Empezar desde cero
Ni la crisis económica ni los comentarios negativos sobre el futuro de Puerto Rico la hicieron unirse a la diáspora, pero sí la falta de luz durante más de 200 días. Aunque Gladys Rosario anhela regresar a su casa y entiende que está más segura en la de su hija, quien vive en el estado de Florida, a donde se mudó por los pasados cuatro meses ante la inseguridad del restablecimiento del servicio de energía eléctrica en la zona rural de Morovis.
“Allí no se puede vivir. Es como si el huracán hubiese pasado ayer y aquí me siento más segura”, contó a Metro la mujer quien espera porque se dé el momento adecuado de volver a Puerto Rico. “Jamás pensé tener que pasar por esto. Literalmente, mi hija me rescató de la depresión que me estaba dando al ver mi casa completamente a oscuras noche tras noche”, agregó la mujer de 56 años.
Fue precisamente la salud emocional de Rosario lo que motivó a su hija, Beatriz Vélez Rosario, a convencerla de hacer la mudanza temporal, pues sabe que las condiciones que viven muchos puertorriqueños representan un riesgo de vida especialmente para las personas más vulnerables, como son los ancianos y pacientes con enfermedades crónicas.
“Si yo no la sacaba de allí, quién sabe cómo estuviera ella ahora. Mi mamá se la pasaba llorando”, contó Vélez sobre su decisión, que le ha servido para pasar más tiempo con su madre.
Lo que sí asegura Rosario es que regresará a la isla tan pronto sus vecinos le confirmen el restablecimiento del servicio eléctrico en su comunidad y espera que sea antes de que comience a estorbar en una casa ajena. “No te creas, a veces me dan ganas de irme a un hotel, pero es que no tengo como pagarlo. Me duele hacerme tan dependiente de mi hija”, expresó resignada.
Mientras tanto, intenta ayudar a su comunidad, enviándoles desde Estados Unidos, suministros y algunos artículos que amortiguan el impacto de estar sin luz por tanto tiempo, y aunque mantiene comunicación con ellos, a veces prefiere no llamarlos para no recordar el panorama que la obligó a empezar de cero en un país que no es el suyo.
A veces reconoce que su decisión fue arriesgada, puesto que abandonó la mayoría de sus pertenencias y, al momento, desconoce la condición que se encuentran, pero “nada vale más que la salud emocional de uno”, dijo desde la ciudad de Orlando donde se mantiene informada a través de los medios de comunicación sobre cómo va el proceso de recuperación de la isla tras el azote del huracán María.
“No juzgo al que se va (de Puerto Rico), es una decisión bien personal y yo nunca imaginé que me iba a pasar a mí”, explicó al mismo tiempo que les recomendó a quienes atraviesen momentos como ella, a que busquen un mejor porvenir así sea fuera de su patria.