Desesperante la búsqueda de agua y gasolina en Florida
Nicole Sánchez, que espera en la fila del supermercado, muestra su indignación porque “ya no queda” ni agua ni latas de conserva, algo que considera “inadmisible” y apunta a los comercios como culpables del “caos y la desesperación”.
“La culpa la tienen las grandes empresas por no empezar antes el abastecimiento de las tiendas”, sostiene la colombiana, que considera que los grandes comercios deberían haberse preparado mejor para atender la necesidad de los consumidores.
Toda precaución es poca ante un peligro como el que supone el ciclón Irma, el huracán de mayor envergadura registrado en el Atlántico y que podría llegar a Florida el fin de semana, tras dejar atrás un saldo de al menos once fallecidos en el Caribe. En este sentido, muchos afirman que “hay miedo” en la ciudad, lo que empujó a numerosos residentes a iniciar las compras de productos de “primera necesidad” mucho antes de lo habitual.
La gasolina es otro de los elementos básicos que demandan los residentes de Miami, quienes se agolpan desde la noche y sufren muchas horas de espera para poder repostar el tanque de sus vehículos.
Sin embargo, muchos de esos surtidores permanecen cerrados y completamente vacíos, debido al exceso de demanda desde hace días.
Para intentar paliar esta situación, el gobernador de Florida, Rick Scott, mandó a la policía estatal que escolte a camiones cisterna para asegurar que la gasolina llega lo antes posible a los puntos de venta.
Muchos no han esperado tanto, y las calles y autopistas de la ciudad lucen medio vacías, todo lo contrario que las vías de evacuación hacia el norte, que han registrado fuertes aglomeraciones.
También son constantes las interminables filas en los almacenes de bricolaje en las que, bajo el sol abrasador de Miami, los clientes esperan refugiados bajo sus paraguas a que los responsables repongan los productos más solicitados, como los tablones de madera y la chapa para proteger las ventanas y puertas de las viviendas.
Ante esta situación de amenaza, Mariano, argentino residente de la zona, se muestra paciente y afirma que es “lógico” que haya caos, problemas y colas de consumidores.
“El mundo es un gran caos, sobre todo cuando hay un peligro importante como este”, añade.