Cosmética emocional: productos para el alma
médicos de antaño están al alcance de cualquiera y que el producto no provoca “milagros”, pero ayuda a profesionales para ayudar en la salud física, emocional y mental.
Así, de la mano de la macrotendencia actual del bienestar (también prioridad de la OMS) y el well-being, así como del consumo consciente, en Europa –y sobre todo en España– esta corriente alternativa de belleza, que se alinea en busca de la felicidad, tiene varias marcas que mezclan propiedades farmacológicas de aceites, cuyas esencias y productos actúan sobre el cuerpo aportando energía y renovación, así como liberación de estrés y, de paso, buscar las raíces de arrugas y ojeras, entre otros signos distintivos. The Emotions Lab, Dafna’s Personal Skincare y Mádara, entre otras, usan ingredientes cien por ciento naturales en estos productos, cuyos activos – ginseng, bambú y centella asiática, entre otros– ofrecen beneficios para el organismo. “Es emocionante adentrarte en un universo que tumba la idea tradicional de cosmética, contra un lobby que mueve miles de millones de dólares basados en un concepto de belleza superficial. Pero ¿quién se ocupa de las arrugas del alma? Por ese motivo nace Emocosmética”, explica a Metro Manu Herrera, cofundador de la compañía Emocosmética.
Para la cosmética emocional sí es una realidad eso que ha dicho la industria por años: verse bien es sentirse bien. Pero ellos invierten en la fórmula para trabajar, internamente, lo que externamente miles de productos han ignorado por años: la belleza de las emociones.