TIROTEOS EN LAS AULAS
Desafortunadamente, ya se han convertido en algo muy común los tiroteos que ocurren tan frecuentemente en las escuelas estadounidenses.
La letal balacera de la semana pasada en un plantel de Texas se suma a una extensa lista de estos eventos sin sentido.
A mis hijos les ha tocado aprender por medio de cursos ofrecidos en la escuela cómo protegerse y reaccionar en caso de un tiroteo en sus escuelas.
Como madre me preocupa que mis hijos estén expuestos a este tipo de riesgo el cual para generaciones anteriores no era una preocupación.
Mi hijo mayor me comentó hace poco que le hubiera gustado haber nacido en mi época ya que mi generación tiene buenos recuerdos de su niñez mientras que la suya lo que va a recordar son los múltiples tiroteos en las escuelas. Tuve que contener el llanto al escuchar a mi hijo preadolescente decir esas palabras.
La pregunta que muchos nos hacemos es qué es lo que motiva a que nuestros adolescentes lleguen al extremo de querer cometer semejantes actos de violencia y sientan tanto menosprecio por la vida de los demás.
Cada vez que ocurre uno de estos eventos se revive la disputa acerca del control de armas. Algunos piensan que al controlar más la venta y posesión de armas de fuego se reducirían los tiroteos en las escuelas. Hasta cierto punto puede que tengan razón, pero entiendo que la causa, la raíz del problema no son las armas. Es más bien un problema con raíz espiritual.
Como padres y adultos responsables tenemos la obligación de inculcarles a nuestros hijos y a sus amigos el valor a la vida humana. Debemos sacar tiempo para hablar con ellos acerca de sus miedos, desafíos, dificultades. Debemos enseñarles también a amar y respetar a Dios. Ellos deben saber que Dios sufre cada vez que alguien comete un acto tan terrible como tirotear y matar a sus compañeros y maestros.