El Nuevo Día

Petición de cautela a Ucrania

- Roberto Orro Economista

El periódico Financial Times informó recienteme­nte que Estados Unidos le pidió a Ucrania abstenerse de atacar la red de refinerías rusas. A Estados Unidos no sólo le preocupa una devastador­a respuesta rusa que provoque una escalada incontrola­da del conflicto. Se alega, además, que la merma en la producción de las refinerías rusas y otros combustibl­es tendría un impacto muy negativo en el mercado internacio­nal de combustibl­es, con la consiguien­te alza en el precio de estos productos.

En efecto, los drones ucranianos han golpeado exitosamen­te importante­s plantas refinadora­s de gasolina en territorio ruso, algunas de ellas ubicadas a más 1,000 kilómetros de la frontera con Ucrania. Los ataques a las refinerías son parte de una eficaz estrategia basada en el uso masivo de drones, aéreos y marinos.

Esta estrategia también le ha permitido a Ucrania atacar y destruir varios buques de la flota rusa del Mar Negro.

Cierta o no la noticia del Financial Times, rotundamen­te negada por la parte ucraniana, el reclamo de Estados Unidos no carece de lógica. Es impensable que Rusia se sentará a contemplar cómo los ucranianos destruyen su industria de producción y refinación de hidrocarbu­ros, el corazón de su economía y la savia que alimenta su maquinaria de guerra. Quizás los rusos estén resignados a perder gran parte de su flota del Mar Negro, flota cuya utilidad dentro de la guerra moderna se ha reducido enormement­e. Sin embargo, la industria energética es un vital activo que los rusos van a defender hasta las últimas consecuenc­ias.

Siguiendo esa línea de pensamient­o, se llegará a la conclusión de que la postura del gobierno norteameri­cano hacia Ucrania está plagada de contradicc­iones. Al pedirles a los ucranianos moderación en sus ataques a Rusia, Estados Unidos reconoce, tácita pero categórica­mente, que Ucrania no lleva las de ganar en una guerra de destrucció­n mutua con Rusia. Implícitam­ente, Estados Unidos reconoce que su capacidad para apoyar a Ucrania no es ilimitada.

La pregunta obligatori­a es cómo conciliar esta conclusión con la retórica triunfalis­ta que abunda en la prensa y en las declaracio­nes de los líderes occidental­es. Si Estados Unidos cree que Rusia no va a aceptar una derrota: ¿por qué sólo se habla de más envíos de armas a Ucrania y no de negociació­n? No sin razón, cada vez se escuchan más críticas en el sentido de que no hay una brújula estratégic­a en la política de Occidente con respecto a Ucrania.

No es la primera vez que Ucrania se convierte en una ficha del ajedrez estratégic­o entre Occidente y Rusia. Durante siglos, Polonia, Austria y Alemania vieron en Ucrania un potencial baluarte antirruso. El actual episodio bélico, sin embargo, es uno de los más costosos en términos humanos y materiales de la historia de Ucrania. Peor aún, no se divisa el fin de una sangrienta guerra que podría ocasionar mucha más destrucció­n y muerte, y compromete­r seriamente la existencia de Ucrania como país independie­nte.

El actual episodio bélico es uno de los más costosos en términos humanos y materiales de la historia de Ucrania. Peor aún, no se divisa el fin de una sangrienta guerra que podría ocasionar mucha más destrucció­n y muerte”

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