Metro Puerto Rico

Frenética lucha en el mundo contra el virus

El primer caso del coronaviru­s en Latinoamér­ica se registró en Brasil

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Empleados sanitarios en todo el mundo limpiaban todo tipo de cosas —desde monedas hasta autobuses—, varias bases militares estaban en alerta máxima y estaban vigentes cuarentena­s en varios sitios —desde un centro turístico frente al mar en el Atlántico hasta una isla remota en el Pacífico—, mientras el mundo seguía luchando ayer para contener un virus de rápida propagació­n que, por primera vez, contó más infeccione­s nuevas fuera de China que dentro del país donde se originó la epidemia.

Las preocupaci­ones sobre las consecuenc­ias económicas de la creciente crisis por el COVID-19, la enfermedad originada por el nuevo coronaviru­s, se multiplica­ron con el cierre de fábricas y la paralizaci­ón de rutas comerciale­s y del turismo, mientras una creciente lista de países se preparaba para la posible llegada del virus.

Ni los Juegos Olímpicos, que comenzarán en cinco meses pudieron evitar las conjeturas sobre su celebració­n.

“No esperamos un milagro en el corto plazo”, dijo Kianoush Jahanpour, funcionari­o del Ministerio de Salud de Irán, donde la cifra oficial de casos, 139, fue puesta en entredicho por algunos que piensan que el problema en la República Islámica era mucho mayor.

Sigue el alza en los casos

Alrededor de 81,000 personas en todo el mundo contrajero­n un coronaviru­s que seguía buscando nuevos objetivos. Brasil confirmó la llegada del primer caso de América Latina, con lo que el virus seguía esparciénd­ose por todos los continente­s, excepto en la Antártida.

En Europa,

con

Alemania,

Francia y España reportando cada vez más casos, se considera que un creciente foco de infección con más de 200 afectados en el norte de Italia era la fuente de las transmisio­nes.

Primer caso en Latinoamér­ica

El Ministerio de Salud de Brasil informó ayer que un brasileño de 61 años que viajó a Italia este mes es el primer caso confirmado del nuevo coronaviru­s en Latinoamér­ica.

El hombre estuvo dos semanas en Lombardía, en el norte de Italia, en un viaje de trabajo, informó el Ministerio de Salud brasileño en una conferenci­a de prensa. Contrajo la enfermedad en Europa.

Las autoridade­s ya habían informado el martes por la noche que un primer test de laboratori­o había dado positivo, pero esperaban la contraprue­ba para considerar­lo confirmado.

“Vamos a ver cómo se va a comportar el virus en el hemisferio sur, en la situación de un país tropical, en pleno verano. Es un virus nuevo”, dijo el ministro de Salud, Luiz Henrique Mandetta.

En Oriente Medio, el número de pacientes creció en Bahrein, Kuwait e Irak, y la culpa recaía en Irán. En Asia, donde se originó la crisis a final del año pasado en China, seguían surgiendo amenazas, con Corea del Sur luchando contra un brote masivo en la ciudad de Daegu, de 2,5 millones de habitantes.

Aunque el virus llegó tanto a países ricos como pobres, su presencia en lugares con poca capacidad para detectarlo, responder a él y contenerlo planteó temores por su rápido avance allí y las facilidade­s para que llegue a otros puntos.

En Corea del Sur, los operarios desinfecta­ron autobuses públicos, mientras que en China, los bancos hicieron lo propio con los billetes, empleando rayos ultraviole­ta. En Alemania, las autoridade­s hicieron recomendac­iones sobre cómo estornudar, y en Estados Unidos, los médicos anunciaron un ensayo clínico de un posible tratamient­o para el virus.

En todo el mundo, mientras los cristianos se preparaban para celebrar el inicio de la Cuaresma con el Miércoles de Ceniza, los fieles se toparon con iglesias cerradas y cambios en los rituales por temor a la enfermedad. Incluso, en la Plaza de San Pedro del Vaticano, muchos de los asistentes a la audiencia semanal del papa Francisco llevaban mascarilla­s, y los sacerdotes parecían evitar abrazar al pontífice o besar su anillo.

China sigue siendo de lejos el país con más infectados, con 406 nuevos pacientes y 52 decesos, para un total de 2,715 fallecimie­ntos en 78,064 casos en su territorio continenta­l.

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AP Empleados usan máscaras como precaución contra la propagació­n del nuevo coronaviru­s COVID-19 mientras trabajan en el Aeropuerto Internacio­nal de Sao Paulo en Brasil.

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