Kit de insultos primaristas
Autorizado por la Comisión Estatal de Elecciones; revisado por el Departamento de Educación y el Departamento de la Familia; con el aval del Departamento de Corrección (sin la firma de la Secretaria, por supuesto, pero con el visto bueno de la batería de médicos de Physician Correctional) y bautizado por Carlos Bermúdez -publicista de Maripily y, a la vez, miembro del Comité de Comunicaciones de la campaña de Jenniffer González-; con todo esto a su favor, el gobernador está próximo a firmar un proyecto de ley que, por tiempo limitado, le regalaría a los candidatos un Kit de insultos primaristas.
Como la mochila de emergencias en temporada de huracanes, el Kit de insultos primaristas viene en una pequeña carterita unisex de color negro, para evitar controversias de partido, del tamaño de las biblias con cremalleras, pero que a la vista parecerá una mezcla saludable del estuche de maquillaje tradicional (como el “neceser” de María Antonieta) y ese bultito de afeitar para “caballeros” que suele incluir una maquinita para depilarse los pelitos de las orejas y los de la nariz. Adentro, el kit tiene lo necesario para que el candidato construya ese insulto feliz, bajuno pero legal, que seguramente le daría una victoria mediática de fino lodazal léxico.
Aparte de las curitas con símbolos Disney y el frasquito para lágrimas típicas de este tiempo de victimización y jeremiadas, el kit incluye pequeñas figuritas de plástico que, combinadas, propician un festín de agravios originales: un mini Can-Am, un pequeño bulldozer, un frasco de pastillas y una aspiradora de mano en miniatura que resume las sugerentes frases de Jenniffer González: vengo a limpiar la casa, voy a enterrar a la competencia o mi contrincante usa pastillas. Además de una daga romana de plástico con la huella de las 23 puñaladas que le dieron a César según Suetonio, muy efectivas para recalcar la traición intra-partido, el kit trae una palita con brea y una paca de dinero adherida en la punta para recordar la obra realizada en carreteras y, a la vez, los casos de corrupción salpicados de asfalto; un carrito destartalado a la usanza de los juguetes Micro Machines para señalar el clasismo; unas hojitas de cizaña por aquello de darle al improperio un toque de parábola bíblica; y una nubecita con sol -tipo llavero- para seguir el ejemplo de Thomas Rivera Schatz: dar los “Buenos Días” antes de cualquier insulto por redes. Cortesía de los federales, el kit trae una pequeña gallera en miniatura, como las casitas diminutas de las “Polly Pocket”, para que los candidatos ensayen discursos en apoyo a los galleros; una figura de un gallo marrueco en movimiento de huida y otro de un gallo dando picotazos, como “el gallo que no se juye”, con el que se describen tanto Carlitos López como Tatito Hernández; y un pedazo de chicharrón, como los de Bayamón, también en miniatura -largo, apergaminado y rugoso- con esa frase grabada que el alcalde de Dorado ha puesto a la moda contra su contrincante primarista: “este municipio es mucho chicharrón pa’ un mellao’”.
A diferencia del genial ensayo “La guagua uno (modelo para armar)” de Magali García Ramis, que incluía tres versiones: el Básico, el Deluxe y el Supreme, el Kit de insultos primaristas consta de un modelo único, capaz de mezclar lo plebeyo y lo patricio. Similar a las tablillas fonéticas, el kit incluye pequeñísimas cartulinas con insultos antiguos que harán que cualquier contrincante busque en el diccionario: gañán, mentecato, patán, haragán, gafo, pelarruecas, bribón, granuja, alcornoque y zopenco. Para complacer el gusto educativo, poético y hasta bilingüe, el kit viene con un compendio de la coprolalia de algunos personajes de Shakespeare, Cervantes, Quevedo y hasta de Rubén Darío. De Shakespeare tiene citas como “Engendro aborrecido de los riñones de tu padre” ( Thu loathed issue of thy father’s loins); de Cervantes frases como: “armario de embustes”, “ratón casero”, “harto de ajos”; de Quevedo algunos versos contra Góngora: “Yo te untaré mis obras con tocino” o “perro de los ingenios de Castilla”; y de Darío ese poema en el que el bardo nicaragüense define la “canallocracia”.
De más está decir que el Kit de insultos primaristas incluye un carnet de pase grupal y de trato V.I.P. para directores o secretarios de agencias públicas que quieran visitar, a gusto y ganas, algún programa de análisis político en televisión. Advertencia: el Kit de insultos primaristas aún no ha sido aprobado por la Junta de Control Fiscal y posiblemente no llegue a tiempo para las primarias en junio.