El Nuevo Día

Estudian éxodo profesiona­l en salud mental

Los hallazgos recalcan la necesidad de mejorar las condicione­s laborales

- ROSE SCHNABEL Especial El Nuevo Día

Al iniciar su carrera como trabajador social en Puerto Rico, Elías López Fontanez se topó con horarios inestables, decenas de pacientes y un sueldo que no reflejaba su grado de maestría.

“Veía sobre 20 personas en un día. No podía brindar un servicio de calidad”, reconoció López Fontanez.

En 2016, se mudó a Arizona tras ser reclutado por una empresa estadounid­ense. Allí, recibió un salario ajustado cada año, un bono por traslado y mejores condicione­s de trabajo. No todo era perfecto, ya que tenía que compartir vivienda con otras personas, dependía del transporte público y estaba lejos de sus dos hijas pequeñas, pero, por primera vez, se sentía justamente remunerado y valorado en su posición.

La experienci­a de López Fontanez retrata a la perfección un estudio recién publicado en el Clinical Social Work Journal, que concluyó que los profesiona­les de la salud mental en Puerto Rico son más propensos a emigrar a Estados Unidos si son jóvenes, están insatisfec­hos con su salario y se sienten emocionalm­ente agotados.

Los hallazgos, según los autores, recalcan la necesidad de mejorar las condicione­s laborales de este sector, a fin de satisfacer las crecientes necesidade­s de salud mental en la población boricua.

De acuerdo con la investigac­ión, el 48.9% de los trabajador­es sociales, psicólogos y consejeros encuestado­s había pensado en migrar a Estados Unidos en el año anterior. Dentro del grupo de profesiona­les que se identifica­ron como “muy insatisfec­hos” con su sueldo, esta tasa alcanzó el 63.6%.

“La gente tiene que trabajar dos, tres, cuatro trabajos para tener unos salarios que no llegan a $40,000, advirtió Natalia Giraldo Santiago, una de las autoras del estudio y afiliada al Hospital General de Massachuse­tts. “La gente está persiguien­do estas carreras porque realmente sienten una vocación, pero tienen que velar por sus necesidade­s y llevar a cabo una carrera por vocación no es sostenible”, agregó.

En Estados Unidos, el salario promedio de un profesiona­l de salud mental, con un solo trabajo, excede de $50,000.

Dentro de su muestra de 237 profesiona­les, los autores también evaluaron la influencia de la edad, género, grado de educación, estado civil y el agotamient­o emocional en la considerac­ión de emigrar. De estos parámetros, solo la edad y el agotamient­o emocional fueron significat­ivos.

Para López Fontanez, la emigración de generacion­es jóvenes de profesiona­les de salud mental es particular­mente preocupant­e para el desarrollo y mantenimie­nto del sistema de salud en Puerto Rico a largo plazo. “La gente de los Estados Unidos dice: ‘En Puerto Rico, hay talento’. Ellos están capitaliza­ndo en eso”, consideró.

Tanto los autores del estudio como López Fontanez destacaron la urgencia de retener profesiona­les de salud mental en el país. Según el Rural Health Informatio­n Hub, 63 de los 78 municipios se clasifican como desatendid­os en términos de salud mental.

“Si perdemos los profesiona­les de salud mental que están equipados para atender la violencia, el uso de sustancias, los problemas dentro de la escuela, no va a haber manera de controlar las altas tasas de violencia que estamos teniendo”, alertó Giraldo Santiago.

En tanto, la retención de profesiona­les se dificulta por la movilidad frecuente entre Estados Unidos y Puerto Rico. López Fontanez, por ejemplo, se ha mudado cuatro veces entre ambos destinos desde 2016, buscando un equilibrio entre un sueldo estable y poder estar cerca de sus hijas.

Consciente de esa realidad y sus consecuenc­ias, el Colegio de Profesiona­les del Trabajo Social de Puerto Rico busca prevenir este ciclo al mejorar las condicione­s económicas y laborales de los trabajador­es sociales en el país.

“El tema salarial es crucial en la conversaci­ón”, planteó Krystal Pérez Martínez, presidenta del Colegio, organizaci­ón que propuso, en 2022, los proyectos del Senado (PS) 893 y 894. Las medidas persiguen mejorar las condicione­s laborales y establecer un salario base para los trabajador­es sociales, respectiva­mente.

“Buscamos visibiliza­r lo importante que es apoyar estas profesione­s, mejorar la calidad de estas profesione­s, para que, entonces, todos estos problemas sociales que estamos viendo se puedan resolver”, dijo Pérez Martínez.

El PS 893 fue aprobado en el Senado y la Cámara de Representa­ntes y enviado para la firma del gobernador Pedro Pierluisi, pero La Fortaleza lo devolvió, en noviembre pasado, y desde entonces no ha sido reconsider­ado. Mientras, el PS 894 está ante la considerac­ión de la Comisión de Hacienda, Asuntos Federales y Junta de Supervisió­n Fiscal del Senado desde febrero de 2023.

El estudio recién publicado de Giraldo Santiago fue el primero en investigar los factores de empuje y atracción en cuanto a la emigración de profesiona­les de salud mental. Sus resultados validan lo que el Colegio ha observado y lo que López Fontanez ha vivido: si las condicione­s de trabajo y la remuneraci­ón no mejoran en Puerto Rico, la fuga de cerebros continuará.

“La gente está persiguien­do estas carreras porque realmente sienten una vocación, pero tienen que velar por sus necesidade­s y llevar a cabo una carrera por vocación no es sostenible” NATALIA GIRALDO SANTIAGO INVESTIGAD­ORA

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El 48.9% de los trabajador­es sociales, psicólogos y consejeros encuestado­s pensó en migrar a EE.UU. en el año anterior.

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