Primer año de Macron: proyección mundial, problemas en casa
En apenas un año como presidente de Francia, Emmanuel Macron ganó proyección mundial, habló en nombre de Europa y de los valores democráticos de Occidente y entabló una sorpresiva amistad con Donald Trump. Pero el mayor impacto lo tuvo en casa, donde también enfrentó los mayores problemas.
Las huelgas y las manifestaciones en contra de sus reformas económicas dominaron el panorama político francés en las últimas semanas, y decenas de miles de personas realizaron el sábado una “fiesta” para compartir su enojo con Macron. Muchos temen que esté haciendo a un lado el estilo de vida francés a cambio de una visión del mundo más estadounidense, enfocada en la generación de riqueza.
Amigos y enemigos coinciden en que la Francia de Macron no es la misma que heredó al asumir la presidencia el 7 de mayo de 2017. Este recién llegado a la política, de 39 años, ayudó a contener una ola populista al derrotar a la candidata de extrema derecha Marine Le Pen con una plataforma proeuropea y pro libre comercio.
En poco tiempo modificó las estrictas reglas laborales de Francia y elevó su presencia mundial. Surgió como el principal vocero de Europa y fue el primer líder mundial al que Obama le ofreció una cena de estado en Washington el mes pasado.
En un discurso ante el Congreso estadounidense, Macron asomó como un líder mundial, defensor de un sistema de libertades basadas en reglas, donde impera el libre mercado, y los Gobiernos democráticos que las naciones de Occidente promueven desde la Segunda Guerra Mundial.
“Podemos optar por el aislamiento, el repliegue y el nacionalismo”, expresó Macron. “Pero cerrarle la puerta al mundo no va a detener la evolución del mundo. No atenuará, sino que aumentará el temor de nuestros ciudadanos”.