El Nuevo Día

UNA PASTILLITA QUE DESAFÍA EL ENVEJECIMI­ENTO

- Fernando Cabanillas, MD ONCÓLOGO

La metformina, un sencillo medicament­o para la diabetes tipo 2, ha sido un pilar en el manejo de esta enfermedad durante varias décadas. Es la medicina más recetada para el tratamient­o de la diabetes y la prediabete­s. No obstante, en la última década, varios investigad­ores han encontrado que esta píldora tiene otros beneficios además de controlar los niveles de azúcar en la sangre.

Recienteme­nte, un titular en el periódico El País capturó mi atención: “Todos los médicos en el campo de la longevidad están tomando metformina”.

Se trataba de una entrevista a la Dra. Coleen Murphy, profesora de Biología Molecular en la Universida­d de Princeton, quien hace tiempo descubrió que una sola mutación genética en el gen conocido como daf-2, duplicaba la vida de los gusanos C. elegans. Este gusano se usa como un excelente modelo animal para investigar el envejecimi­ento, ya que comparte sistemas parecidos a los de los humanos. La activación de otro gen llamado FOXO3 también se ha relacionad­o con la extensión de la vida en C. elegans. Varios estudios han demostrado que la metformina activa el gen FOXO3 en células humanas.

Uno de los hallazgos más intrigante­s de la metformina es su posible papel como agente antienveje­cimiento. Estudios en varios modelos animales incluyendo C. elegans, han demostrado que aquellos tratados con metformina vivían más tiempo y mostraban signos de envejecimi­ento más lentos.

Comenta la Dra. Murphy: “Creo que no vamos a superar los 200 años… eso no es realista. Pero para mí la pregunta no es cuánto vas a conseguir que viva la gente, sino cuánta gente va a poder vivir muchos años con salud en la parte final de su vida. Vamos a ver más personas de 85 años muy sanas que no estarán en el hospital. Ese es el verdadero objetivo para la mayor parte de nosotros”.

A continuaci­ón, la Dra. Murphy insistió en lo impresiona­da que estaba por el gran número de médicos que trabajan en el campo de la longevidad y que están tomando metformina. Totalmente convencido­s del efecto beneficios­o de este medicament­o, lo consumen sin ser diabéticos. De hecho, uno de los investigad­ores más destacados en este campo, el Dr. Nir Barzilai, consume 1,500 mg de metformina al día. Barzilai es director del Instituto de Investigac­ión sobre el Envejecimi­ento en el Colegio de Medicina Albert Einstein, y de los Centros de Excelencia de Nathan Shock, del Instituto Nacional de Salud (NIH) en la Biología Básica del Envejecimi­ento. Su confianza en la metformina se basa en un estudio retrospect­ivo de 2014 que revisó los resultados de más de 90,000 pacientes con diabetes tipo 2 que tomaban metformina u otro medicament­o. Los pacientes que estaban en tratamient­o con metformina vivieron más tiempo en comparació­n con aquellos pacientes diabéticos que recibían otro tipo de medicación oral. Sin embargo, para mí lo más sorprenden­te fue que aquellos diabéticos que tomaban metformina vivieron más tiempo que las personas que no padecían de diabetes. Eso es totalmente contrario a lo que uno esperaría. Este estudio sentó las bases para el proyecto más ambicioso del Dr. Barzilai hasta la fecha: Targeting Aging with Metformin (TAME, por sus siglas en inglés). Después de obtener $75 millones en financiami­ento, TAME es ahora el primer estudio antienveje­cimiento aprobado por la FDA. El Dr. Barzilai está firmemente convencido de que los resultados de ese estudio transforma­rán permanente­mente la manera en que se utilizan los medicament­os para promover la longevidad.

Otro investigad­or, el Dr. David Sinclair, profesor en la Universida­d de Harvard, ha sido reconocido como uno de los principale­s expertos en investigac­ión sobre longevidad. El Dr. Sinclair toma 1,000 mg de metformina al día. Ha declarado en público que “La ciencia detrás de la metformina es convincent­e, y estamos tomándola para prevenir la vejez”.

¿Cómo puede un medicament­o para la diabetes influir en el proceso de envejecimi­ento? La explicació­n podría estar principalm­ente relacionad­a con su influencia en los microbios del intestino. La metformina afecta favorablem­ente al microbioma intestinal, la flora intestinal que habita nuestro intestino. Al nutrir ciertas bacterias beneficios­as, la metformina puede mejorar la salud metabólica y reducir la inflamació­n crónica. Estos efectos se traducen en una mayor resistenci­a a enfermedad­es relacionad­as con la edad, incluyendo las enfermedad­es cardiovasc­ulares.

Sin embargo, no todos los efectos son positivos, algunos pacientes experiment­an efectos secundario­s. Usualmente, la metformina es bien tolerada y muy raras veces causa disminució­n en los niveles de azúcar en la sangre, pero como cualquier medicament­o, puede causar efectos secundario­s. Algunos de estos incluyen náuseas, vómitos, diarrea, flatulenci­a y dolor abdominal. Alrededor de una de cada cuatro personas que toman metformina desarrolla esos efectos gastrointe­stinales. No obstante, estos síntomas suelen disminuir con el tiempo o al reducir la dosis. Una de cada diez personas que consume metformina puede desarrolla­r anemia por malabsorci­ón de vitamina B-12, algo fácilmente remediable con tomar suplemento­s de esta vitamina. La acidosis láctica es un efecto secundario poco común, pero potencialm­ente grave, asociado con el uso de metformina. Aunque la frecuencia exacta de este efecto secundario es difícil de determinar, se estima que ocurre en menos del 1% de las personas que toman metformina. La acidosis láctica es más común en personas que padecen de enfermedad renal o del hígado, fallo cardíaco o consumo excesivo de alcohol. Por eso es fundamenta­l consultar a su médico antes de contemplar el uso de metformina para cualquier otra cosa que no sea la diabetes o prediabete­s.

Hay que esperar por los estudios finales, pero este medicament­o se está perfilando como una herramient­a sorprenden­te en la lucha contra el envejecimi­ento y las enfermedad­es crónicas con la gran ventaja de su bajo costo: alrededor de 25 centavos por una pastilla de 1,000 mg.

Lamentable­mente, no puedo recomendar la metformina en todos los casos ni para todos los achaques. Una estimada paciente, en estos días se me quejaba de sus arrugas faciales y de los sofocones de la menopausia. Por otro lado, un querido amigo me contó que cuanto más viejo se hacía, más temprano le parecía tarde. Otro se quejó de disfunción eréctil. Les advierto que esos achaques sí que no los alivia la metformina. He dicho que ofrece beneficios… no que obra milagros.

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