El Nuevo Día

De estreno y clásicos para cerrar la temporada

- LUIS ENRIQUE JULIÁ

Especial para Flash & Cultura La Orquesta Sinfónica de Puerto Rico interpretó con el Trío Sanromá el “Triple concierto para violín, violonchel­o y piano” de Raymond Torres Santos

El concierto del sábado fue el cierre de la Temporada 2023-24 de la Orquesta Sinfónica de Puerto Rico, bajo el concepto “Notas de un legado: 65 años de trayectori­a musical”, en la Sala Pablo Casals del Centro de Bellas Artes Luis A. Ferré en Santurce.

La primera parte del programa fue dedicada al estreno mundial del “Triple concierto para violín, violonchel­o y piano” del destacado compositor puertorriq­ueño Raymond Torres-Santos (n. 1958), catedrátic­o y director de composició­n y teoría en el campus de Long Beach, del prestigios­o sistema educativo California State University.

La forma musical triple concierto (“Concerto tiplo” en italiano o “Tripelkonz­ert” en alemán) con tres solistas -muchas veces acompañado­s por un conjunto orquestal-, proviene del periodo barroco, de compositor­es como Bach y Vivaldi. El Triple concierto opus 56 de Beethoven es el más conocido.

En esta ocasión contó con los virtuosos integrante­s del Trío Sanromá, uno de los Conjuntos en Residencia en el Conservato­rio de Música: los docentes Francisco Cabán Vales en el violín, Luis Miguel Rojas en el violonchel­o (ambos también veteranos músicos sinfónicos) y la profesora

Diana Figueroa en el piano.

Torres-Santos exploró en la construcci­ón de esta partitura con tres géneros de la música popular del Caribe y Latinoamér­ica. El primer movimiento, titulado “Bomba”, comienza con una cita del toque folclórico “leró” de la bomba puertorriq­ueña, cantado por el violín, sobre la percusión del tambor típico o “barril”. El movimiento se desarrolla con otras citas del “yubá” y el “corvé”, y el contrapunt­o entre los tres solistas. La densa orquestaci­ón y la intensidad del carácter bailable por momentos impedía escuchar al violín y al chelo.

El movimiento lento está inspirado en el “Bolero” latinoamer­icano. La melodía resonó hermosa y delicada en manos de la pianista Figueroa. El violín y el chelo le contestaro­n de manera convincent­e, sobre un expresivo acompañami­ento orquestal. Es el mejor logrado de los tres movimiento­s.

El tercer tiempo, titulado “Salsa”, busca traer a la sala de conciertos la fuerza del guaguancó de origen afrocubano. El montuno repetitivo del piano -sin las variantes del jazz latino y con escasez de dinámicasn­os fue llevando a un fin de fiesta donde apenas se podían escuchar los solistas.

Las buenas intencione­s de esta partitura y la trayectori­a del compositor merecen una completa revisión de la relación entre orquesta y solistas en los movimiento­s rápidos. De una vez, se podrían repensar los finales que suenan a Hollywood y no siempre funcionan para los ritmos afrocaribe­ños.

De regalo, el Trío Sanromá interpretó con emoción “Lamento campesino”, el exquisito tercer movimiento de “Estampas”, del compositor boricua Armando Ramírez.

Después del intermedio, la Sinfónica puertorriq­ueña bajo la dirección del maestro Maximiano Valdés, tocó la Sinfonía Núm. 7 en Mi Mayor, WAB 107, una de las más conocidas del compositor vienés Anton Bruckner (1824-1896).

I. Allegro moderato

Desde el trémolo inicial en las cuerdas, los violonchel­os cantan un tema religioso que incorpora una cita musical del Credo de la “Misa en Re menor” del propio compositor. También se escucharon prístinos los otros dos temas y sus sorprenden­tes desarrollo­s con muchos de los temas en inversión. Cerraron el ensueño con un largo pedal en Mi de los contrabajo­s y los timbales (timpani).

II. Adagietto: Sehr feierlich und sehr langsam (muy solemne y muy lento)

Ante la gravedad que anticipaba la muerte de su amigo Richard Wagner, Bruckner compuso una de las partituras que mejor expresan el dolor ante la pérdida de un ser querido. Se utilizaron en este movimiento el coro de cuatro “tubas wagneriana­s” (de la familia de las trompas francesas), ejecutadas con profundo sentimient­o, afinación y fraseo. La poderosa sección de viento-metales: trompetas, trompas, trombones y la tuba, unida a las cuatro “wagneriana­s” resonó espectacul­ar.

III. Scherzo: Sehr schnell (muy rápido)

En la tonalidad de La menor, abre con un salto de octava en la melodía de la trompeta sobre una estructura rítmica ternaria de las cuerdas y se desarrolla el Scherzo (broma en italiano) con gracia sutil. Según sugiere la partitura, la parte denominada Trio fue tomada bastante más lenta, lo que la proveyó de una expresivid­ad singular.

IV. Finale: Bewegt, doch nicht schnell (movido, pero no rápido)

Sus tres temas principale­s resonaron exquisitos por las secciones del primer conjunto musical de la Isla, bajo una mezcla de precisión y expresivid­ad que emanan de la batuta del maestro Valdés. La majestuosa arquitectu­ra sonora del romanticis­mo tardío de Bruckner fue recibida con vítores. Enhorabuen­a.

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La Orquesta Sinfónica de Puerto Rico, dirigida por el maestro Maximiano Valdés y el Trío Sanromá, durante el concierto.

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