La aventura de un gato travieso
“The Garfield Movie” coloca al felino glotón y vago en medio de una historia llena de humor y acción
El equipo de producción de “Garfield”, el filme animado de Sony Pictures que devuelve la creación de Jim Davis a los cines hoy, definitivamente se han tomado bien en serio el que el gato titular sea el protagonista de un filme de verano.
La película provee entretenimiento liviano e inofensivo para toda la familia, pero las escala exagerada de esta aventura cinematográfica tiene muy poco que ver con el humor doméstico que caracterizaba las tirillas cómicas del personaje.
La película tiene más en común con una secuela de “Fast and Furious”, que mezcla elementos de James Bond y “Ocean’s Eleven” que con el material original.
Por fortuna, la película no altera para nada el humor que caracteriza a Garfield y encuentra un sinnúmero de formas para resaltarlo. Elaborar mucho sería entrar en territorio de spoilers , pero lo que se puede decir con seguridad es que aunque Garfield es la estrella, el que se roba el show es Ody, quien constantemente rompe la cuarta pared para dejarle saber a los adultos del púbico que el filme no se toma para nada en serio.
Sin embargo, son los personajes nuevos los que impulsan la trama hacia adelante. Años después de ser adoptado, Garfield (Chris Pratt) tiene que lidiar con el regreso de su padre (Samuel L. Jackson) y queda enredado en una de sus operaciones ilegales. Sacar a Garfield y a Ody de la casa de Jon tiene toda la lógica del mundo, sobre todo después de los dos filmes anteriores con estos personajes. Eso no quita que en varias ocasiones lo que se supone que es el núcleo principal del filme, la relación entre el protagonista y su papá, pierde fuerza y el guion se tiene que enredar con elementos ridículos y surreales. De estos el que mejor funciona es la gata desquiciada (Hannah Waddingham) que ingenia el plan maquiavélico que convierte a los protagonistas en criminales.
A diferencia de su participación como Mario, en esta película Chris Pratt si tiene la oportunidad de utilizar su talento para la comedia, aunque no logra superar la versión de Bill Murray en las producciones anteriores. Aun así las verdaderas estrellas de esta producción son los animadores que no dejan ni un solo chiste visual pasar desapercibido y llevarlo hasta su última consecuencia por más descabellada que sea. Esta energía cómica es contagiosa e irresistible.