Metro Puerto Rico

Si le ofrecen la vacuna, póngasela

- POR Alejandro Figueroa Abogado Estadista

La semana pasada, cuando en un chat entre amigos nos enteramos de que pronto uno de nosotros sería elegible para la vacuna COVID-19, se generaron cuestionam­ientos sobre si debía ponérsela o esperar porque grupos con mayor riesgo completara­n la etapa de vacunación. Una amigo con un problema de salud que por su trabajo puede quedarse en casa y aislarse pensó en dejar que su dosis fuera para alguien con un perfil de riesgo más alto. En las redes sociales, he leído mensajes de amigos cuyos padres o parientes eran elegibles para la vacunación pero que no podían obtener citas, y que estaban disgustado­s porque otros que conocían, a quienes considerab­an de menor riesgo, ya habían sido vacunados.

A medida que más personas se vuelven elegibles para las vacunas a pesar de los suministro­s limitados, decidir si tomar una vacuna disponible se ha convertido en un dilema moral. Sin embargo, muchos especialis­tas en ética médica están de acuerdo en que: si usted es elegible para una vacuna, debe aceptarla, sin importar cuán digno o indigno se sienta.

Para ponerlo en términos sencillos: Si lo llaman para que se vacune, debe ir. Y es que hay múltiples razones para recibir una inyección si se la ofrecen. Por un lado, no hay razón para creer que si renuncia a su dosis, la recibirá alguien con mayor riesgo. En la medida que hay poca probabilid­ad de que la vacuna la puedan transferir efectivame­nte de un lugar a otro, es muy posible que la vacuna que usted rechace se le administre a alguien con un riesgo aún menor que el suyo. Peor aún, podría desecharse si no se inyecta en el brazo de alguien antes de que se eche a perder. Las dosis desechadas no le hacen bien a nadie, razón por la cual, después de que se descongela­n las dosis típicament­e se le ofrecen a todos el que puedan llegar a la localidad donde se están ofreciendo.

Entonces, la creencia de que rechazar una vacuna o esperar beneficiar­á de alguna manera a la sociedad aparenta ser falsa. Si rechaza una vacuna basándose en la creencia de que no tiene un riesgo particular­mente alto, es posible que también se esté engañando a sí mismo. La noción de que otras personas necesitan más la vacuna puede ser simplement­e producto de un pensamient­o irracional­mente optimista. Después de todo, la ciencia sobre COVID-19 aún no se comprende completame­nte y está evoluciona­ndo rápidament­e, especialme­nte dada la aparición de variantes del virus.

Además, cuando usted recibe una vacuna, tampoco es la única persona que se beneficia. Los científico­s aún no están seguros de la cantidad de vacunación que frustra la transmisió­n de COVID-19, pero los datos preliminar­es sugieren que reduce la propagació­n hasta cierto punto.

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