Cuando Google te hace desconfiar de médicos
gente tendía a ser más intolerante a las estatinas. Esto coincidía con el gran acceso a páginas en Internet donde se discuten efectos adversos de la medicina. La intolerancia de esos países angloparlantes se contrapone a lo obtenido en varios estados de Asia y Europa oriental, cuyas personas desarrollaban más tolerancia.
En resumen, los pacientes que tuvieron más acceso a la información de los efectos secundarios fueron más propensos a sufrirlos. Para el doctor Baiju Shah esto es algo que se ha vuelto muy común.
Yoalveth Losada, médico cirujano en el Texas Heart Institute en Houston, no cree del todo en la teoría del efecto nocebo. “Si el medicamento no tiene una acción bioquímica definida, la parte mental puede afectarlo. Pero si el medicamento tiene una acción bioquímica farmacológica definida, él actúa por encima de cualquier estado mental del paciente. Por ejemplo, si se suministra adrenalina: la presión arterial y la frecuencia cardíaca aumenta, quiera el paciente o no”.
Así mismo, cree que, para este estudio, se debieron haber tomado otras variables ajenas a la información disponible en Internet. “En EE. UU., los niveles de colesterol son más altos que en otros países y se suelen recetar dosis máximas de estatinas. En grandes dosis puede atrofiar los músculos y causar dolor, independientemente del estado mental del paciente”.