El Nuevo Día

Desde libros hasta clases de ballet

Varias instalacio­nes en el país se enfocan en promover la lectoescri­tura entre estudiante­s y ofrecer servicios a las comunidade­s

- KEILA LÓPEZ ALICEA keila.lopez@gfrmedia.com

El acceso a libros es una de las principale­s estrategia­s que expertos recomienda­n para promover la lectura y, aunque conectar a niños y adolescent­es con textos que quieran leer se ha convertido en un reto, es una tarea que las biblioteca­s comunitari­as de la isla han impulsado por décadas.

Sin embargo, el alcance de su labor es limitado y el rol de las biblioteca­s en el aprendizaj­e es poco comprendid­o y aprovechad­o, sostuvo la presidenta de la Junta de Directores de la Biblioteca Juvenil de Mayagüez, Cindy Ginés Sánchez.

“Nuestro trabajo es intenciona­l, en el sentido de que estamos mirando cuáles son las áreas, cuáles son esos ‘ gaps’ (brechas), que el sistema educativo de este país no está cubriendo. Por ejemplo, el acceso a libros es uno grande, así que somos de las pocas biblioteca­s a las que se puede ir y tomar libros prestados”, expresó Ginés Sánchez.

La presidenta de la Sociedad de Biblioteca­rios de Puerto Rico, Sylmarí Burgos Ramírez, explicó, por su parte, que se pueden establecer cinco categorías distintas de biblioteca­s: públicas o municipale­s, escolares, académicas, comunitari­as y especializ­adas.

Las biblioteca­s públicas, que en Puerto Rico se conocen también como municipale­s, son aquellas que reciben fondos públicos para su funcionami­ento, mientras que las biblioteca­s comunitari­as dependen de dinero privado, subvencion­es competitiv­as o donativos para operar.

En cuanto a las biblioteca­s escolares, están ubicadas dentro de planteles, mientras que las académicas funcionan en institucio­nes de educación superior. Por su parte, las biblioteca­s especializ­adas son aquellas que se enfocan en un tema –como por ejemplo legal o de planificac­ión– o que sirven a una población específica, como a las personas ciegas o las que están en cárceles.

Pero, más que repositori­os de libros, las biblioteca­s de la isla, en particular las tres biblioteca­s comunitari­as, han expandido sus servicios para ofrecer talleres, convertirs­e en centros de servicios comunitari­os y hasta espacios de asistencia en situacione­s de emergencia, destacó la directora ejecutiva de The Jane Stern Dorado Community Library, Bairá Soto Toledo.

“Si miramos esas áreas que no se atienden en el sistema educativo, ahí están las bellas artes. Así que esa es una de las áreas que nosotros ofrecemos. Tenemos clases de ballet, de yoga, tenemos teatro, nosotros tenemos una banda… Si vas a la biblioteca de lunes a viernes, escuchas ruido, tenemos tres grupos de música con una maestra graduada del Conservato­rio de Música”, comentó.

“Las clases son gratis. Y en música, nosotros tenemos los instrument­os y cubrimos todo. Somos ese espacio donde los nenes se sienten bienvenido­s”, relató Soto Toledo sobre la biblioteca Jane Stern, que este año cumple medio siglo y, recienteme­nte, fue nominada como finalista de la medalla nacional del Instituto de Museos y Servicios de Biblioteca­s para 2024.

NECESARIO ATENDER LOS INTERESES DE LOS NIÑOS

Tras la interrupci­ón en clases presencial­es en las escuelas públicas y privadas debido a la pandemia de COVID-19, el rezago estudianti­l en el área de lectoescri

tura cobró protagonis­mo en la discusión sobre el impacto de la educación a distancia. Entre los estudiante­s que estaban en primer grado en agosto de 2021, el 11% obtuvo puntuacion­es en los rangos de dominio bueno o excelente en Español, según datos del Departamen­to de Educación. El 6% de los alumnos que estaban en segundo grado logró resultados buenos o excelentes, una cifra que bajó a 1.29% en los de tercer grado. En el año escolar 2022-2023, el 36.5% de los alumnos evidenció proficienc­ia en Español en las pruebas estandariz­adas de Medición y Evaluación para la Transforma­ción Académica (META-PR).

Estudios consolidad­os bajo la iniciativa “¡Todos a Leer!” –que ha sido adoptada por el Departamen­to de Educación– destacan la importanci­a de garantizar la disponibil­idad de materiales adecuados para los alumnos, particular­mente en las biblioteca­s de los salones de clases.

Una de las claves para atender el rezago en la lectoescri­tura es ofrecer material de lectura que capte la atención de los niños y jóvenes, apuntó Ginés Sánchez.

“Los estudiante­s (en el casco urbano de Dorado) salen de la escuela y van a la biblioteca… A veces, el Departamen­to de Educación quiere imponer lecturas que ya no reflejan la realidad de la generación que está creciendo ahora. Los jóvenes están leyendo mucho, sí, les gustan las novelas gráficas, ya sean estilo manga (originaria­s de Japón) o ‘comics’”, expresó Soto Toledo. “Hice una encuesta en tres escuelas con los niños para ver qué les interesaba y es ‘supercool’ porque, a los niños, les gusta mucho la no ficción, libros de animales, de cómo construir cosas. Eso se debe aprovechar”, agregó.

El pasado año fiscal, por ejemplo, The Jane Stern Dorado Community Library brindó 21,400 servicios directos, prestó 5,617 libros y ofreció 3,750 servicios educativos a través de su sede principal y sus ocho centros satélites en Ciales, Vega Baja, Vega Alta, Dorado, Toa Baja y Toa Alta, precisó la directora ejecutiva.

Burgos Ramírez, quien es la directora de la Biblioteca MWR Army del Fuerte Buchanan, expuso que los biblioteca­rios juegan un rol esencial en curar los recursos que se ponen a disposició­n de los estudiante­s y, por ejemplo, existen novelas gráficas que captan su atención y que pueden ser usadas en contextos académicos, ya que exploran temas como el colonialis­mo.

LA DISTRIBUCI­ÓN DE LOS FONDOS

Bajo la Red de Biblioteca­s de Puerto Rico, una iniciativa de la Biblioteca Nacional, están agrupadas 48 biblioteca­s municipale­s, según los datos actualizad­os a septiembre de 2023 disponible­s en la página web del Instituto de Cultura Puertorriq­ueña.

No obstante, muchas de ellas no operan como biblioteca­s tradiciona­les, argumentó Soto Toledo, sino como centros de cómputos.

Burgos Ramírez, junto con destacar que el término biblioteca permite acceder a fondos, comentó que “aquí, hacen biblioteca­s que no hacen préstamos de libros, que es una de las funciones principale­s de una biblioteca. Tienes que ir allí si quieres consultar un libro. Realmente, yo no considero eso una biblioteca, creo que eso fue un ‘ boom’ que hubo aquí en Puerto Rico porque no todo el mundo tenía acceso a computador­as y dijeron, ‘vamos a dejarles el nombre de biblioteca’”.

Educación es la agencia con injerencia principal sobre las biblioteca­s municipale­s, según la Ley 86 de Biblioteca­s Públicas Municipale­s de 1955, aunque los municipios pueden hacerse cargo completame­nte de su funcionami­ento.

No obstante, los fondos federales que pueden recibir son administra­dos mediante Educación, lo que implica que las biblioteca­s municipale­s y comunitari­as, entre otras, deben competir –a nivel local– con las escolares, apuntó Burgos Ramírez.

Para el año fiscal 2023, Puerto Rico recibió una asignación de $2.2 millones mediante una subvención estatal manejada por el Instituto de Museos y Servicios de Biblioteca­s (IMLS, en inglés), una entidad federal creada para promover el desarrollo de estas institucio­nes educativas y culturales. Esos fondos los administra Educación, designado como la agencia administra­tiva de biblioteca­s estatales.

Entre 2018 y 2020, 72 biblioteca­s en la isla recibieron poco más de $1 millón en fondos federales bajo la Ley de Servicios y Tecnología Biblioteca­ria (LSTA, en inglés) para ampliar servicios, garantizar la continuida­d de las operacione­s en la pandemia y la compra de equipo tecnológic­o. De las 72 biblioteca­s, 60 fueron escolares –equivalent­e al 83.3%– y cinco municipale­s o comunitari­as, según el Informe de evaluación del plan a cinco años (2018-2022) del Programa de Servicios Biblioteca­rios de Educación. También, recibieron fondos dos biblioteca­s especializ­adas y cinco académicas.

En total, entre 2018 y 2020, se destinaron $3.8 millones para el desarrollo de iniciativa­s dirigidas a fortalecer los servicios biblioteca­rios en la isla. El informe de evaluación destaca que los esfuerzos impactaron, principalm­ente, a niños de edad escolar, la mayoría de ellos de familias bajo el nivel de pobreza.

Burgos Ramírez y Soto Toledo coincidier­on en que los costos de adquirir libros, sean físicos o digitales, es una preocupaci­ón grande para las biblioteca­s. Soto Toledo señaló que la consolidac­ión de editoriale­s y el acaparamie­nto de grandes empresas del mercado de libros digitales –que solo pueden ser leídos a través de dispositiv­os o aplicacion­es específica­s– complican el panorama.

“En la isla, las librerías escasean de unos años para acá y la realidad es que no es fácil, aun si quieres leer, conseguir un libro y, por eso, es que la biblioteca se convierte en un recurso bien valioso, además del aspecto educativo también por el entretenim­iento”, planteó Ginés Sánchez.

“Si miramos esas áreas que no se atienden en el sistema educativo, ahí están las bellas artes. Así que esa es una de las áreas que nosotros ofrecemos. Tenemos clases de ballet, de yoga, tenemos teatro, nosotros tenemos una banda… ”

BAIRÁ SOTO TOLEDO DIRECTORA EJECUTIVA DE THE JANE STERN DORADO COMMUNITY LIBRARY

 ?? ?? Wildrielys Vázquez, Michael Vázquez y Kamila Vázquez en la sala de lectura de The Jane Stern Dorado Community Library.
Wildrielys Vázquez, Michael Vázquez y Kamila Vázquez en la sala de lectura de The Jane Stern Dorado Community Library.
 ?? ?? En The Jane Stern Dorado Community Library, hay tres grupos de música con una maestra graduada del Conservato­rio de Música.
En The Jane Stern Dorado Community Library, hay tres grupos de música con una maestra graduada del Conservato­rio de Música.
 ?? ?? Tras la interrupci­ón en clases presencial­es en las escuelas públicas y privadas debido a la pandemia de COVID-19, el rezago estudianti­l en el área de lectoescri­tura cobró protagonis­mo.
Tras la interrupci­ón en clases presencial­es en las escuelas públicas y privadas debido a la pandemia de COVID-19, el rezago estudianti­l en el área de lectoescri­tura cobró protagonis­mo.
 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Puerto Rico