la celebración de la Conferencia sobre Reparaciones en Ghana, la secretaria general de Caricom, Carla N. Barnett, remarcó que el estado miembro de Haití había sufrido la ignominia de verse obligados a pedir prestado grandes sumas de dinero a bancos franceses y estadounidenses para pagar reparaciones a los antiguos colonos por la pérdida de los seres humanos que consideraban su propiedad, deuda que Haití continuó pagando hasta entrado el siglo veinte.
El Consejo Presidencial
Lo significativo de este nuevo capítulo, en la trayectoria histórica de intervenciones extranjeras en suelo haitiano, es que el protagonista principal no es una metrópoli extraña a Haití, sino una organización regional de la cual el país estropeado es miembro pleno. No obstante, la propuesta de Caricom reconoce la conveniencia de que actores como Naciones Unidas, Estados Unidos y Francia sean parte del debate en torno del plan para poner fin a la actual coyuntura de crisis en ese país. Por ello, ese conjunto de entidades fue invitado a la reunión celebrada en Jamaica el pasado 11 de marzo, donde se discutió la formación del Consejo Presidencial de Transición, el cual iniciaría la transición hacia la constitución de un Estado haitiano encauzado al bienestar de sus ciudadanos.
El plan para crear el Consejo Presidencial de transición derivaba de la propuesta a la cual llegaron centenares de gremios laborales y organizaciones la sociedad civil haitiana, reunidos en el Hotel Montana en 2021, que vislumbraba la formación de un gobierno de transición, dirigido por figuras seleccionadas mediante el mutuo acuerdo, capaz de poner fin al problema de la corrupción gubernamental, mediante la auditoría de la administración pública, dando con ello paso a la gestión gubernamental efectiva en áreas clave, tales como la educación, la salud, el desarrollo agrícola y el vasto campo de la protección social.
Además, la propuesta de un gobierno de transición procuraba poner fin al gobierno del primer ministro Ariel Henry, quien aspiraba a seguir eternamente en su puesto, a pesar de que no fue elegido al cargo que ocupó.
La propuesta del Consejo Presidencial procuraba también erradicar la monstruosa violencia en las calles, provocada por la proliferación de bandas fuertemente armadas que atentaban contra la vida de las personas, en un país carente de una fuerza policial organizada. Para ello, se guía por varios principios contenidos en resoluciones de Naciones Unidas sobre Haití, incluyendo la incautación de armas ilegales y la colocación de impedimentos al suministro de armas en manos de agentes no estatales.
El proyecto contiene también disposiciones relacionadas con la congelación de activos y restricciones de visado a personas que socaven el proceso democrático de Haití, que apoyen o financien a las pandillas y organizaciones delictivas, o participen en actos significativos de corrupción y violaciones de los derechos humanos. Las piedras en el camino
Con todo lo esperanzador que luce, desde su inicio el plan ha enfrentado entorpecimientos de parte de sectores que perciben la instalación de un gobierno de transición como un bloqueo a sus intereses.
De una parte, el plan ha recibido el rechazo de organizaciones políticas populistas, como lo es el Partido Hijos de Dessalines, que ha rechazado la invitación para ser parte del gobierno de transición por sus vínculos con las pandillas en las calles. De otra parte, el plan es visto con desconfianza en sectores de las élites haitianas preocupadas con el desmontaje de la estructura de poder político que ha viabilizado su enriquecimiento durante largo tiempo.
“Ahora que arranca el proceso con el fin de crear un Consejo Presidencial de Transición en Haití, conviene conocer el trasfondo histórico del vínculo haitiano con la Comunidad del Caribe”