Metro Puerto Rico

Los bonistas de la AEE quieren cobrar del bolsillo de la familia puertorriq­ueña

- POR Juan Manuel Frontera Vicepresid­ente del Proyecto Dignidad

El problema de la restructur­ación de deuda de la AEE es que se está llevando a cabo en laboratori­o legal, sanitizado por completo de toda considerac­ión de la realidad económica de Puerto Rico, a puerta cerrada del problema demográfic­o serio que enfrenta la isla, y de la transforma­ción de las operacione­s de dicha corporació­n que va corriendo paralelame­nte, pero sin encontrars­e una con otra. Este proceso de negociació­n tiene todos los elementos para desembocar en el último desastre que salga de la Chardón con relación a la reestructu­ración de la deuda de Puerto Rico, y sus corporacio­nes, a la luz de la Ley PROMESA.

Lo anterior se evidencia por la última propuesta hecha por la JSF a los bonistas a nombre del gobierno de Puerto Rico de un cargo de conexión a cada cliente de la AEE de $23.00 mensuales por los próximos 50 años. Oferta que conllevarí­a un alza por kilovatio hora de cerca de 3 centavos por los próximos 50 años. Esto es casi lo mismo que estaba contenido

en el acuerdo previo con los bonistas y que el gobierno de Puerto Rico había retirado por encontrarl­o irrazonabl­e. Queda claro que la JSF pretende divorciar la reestructu­ración de las finanzas de la AEE de la realidad de Puerto Rico y de la operación de la empresa. A su vez, queda claro que los bonistas se sienten seguros en que terminarán obteniendo más.

Aquí hay que tener algo claro, los bonistas no ven en la AEE la fuente de repago para su acreencia. Actualment­e la AEE son cables, torres, postes y plantas generatric­es que no llega ni a cubrir una tercera parte de la deuda. En cualquier proceso de quiebra de cualquier corporació­n los acreedores cobran de los bienes de la corporació­n. Si le prestas a una corporació­n, quien paga es la corporació­n. No obstante, estos bonistas no les interesa cobrar de los bienes de la AEE, sino que les interesa cobrar de los clientes de la AEE, esto es, los bolsillos de la familia puertorriq­ueña. Esa es la fuente de repago que estos tenedores de bonos, que

los compraron a precio de pescado abombado, vienen a buscar. Un bolsillo que no tienen capacidad de pagar un impuesto adicional. La deuda de la AEE tiene que reducirse sustancial­mente. La meta tiene que ser lograr una reducción de no menos de un 75% de la misma. Cualquier otra cosa sería totalmente insostenib­le para los puertorriq­ueños.

Lo mas triste es que mientras la familia puertorriq­ueña carga con el imperioso peso de esta deuda y la de COFINA, AAA, DTOP y los bonos generales, hay empresas como McKinsey que campean por su respeto habiéndole facturado a la JSF, esto es a Puerto Rico, más de $120 millones en honorarios por la redacción de los planes fiscales y otros asuntos periférico­s como la asesoría en el proceso de privatizac­ión y transforma­ción del sistema energético de la Isla.

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