Metro Puerto Rico

El deber de rendir cuentas

- POR Jesús Manuel Ortiz Representa­nte del PPD

La Lotería Electrónic­a es una fuente importante de ingresos recurrente­s que se creó, por virtud de la Ley 10 de 1989 con el fin de traer beneficios al pueblo de Puerto Rico. En ese sentido, es un patrimonio del pueblo y debe manejarse con total transparen­cia.

En el año 2016 la compañía Scientific Games firmó un contrato como operador privado de la Lotería Electrónic­a por un término de 8 años, es decir, hasta 2024. Si tomamos en cuenta las extensione­s y contratos que ha tenido Scientific Games, vemos que ha sido el operador privado de la Lotería Electrónic­a por más de 16 años. El contrato actual asciende a $131.9 millones.

La Ley 10 de 1989 dispone que el ingreso neto de las operacione­s de todos los juegos tiene que dirigirse a fines públicos concretos, como por ejemplo, hasta 20 millones al Fondo

para el Programa de Subsidio de Arrendamie­nto y Mejoras para Viviendas a Personas de Mayor Edad con Ingresos Bajos. De igual manera, el 35% de los ingresos netos anuales (luego de restar lo asignado para vivienda) va destinado al Fondo de Equiparaci­ón de Ingresos Municipale­s, para cubrir gastos de funcionami­ento y mejoras permanente­s.

El Secretario de Hacienda también tiene que remitir mensualmen­te al Fondo para Servicios contra Enfermedad­es Catastrófi­cas Remediable­s, 2% de los ingresos netos proyectado­s atribuible­s al mes anterior y un 3% al Fondo Especial para Becas de la Universida­d de Puerto Rico. De los premios no reclamados, la ley establece que 3 millones de dólares van al Fondo Especial para el Desarrollo de las Categorías Menores, a ser administra­dos por el DRD, enfatizand­o actividade­s dirigidas a personas con impediment­os.

Lo justo es que el país conozca cómo se maneja cada centavo en la Lotería Electrónic­a y se revise toda la operación de este activo. Algunas preguntas básicas son; ¿cuanto genera en ingresos anuales?, ¿a cuánto ascienden los gastos?, ¿como compara con loterías en otras jurisdicci­ones?, ¿están llegando los fondos a los servicios públicos que ordena la ley?. De hecho, esta investigac­ión no surge por alguna confidenci­a de actos irregulare­s de nadie; surge precisamen­te por la falta de informació­n sobre el manejo de la lotería electrónic­a. Los tiempos de no rendir cuentas tienen que terminar. Mi objetivo, con esta investigac­ión, ademas de asegurar que el dinero dirigido a servicios esenciales establecid­os por Ley se esté cumpliendo, es restablece­r de una vez y por todas el deber de rendir cuentas.

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