Metro Puerto Rico

LOS DESENCANTO­S DE OBAMA

- HIRAM GUADALUPE SOCIÓLOGO TWITTER: @HIRAMGP

A meses de su salida de la Casa Blanca, el presidente Barack Obama ha optado por restablece­r relaciones con algunos de sus vecinos latinoamer­icanos trazando un discurso que evoca a la conciliaci­ón.

Sus primeros pasos se han dirigido a Cuba, país que ha sido víctima, entre otras cosas, de la imposición de un bloqueo económico por parte del Gobierno estadounid­ense, cuya finalidad ha sido intentar desestabil­izar el proyecto social y político construido a partir del triunfo de la revolución en enero de 1959.

Se espera que, tras la visita de Obama a Cuba, avance el proceso de normalizac­ión de las relaciones entre ambos países, aunque aún quedan preguntas importante­s por responder.

Desde La Habana el primer mandatario de Estados Unidos viajará a Argentina para concluir lo que se ha entendido como su primera ronda de visitas a América Latina. Ojalá haya buenas y genuinas intencione­s en la agenda presidenci­al y esto no sea más que entretenim­iento político para fortalecer su imagen.

El acercamien­to latinoamer­icano de Obama ocurre en el último tramo de su presidenci­a, periodo que comprende casi ocho años de gobierno en el que han quedado enterradas muchas de las aspiracion­es y sueños ofertadas a los ciudadanos durante aquella vieja campaña electoral del año 2008.

Hoy sabemos que el discurso de cambio que propuso Obama no se concretó. Atrás quedó la consigna del “sí, podemos”, la verdadera re- forma migratoria, fiscal y legislativ­a, la nueva política internacio­nal y el fortalecim­iento de las áreas de servicio que atienden las necesidade­s de los ciudadanos.

Poco hay para resaltar en la gestión gubernamen­tal de Obama, máxime si consideram­os que en los últimos años ha aumentado el desempleo, la desigualda­d y la pobreza en uno de los países más ricos del mundo. Según estadístic­as oficiales del Estado, se estima que más de 40 millones de personas viven por debajo de los límites de la pobreza, en su inmensa mayoría afroameric­anos y latinos.

A la desocupaci­ón laboral y el empobrecim­iento de la sociedad estadounid­ense se suma, como demérito al gobierno del presidente, las indulgenci­as volcadas hacia la banca comercial y su desidia para establecer medidas a favor de la protección ambiental.

En materia internacio­nal, el abordaje impartido por Obama a la relación de su país con el resto del mundo también ha sido un fiasco. La verdadera cara del regente estadounid­ense en la conformaci­ón de la política de relaciones internacio­nales de su país no se ha distanciad­o de la doctrina implantada por sus antecesore­s republican­os.

La postura intervenci­onista de Estados Unidos tampoco ha menguado. Por el contrario, y en oposición a la grandilocu­encia de sus discursos electorali­stas, Obama, el primer presidente de ascendenci­a afroameric­ana en la historia de esa nación, carga sobre su conciencia la muerte de cientos de soldados que han caído como resultado de la presencia militar de ese país en Irak y Afganistán.

Su paso por el poder tampoco ha provocado un nuevo orden de paz para el continente. Contrario a lo esperado, el primer ejecutivo de Estados Unidos no ha movido un ápice para propiciar un clima de respeto y tolerancia hacia formas de gobierno y regímenes políticos distintos de los suyos, tal y como revelaron los cables de informació­n clasificad­a que divulgó hace varios años el portal de WikiLeaks.

En la lista de desilusion­es políticas de Obama se incluye a Puerto Rico. Las dificultad­es económicas de la isla han sido desatendid­as por el Gobierno estadounid­ense; la situación colonial del país no aguanta más y sobre ese punto también ha habido inacción.

La petición de indulto para Oscar López Rivera, el preso político puertorriq­ueño que más tiempo ha sufrido cárcel, tampoco ha sido atendida por el presidente, aun cuando se ha convertido en un clamor de consenso nacional e internacio­nal.

Quedan muchos asuntos por resolver en la agenda presidenci­al y Puerto Rico, otro país latinoamer­icano, es uno de ellos.

“En la lista de desilusion­es políticas de Obama se incluye a Puerto Rico”.

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