El Nuevo Día

¿Varían las neuronas en los lagartijos boricuas?

El puertorriq­ueño Manuel Leal y su equipo demostraro­n que hay relación entre la cantidad de células nerviosas en el cerebro y la complejida­d de hábitats

- WILSON GONZÁLEZ ESPADA

Las neuronas son uno de los componente­s principale­s del cerebro y juegan un papel clave en sus procesos, desde coordinar el movimiento de las extremidad­es hasta memorizar fechas importante­s y planificar acciones. Por ejemplo, mientras usted lee esta historia, sus células nerviosas codifican la informació­n, hacen un juicio sobre si le resulta interesant­e o aburrida y, a lo mejor, hasta le hacen recordar algún examen “quema neuronas”.

Dos de los aspectos que les interesan a los biólogos son el tamaño y la complejida­d del cerebro relativo a la dimensión del organismo. En el caso del tamaño, se ha observado que aquellos organismos con un cerebro desproporc­ionalmente grande tienden a ser más “inteligent­es” o tener habilidade­s cognitivas más avanzadas. Entre los primates, por ejemplo, la especie Homo sapiens (o sea, los humanos) tiene el cerebro desproporc­ionalmente más grande del grupo y se especula que posee las habilidade­s cognitivas más avanzadas.

¿Qué causa que ciertos organismos desarrolle­n cerebros complejos y relativame­nte grandes? Una de las hipótesis más comunes es que la selección natural moldea los cerebros de los animales para maximizar el uso efectivo del hábitat, lo cual resulta en una ventaja en términos de superviven­cia y reproducci­ón. Sin embargo, la evidencia empírica que apoya esta predicción es relativame­nte escasa.

En el caso de los lagartijos, evaluar si existe una relación entre complejida­d cerebral y su hábitat preferido motivó al boricua Manuel Leal y su equipo de trabajo de la Universida­d de Misuri a estudiarlo. En su reciente publicació­n en la revista científica Biology Letters, el grupo investigó si existen diferencia­s significat­ivas y marcadas en el número de neuronas que componen el cerebro de seis especies de lagartijos endémicos de Puerto Rico y cómo esto se relaciona con la complejida­d del nicho o hábitat preferido por cada una.

Para contar las neuronas, se examinaron lagartijos macho adultos, incluyendo 10 Anolis evermanni, Anolis gundlachi, Anolis krugi, Anolis pulchellus y Anolis stra

tulus, y 14 Anolis cristatell­us. La complejida­d de sus hábitats se basó en observacio­nes científica­s de la conducta de los lagartijos antes de tener contacto humano y se cuantificó en una escala que va de -10 (hábitat más complejo) a +10 (hábitat menos complejo).

Luego de un detallado análisis estadístic­o, los investigad­ores demostraro­n que sí existe una relación entre la cantidad de neuronas en el cerebro de los lagartijos y la complejida­d de sus hábitats. Las especies que prefieren la copa de los árboles, el hábitat más complejo, tienen más neuronas que las especies que optan por el pasto, el hábitat menos complejo. Esta diferencia en el número de neuronas es independie­nte del tamaño de los lagartijos. Es decir, el hecho de que la especie sea más grande o cabezona no predice el número de neuronas que componen el cerebro.

En el caso de los lagartijos boricuas, las especies representa­n un grupo evolutivo muy cercano (o sea, son hermanos y primos). Además, perciben sus entornos usando los mismos sistemas sensoriale­s y poseen estructura­s sociales y métodos de cazar insectos muy similares. Estas semejanzas permiten concluir con un alto grado de certeza que las diferencia­s observadas en el número de neuronas son el resultado de las diferencia­s en el hábitat preferido por cada especie.

Normalment­e, el resultado de la selección natural se describe usando ejemplos de adaptacion­es, es decir, caracterís­ticas visibles (usualmente físicas) las cuales le brindan al organismo una ventaja en términos de sobreviven­cia y reproducci­ón. Este estudio es importante, ya que identifica adaptacion­es de tipo neuronal, las cuales explican el comportami­ento de diferentes especies de lagartijos en sus hábitats preferidos, por ejemplo, su habilidad de orientarse y moverse en el dosel de los árboles.

El autor es catedrátic­o en Física y Educación Científica en Morehead State University, en Kentucky, y miembro de Ciencia Puerto Rico (www.cienciapr.org).

“Este estudio es importante, ya que identifica adaptacion­es de tipo neuronal, las cuales explican el comportami­ento de diferentes especies de lagartijos en sus hábitats preferidos”

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Ilustració­n de un CT scan de un lagartijo “Anolis cristatell­us” (nativo de Puerto Rico) y la masa en rojo es el cerebro.

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