Marcelo Ebrard, apuesta a su trayectoria, en ruta a carrera presidencial en México
Entrevista Metro habló con el canciller que se perfila como sucesor de Andrés Manuel López Obrador.
El contexto complejo que se encontró Marcelo Ebrard al aceptar el cargo de canciller de México no lo pudo imaginar. Una pandemia, una crisis mundial y la guerra en Europa, así como el cambio de paradigma político en Latinoamérica, han protagonizado estos casi cuatro años del canciller al frente de la SRE; sin embargo, se ha mantenido como una de las figuras más fuertes dentro del gabinete de AMLO. Es por ello que también se posiciona como una carta clave para sucederlo en 2024. De ello y de su gestión conversó con Metro.
¿Se imaginaba la complejidad diplomática y mundial en la que le ha tocado trabajar?
— Ha sido más complejo de lo que esperábamos, tanto por la pandemia como por la nueva geopolítica. Ha sido más rápida y ahora estamos en una especie de trampa de Tucídides, otra vez.
México ha movido a Latinoamérica y a sus gobiernos a la izquierda.
—Vamos a una posición más hacia la igualdad, tuvimos un buen tiempo donde todo era libre mercado, libre comercio, etc. Ahora tienes una preocupación creciente de que la estabilidad depende de la igualdad. Algo que parece obvio, pero con las políticas que se siguieron en los últimos 40 años, aumentó la desigualdad, no solo en México.
¿Cuáles son los retos de la Cancillería?
—La relación con Estados Unidos es un reto todos los días. Tenemos tres mil kilómetros de frontera y necesitamos, desde el punto de la estrategia de seguridad de México, reducir el envío de armas desde EU a nuestro país. Estamos inundados de armas de ellos, lo mismo que está Colombia, Centroamérica. Segundo, reducir drásticamente el envío de recursos de las organizaciones que manejan drogas, ya que la última milla está en Estados Unidos. Esa utilidad financiera está allá, necesitamos que se restrinja la llegada de esos recursos. Armas y recursos.
Cambiando de tercio, usted tiene uno de los perfiles progresistas más completos dentro de la política mexicana. Ha sido secretario de Gobierno, jefe de Gobierno —en un periodo en el que el entonces DF se convirtió en referente nacional—, diputado y ahora canciller. ¿Cuál es el siguiente paso?
— Lo que viene ya lo he comentado, estaré participando con miras al proceso 2024. Me he preparado muchos años para eso. Creo que tengo claras las respuestas para una serie de problemas críticos del país: uno es el de seguridad y otro el estancamiento económico. Necesitamos pensar cosas out of the box, no vamos a repetir lo mismo. Por otro lado, el sistema universal de salud es un reto mayúsculo, este único reto justificaría todo un gobierno. Elevar la calidad de la educación o evitar la caída de lo que se ha pretendido ahora; pasas de secundaria y pasas a la educación media superior y se te desploma el número de estudiantes, entonces el acceso a educación superior es muy pequeño. Ese plan social o la creación de un Estado de bienestar en México va a ser una tarea de varias décadas, pero por supuesto que es otra cosa que hay que hacer. Es un tema de cómo lo haces.
Esta idea ya viene de 2011, 2018... ya no contenderá el eterno candidato, hoy en la Presidencia. Ya no estará en la encuesta.
—Ahora de lo que se trata es que se haga la famosa encuesta, que tenga la cobertura que tenga que tener, la confiabilidad, como la que tuvo la de 2011. Eso es lo que Morena tendrá que determinar pronto, cómo va a ser. Nuestra propuesta es que se haga algo similar a lo que hicimos en el 11. Llegas a acuerdos previos, hay quien dice que se haga una sola pregunta, simulen una boleta. Vamos a ver.
Es consciente de que quien gane la encuesta de Morena tiene todas las papeletas para ser presidente.
—Tendrá una muy buena posibilidad de serlo.
Si antes fue López Obrador, hoy ¿quiénes son los obstáculos para conseguir la candidatura?
—Obstáculos, si va a haber ese proceso, no vería yo. No lo digo por presunción, solo por número de años, por presencia en el territorio; es muy difícil —no imposible— que de pronto tengas resultados novedosos, siempre puede ocurrir, pero obstáculos como tal, no los veo.
Monreal dice que con la ayuda de Dios será candidato, ¿usted con qué ayuda cuenta?
—Con mi trabajo, trayectoria.
Si no fuera la carta de Morena ¿habría otra opción?
—No. Yo soy parte de este proyecto, no sería nada serio pensar que a cualquier costo lo vas a hacer. Eso la gente no te lo va a premiar. No creo que les guste.
En algunos foros dicen que es la esperanza de la oposición.
—¿La oposición qué es? El PRI y el PAN son contra lo que hemos luchado juntos desde hace años. No me veo en ningún escenario.
¿Hay roces en Morena?
—Hay competencia, pero el nivel de conflicto, si nos comparas con otros partidos, es mucho más bajo.
¿En su carrera política se ha arrepentido de algo?
— Arrepentirse en política, ¿para qué? Excepto que tuvieras una falla en tus propias convicciones, cosa que no he tenido.
¿Qué es lo más complicado de trabajar con Andrés Manuel?
—Con AMLO no tengo nada complicado. Tengo muy buen diálogo con él, entiendo muy bien lo que quiere hacer, coincidimos. Lo más complicado es que el conjunto del gobierno siga las mismas orientaciones, sobre todo lo que tiene que ver con tu campo, pero es inevitable.
¿Qué les diría a quienes aún no aceptan que en 2018 hubo un cambio de modelo?
—No se enteran muy bien de lo que sucedió. Hay mucha nostalgia en las élites políticas del país. Es más, lo que sucedió no lo vieron venir todavía poquito antes de la elección. Esto es un cambio que llegó para quedarse. Seguramente, habrá nuevas oposiciones, pero ya la oposición tradicional mexicana no tiene futuro.