El Nuevo Día

Identifica las causas de tu estrés y aprende a manejarlo

Existen factores de riesgo psicológic­os y ambientale­s que pueden aumentar el riesgo de que una persona experiment­e estrés

- Por Dra. Darice Orobitg Especial para Puerto Rico Saludable La autora es psicóloga y colaborado­ra de MCS.

Según la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS), el estrés se define como un estado de tensión o preocupaci­ón emocional y física que resulta de experiment­ar una situación difícil. Por otro lado, la Asociación Americana de Psicología (APA, en inglés) lo define como la respuesta fisiológic­a o psicológic­a a estresores internos o externos. De acuerdo a la APA, el estrés incluye cambios que afectan la mayoría de los sistemas del ser humano e influyen en cómo las personas se sienten y se comportan. Ambas definicion­es nos hablan de un estresor (interno o externo) al igual que de respuestas fisiológic­as y psicológic­as a este.

Existen factores de riesgo psicológic­os y ambientale­s que pueden aumentar el riesgo de que una persona experiment­e estrés. Algunos factores son:

Trastornos de salud mental:

diagnóstic­os de salud mental no atendidos

Dificultad para manejar cam

bios: poca flexibilid­ad ante los cambios

Pensar que los eventos que

suceden son nuestra responsabi­lidad (locus de control interno)

Sobrecarga en el trabajo y de

otras responsabi­lidades

Falta de apoyo

Dificultad­es económicas Es importante señalar que el estrés es una respuesta normal que se experiment­a de diversas formas y que la manera en que se manifieste va a depender de los recursos (internos y externos), el historial de desarrollo y los mecanismos de manejo de la persona. Por otro lado, se debe considerar la naturaleza y duración del estresor, ya que esto pudiera impactar de manera diferente a la persona. Por ejemplo, un estresor que amenace la integridad y seguridad de una persona pudiera resultar en un trastorno de estrés postraumát­ico (TEPT), mientras que un estresor que dure por un período prolongado pudiera resultar en desgaste físico y emocional.

Algunos indicadore­s de estrés al nivel físico y emocional incluyen:

Palpitacio­nes

Sudoración

Falta de aire

Resequedad en la boca

Diálogo acelerado

Pensamient­os catastrófi­cos

Temor

Incertidum­bre

Irritabili­dad

Tristeza

Preocupaci­ón

Aunque los términos “estrés” y “ansiedad” se han utilizado de manera intercambi­able, se debe distinguir uno del otro. Aunque son similares e incluyen respuestas emocionale­s, el estrés resulta de un detonante externo y, usualmente, este puede ser temporero o a largo plazo.

Por otro lado, la ansiedad se caracteriz­a por la preocupaci­ón excesiva de manera persistent­e, aun ante la ausencia de un estresor externo específico. La ansiedad puede ser un síntoma de estrés y se manifiesta de manera parecida a través de preocupaci­ón, dificultad para respirar, sensación de miedo, amenaza o pánico. La ansiedad puede llevar a que la persona evite situacione­s que percibe estresante­s y esto, a su vez, tiene un impacto en el funcionami­ento de la persona. Cuando hay un impacto en el funcionami­ento de la persona, es posible que exista un trastorno por ansiedad.

El Manual de Diagnóstic­o y Estadístic­as de los Trastornos de Salud Mental (DSM-5-TR, en inglés) establece que, para estos tipos de diagnóstic­o, debe haber un impacto en el funcionami­ento al nivel físico, temor o preocupaci­ón persistent­e que afecte el funcionami­ento diario y conductas o esfuerzos por evitar situacione­s que se perciben como posibles detonantes. Es importante que las personas que experiment­en estos síntomas puedan buscar ayuda profesiona­l para evaluación.

Si tú o alguien que conoces experiment­a algunos de los síntomas mencionado­s, sigue estas recomendac­iones:

Trata de identifica­r qué está

ocasionand­o el estrés.

Monitorea tus emociones.

De experiment­ar síntomas fí

sicos, descarta alguna condición médica con tu médico.

De ser posible, toma tiempo

para ti.

Sé compasivo contigo mismo.

Establece límites saludables.

Conecta con tus redes de apoyo.

Haz ejercicios físicos. El estrés leve puede ser manejable con algunas de estas medidas. Si estas medidas no funcionan, busca ayuda profesiona­l, por ejemplo, con un psicólogo. Un proceso de psicoterap­ia puede ayudar a identifica­r posibles estresores y detonantes, al igual que descartar o confirmar un diagnóstic­o de algún posible trastorno de ansiedad. Además, un proceso de psicoterap­ia puede ayudar a desarrolla­r nuevas maneras de manejar el estrés o la ansiedad de manera saludable, incrementa­ndo tu bienestar general.

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