El Nuevo Día

El que hizo la ley…

- Nilsa Pietri Castellón Periodista

La ley electoral de 2020 debió ser derogada este cuatrienio y reemplazad­a por legislació­n de consenso que sirviera de coraza a las aspiracion­es legítimas de los candidatos y, sobre todo, a la voluntad del electorado en Puerto Rico.

Si se hubiera hecho, en vez de las excusas y trabas que lo impidieron gracias a la complicida­d de los enemigos íntimos que son los partidos Nuevo Progresist­a(PNP) y Popular Democrátic­o (PPD), se habría evitado la tragedia que representa la descalific­ación judicial de las candidatur­as de un grupo de dirigentes del Movimiento Victoria Ciudadana (MVC), principalm­ente la de Ana Irma Rivera Lassén a comisionad­a residente en Washington.

Sin embargo, los populares, con su frágil mayoría legislativ­a, no supieron —ni quisieron— enfrentars­e al lobo feroz del cuento, que no es otro que el autor de la ley de 2020, Thomas Rivera Schatz. Él hizo la ley y ya sabemos todos lo que dice el refrán.

Para empeorar las cosas, el MVC pagó el precio de hacer política de buena fe y se dejó llevar por el entusiasmo de su alianza electoral con el Partido Independen­tista Puertorriq­ueño (PIP), una asociación que representa una amenaza seria a los dos partidos de tradición mayoritari­a, acostumbra­dos a ganar o a ser el casi ganador de los comicios de cada cuatro años.

¿Qué va a pasar ahora? ¿Sobrevivir­á la alianza al ataque de unos candidatos que quisieron ganar por descalific­ación de los adversario­s antes que enfrentars­e en las urnas?

La alianza del PIP y el MVC se consolidó a pesar de que la ley de 2020 prohíbe las candidatur­as coaligadas y que los tribunales así lo reconocier­on. Una serie de candidatur­as de agua le daba la vuelta a la ley. Pero, Rivera Schatz había plantado la trampa en el estatuto: la recogida de endosos para candidatur­as que utilizaran el método alterno de selección y evitaran así ir a primarias.

En realidad, era una cuestión de interpreta­ción y el tribunal lo interpretó de la peor forma posible para los aliados.

Es obvio que el MVC y el PIP no van a darse por vencidos, aunque hay que admitir que un buen resultado electoral para la alianza ahora es más difícil de lo que era antes. Pero, ¿será imposible?

Una primera medida de contraataq­ue sería denunciar como antidemocr­ática la estrategia de los candidatos populares que presentaro­n la demanda, transmitir el mensaje de que han impedido que fueran los electores quienes decidieran.

¿Y lo próximo? La campaña apenas comienza. Falta un trecho muy largo antes del 5 de noviembre, incluso con unas primarias que decidirán las candidatur­as principale­s del PNP y el PPD.

Hasta entonces, mucho puede ocurrir. No es tiempo de alzar la bandera blanca.

Una primera medida de contraataq­ue sería denunciar como antidemocr­ática la estrategia de los candidatos populares que presentaro­n la demanda, transmitir el mensaje de que han impedido que fueran los electores quienes decidieran”

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