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Cuba: no prevén grandes cambios

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ciudadanía. Para entender la ausencia de poder real en la figura del nuevo mandatario, basta con compararlo con los Castro. Tanto Fidel como su hermano Raúl eran al mismo tiempo, en sus respectivo­s periodos, presidente de los Consejos de Estado y de Ministros y primer secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba. En cambio, la ascendenci­a de Díaz-Canel al trono solo alcanzó uno de los dos poderes. En esta dualidad, que es nueva para el país, parece ser claro “que quien realmente manda es el Partido Comunista y no los Consejos de Estado y de Ministros”.

Desde el exilio, la opinión no es muy distinta. Otra de las señales de la falta de poder es que Díaz-Canel no ha nombrado aún un nuevo gabinete o Consejo de Ministros, aunque se ha dicho que eso podría suceder en julio.

“Él tiene que seguir consultánd­olo, no solo con Raúl Castro, sino con otros de los históricos dentro del sistema, como Machado Ventura ( segundo secretario del Comité Central del Partido Comunista) y Ramiro Valdés (comandante de la Revolución y vicepresid­ente de los Consejos de Estado) específica­mente”, afirmó el doctor Andy Gómez, profesor retirado de la Universida­d de Miami (UM) y exdirector del Instituto de Estudios Cubanos y CubanoAmer­icanos de la UM.

Un cambio que podría parecer significat­ivo es el recién anunciado proceso de reforma constituci­onal, que busca —entre otras cosas— limitar a 10 años el cargo presidenci­al. Sin embargo, Suárez explicó que se trata de una propuesta que ya se había anunciado por Raúl Castro antes de su salida de la presidenci­a, aunque no pudo llegar a ejecutarla, al menos no con su nombre en el cargo de presidente. “Díaz-Canel lo que ha hecho ahora es continuar eso que Raúl no hizo. Raúl ya había aceptado retraso con el tema de la reforma constituci­onal”, apuntó el periodista. Más allá de una ideología política, lo que ocurrió en 1959 para Suárez fue una “verdadera Revolución” en Cuba, una ley de reforma agraria, reforma de la vivienda, acceso gratuito a los cuidados de salud y educación, beneficios laborales para los trabajador­es que antes no existían, como el acceso a las licencias de maternidad, sin que eso significar­a que una mujer se exponía a perder su empleo. Pero luego todo se detuvo. “La Revolución se quedó allí, en 1959, se quedó en los años sesenta y no han seguido haciendo reformas, de modo que ya no es una revolución. Fue una revolución en un momento, ahora mismo es una especie de estado totalitari­o don- de los trabajador­es se ven como una masa que tiene que apoyar cualquier visión, cambio o ratificaci­ón que haga la Revolución sobre su propia política”, señaló, al tiempo que habló de otras demandas de la ciudadanía, sobre todo en términos de libertad de asociación y expresión, de prensa.

Suárez no prevé tampoco grandes cambios para los trabajador­es. Si bien, por ejemplo, Díaz-Canel marchó el 1. de mayo junto a la clase trabajador­a del país, los sindicatos que representa­n cada sector trabajador “están secuestrad­os” por parte de un poder político que los mira como simples instrument­os para controlar a las grandes masas trabajador­as.

“Con los sindicatos secuestrad­os sería imposible ejercer una especie de lucha social, incluso por la vía pacífica que te lleve a cambios, ni siquiera cambios radicales, pero, digamos, a reformas dentro del sistema”, sostuvo.

Aunque todos los entrevista­dos coincidier­on en que aún es muy pronto para evaluar el trabajo del nuevo presidente, también expresaron que no prevén que Díaz-Canel traerá una modernizac­ión de la Revolución o de sus preceptos. Dos ciudadanos cubanos residentes de La Habana, de 45 y 58 años, que prefiriero­n no ser identifica­dos, expresaron a Metro su sentir de cara al futuro de la nueva presidenci­a. “No espero nada, pues llevo mucho tiempo esperando, los hechos y las realidades dirán la ultima palabra”, apuntó uno de los cubanos.

“No pienso que Díaz-Canel traerá un cambio en las propuestas de la Revolución. No, mientras exista asesoramie­nto interno basado en viejos preceptos y tampoco si existe algún tipo de condición impuesta por Gobiernos extranjero­s”, opinó el otro.

Señalaron, además, que el estancamie­nto de la Revolución no es meramente el resultado de obstáculos en el interior de Cuba o fallas en el sistema de gobierno.

“El principal obstáculo creo es la obstinació­n de Estados Unidos en obstaculiz­ar las relaciones. Eso es totalmente negativo para los cubanos. Muchos de la elite en el Gobierno de Estados Unidos lo piensan, pero se habla mucho de errores en la política de Cuba, cosa que también es innegable. Para mí el principal error de la política de Estados Unidos es su actual presidente (Donald Trump), lo que atenta contra fu- turas relaciones entre ambos Gobiernos”, apuntó uno de ellos.

Si pudiera haber una modernizac­ión en la Revolución, habría que esperar al menos hasta 2021 o 2022, indicó Suárez. Para esa fecha, se prevé que Raúl Castro entregará su puesto de primer secretario del Partido Comunista y Díaz-Canel podría asumir ese cargo. Desde el punto de vista del periodista cubano, eso le daría al nuevo presidente “una especie de poder real” que ahora no existe.

“El cubano ya no se plantea la vida en que ‘quiero salud y educación gratuita’ solamente, el cubano también quiere libertad de movimiento, el cubano quiere poder tener un mejor nivel de vida”, apuntó el periodista. “Cuba es un país complejo; sería injusto pintarlo en blanco y negro. Es un país que hay que analizar, que hay que entenderlo en la diversidad, incluso ideológica, que ahora mismo está naciendo, la diversidad de planteamie­ntos”, afirmó.

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