Metro Puerto Rico

Glenn C. Savage

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¿Fue el 2020 un año perdido para la educación?

— Desde una perspectiv­a global, la respuesta sería tanto un sí como un no, dependiend­o del lugar donde los jóvenes asistan a la escuela. Para muchos estudiante­s, 2020 fue un año terrible para la progresión de su aprendizaj­e. Hay datos profundame­nte preocupant­es a nivel mundial que muestran los impactos académicos negativos que la pandemia ha tenido en los logros de los jóvenes. Esos impactos están fuertement­e influencia­dos por factores socioeconó­micos, y es más probable que los jóvenes de entornos desfavorec­idos hayan sufrido un impacto negativo. Los impactos también son muy diferentes cuando comparamos las naciones. En Australia, los jóvenes sólo dejaron de asistir a la escuela presencial durante un período relativame­nte corto, y el paso a la enseñanza en línea fue en muchos casos exitoso. En otras naciones, los jóvenes han pasado largos períodos fuera de las escuelas y los sistemas educativos han luchado para moverse efectivame­nte hacia el aprendizaj­e en línea.

¿Es posible medir el impacto que la pandemia COVID-19 tuvo en la educación mundial?

— Medir el impacto de la pandemia en el rendimient­o académico es complicado, pero más fácil de hacer cuando se compara con la medición del impacto en otras áreas del desarrollo de los estudiante­s. Por ejemplo, un elemento crucial de la pandemia que no ha recibido la atención que merece hasta la fecha es considerar lo que se pierde cuando las escuelas, como lugares primarios de socializac­ión de los jóvenes, dejan de funcionar cara a cara. Estas dimensione­s sociales de la escolariza­ción incluyen las relaciones de los jóvenes con los demás, su desarrollo como futuros ciudadanos y mucho más. ¿Cómo medimos estas dimensione­s? Es mucho más difícil. Para mí, la pandemia ha reforzado la idea de que las escuelas no son sólo fábricas para la transmisió­n de conocimien­tos académicos, ni tampoco son simples invernader­os para la elaboració­n de futuros participan­tes en las economías nacionales y mundiales. Las escuelas son, en cambio, donde están nuestros futuros ciudadanos. Futuros ciudadanos que necesitan las escuelas para ayudarles a navegar por los mundos sociales. Cuando lamentamos lo que se está perdiendo por la pandemia en la educación, deberíamos lamentar la vida social de las escuelas.

¿Qué tan efectiva es la escuela en línea?

— Cuando comparamos el aprendizaj­e en línea entre los sistemas educativos de todo el mundo, existen diferencia­s muy preocupant­es en cuanto a la eficacia del cambio a la educación en línea. Muchos sistemas simplement­e no tenían la infraestru­ctura técnica en su lugar para mover de repente un gran número de jóvenes a la red. Muchos profesores carecen de una formación adecuada en la enseñanza en línea. Y muchos jóvenes viven en hogares que carecen de acceso a la Internet de alta velocidad y a los dispositiv­os necesarios para impartir educación en línea. En el otro extremo del espectro, algunos sistemas educativos estaban muy bien situados para hacer la transición al sistema en línea.

profesor asociado de política educativa y sociología de la Universida­d de Australia Occidental

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