La “ballena azul” y las falsedades de Internet
que tienen más sentido de exploración asuman el reto en la red. Pero no se puede generalizar. No todos los jóvenes aceptarán jugar el reto. Los más vulnerables son los que están solos, con necesidad de aprobación y sentido de pertenencia. Dentro de esta población no todo es blanco y negro; hay muchísimos grises que también hacen parte de un contexto particular, sobre todo si el joven está en un contexto más urbano, donde tiene más acceso a la información”, explica Víctor Solano, analista en medios.
Ahora bien, ¿qué tan cierta es la historia detrás del juego? Y, por supuesto, ¿qué llevaría a un joven a suicidarse solo por un reto así?
Si hubo 130 adolescentes muertos en Rusia, por lo menos no fueron por la “ballena azul”. Según el sitio de rumorología Snopes, todo nació de la tergiversación de una historia del año pasado del periódico ruso Novaya Gazeta.
El artículo reportó una docena de suicidios infantiles en Rusia durante seis meses, cuyas víctimas fueron parte de un juego en línea en VK.com. Luego, una investigación de Radio Free Europa mostró que esos suicidios nunca tuvieron relación con las comunidades en línea mencionadas.
Los datos gubernamentales en Rusia mostraron que en 2013, 461 jóvenes se quitaron la vida y que 62 % de los suicidios en adolescentes se asociaron a conflictos con la familia, maestros y amigos. Ahora, si se habla a nivel mundial, la cifra también es desalentadora: según la OMS, cerca de 800 mil personas se suicidan cada año y es la segunda causa de muerte entre los jóvenes de 15 a 29 años. Si bien para la organización el suicidio es un tema de salud pública, en muchos países la atención a la salud mental es deficiente. Y no ayuda que los jóvenes sean prácticamente ignorados por sus padres.
Por esto, más allá del pánico viralizado en la web, vale la pena preguntarse por las políticas públicas que tienen los gobiernos para incentivar el uso de la tecnología de una manera responsable y sana. Y por supuesto, que los padres y educadores vayan más allá de mirar con horror las redes sociales y la tecnología y comenzar a verla como parte vital de la vida de sus hijos.