“Civil War” propuesta fascinante y desigual
La trama entrelaza los hilos de la política y la violencia
Resulta interesante cómo durante gran parte de la primera sección de “Civil War”, largometraje de A24 que abiertamente examina la división política actual de Estados Unidos, el cineasta Alex Garland aparenta no estar interesado en provocar al espectador. Durante el desarrollo de la trama, que sigue los esfuerzos de una fotoperiodista durante lo que aparenta ser el fin del conflicto bélico entre diferentes estados, el guionista y director va cambiando de táctica con sutileza. Esto es una estrategia inteligente que permite que el público, independientemente de su ideología política, quede atado emocionalmente a los personajes.
La razón por la cual esto es peculiar es porque el filme culmina con la sutileza de un desastre natural. Lo que aparenta ser una examinación sobre cómo la política y la violencia se han entrelazado, escala hasta llegar al tipo de escena que podría ser parte de un paso de comedia en “Saturday Night Live”. Claro está, un paso de comedia con muchas más balas y sangre.
El director claramente no está interesado en hacer reír a nadie. Lo otro que es evidente es que el cineasta no le interesa que el espectador salga del cine con algún tipo de mensaje que le permite descartar lo visto en pantalla como algo que no puede suceder en la vida real.
Para maniobrar el nivel de dificultad de su estrategia para la dirección del filme, Garland ha optado por apoyarse de una trama simple. Cuando comienza la película, el conflicto bélico que ha dividido a Estados Unidos una vez más en dos bandos, está destinado a una conclusión violenta.
Los periodistas, interpretados por Kirsten Dunst, Wagner Moura y Stephen McKinley, quieren estar en Washington para tratar de entrevistar al presidente antes de que sea derrocado por las fuerzas separatistas.
Durante su jornada, Lee (Dunst) desarrolla una amistad inesperada con una fotoperiodista novata, interpretada por Cailee Spaeny.
Aunque las interpretaciones de Dunst y Spaeny son cruciales para la efectividad del filme y la conexión emocional del público con la historia, los virajes del guion descartan esto por completo. Durante sus momentos climáticos, la relación de estos personaje es reducida al momento de manipulación dramática más grande de la película.
A pesar de esta debilidad frustrante, el filme cuenta con una secuencia brillante que muestra todo el potencial que Garland tiene como director y que explota al máximo el talento histriónico de Jesse Plemons, quien interpreta a un soldado.
Si el resto de la película tuviera el nivel de veracidad de esta secuencia, el impacto de “Civil War” como filme sería otra cosa. Lo que llega a la pantalla es una propuesta fascinante y desigual.