La gente que onePulse Foundation dejó atrás
Después de siete años en los que recaudó casi $20 millones a nombre de las víctimas de la masacre ocurrida en la discoteca gay Pulse, la fundación se desvaneció sin cumplir la promesa de un memorial.
Iba a ser un memorial y museo, con una torre ancha, color blanca, elevada en forma de espiral. Se vería desde varios puntos de la ciudad de Orlando, Florida, como una forma de recordar a las víctimas de la masacre en la discoteca gay Pulse en la madrugada del 12 de junio de 2016, cuando un hombre entró con un rifle de asalto semiautomático y disparó a mansalva.
Sin embargo, la construcción no se ha hecho ocho años después de que se anunciara la obra que recordaría a las víctimas del ataque en contra la comunidad LGBTTQ+ en el que más personas han muerto en la historia de Estados Unidos.
Una de las víctimas fue el puertorriqueño Anthony Luis
Laureano, bailarín profesional y performero drag de 25 años. La noche de la tragedia, Laureano estaba celebrando que el lunes siguiente comenzaría a trabajar como coreógrafo del programa de televisión de Telemundo La Voz Kids.
“Pero no llegó a comenzar. No pudo completar ese sueño”, contó Olga Disla, madre de Laureano.
En el ataque en la discoteca gay Pulse murieron 49 personas, la mayoría eran latinas; al menos 23 de origen puertorriqueño. Decenas de boricuas y latinos también resultaron heridos. Fue el tiroteo masivo más letal en la historia de Estados Unidos, antes de que ocurriera otro en un festival de música en Las Vegas en 2017, donde fueron asesinadas 60 personas.
El perpetrador, un hombre de 29 años llamado Omar Mateen, juró lealtad al grupo jihadista Estado Islámico, como venganza por las intervenciones militares de Estados Unidos en Irak y Siria. Este crimen de odio también fue investigado por las agencias federales como un acto terrorista y catalogado como el peor en suelo estadounidense después del ataque a las Torres Gemelas en 2001. No obstante, el padre del victimario, Seddique Mir Mateen, dijo a NBC News que el ataque a Pulse no tuvo nada que ver con religión, sino con la homofobia de su hijo.
El memorial y museo para recordar esta tragedia iba a tener un embalse de agua circular que crearía un efecto de espejo, 49 árboles, jardines verticales, un centro educativo, plazas, un paseo y una azotea. Costaría $45 millones. Fue comisionado por la organización sin fines de lucro onePulse Foundation, establecida a menos de un mes de la tragedia por Barbara Poma, dueña de la discoteca en donde ocurrió la masacre.
Entre 2016 y 2022, onePulse Foundation reportó $11,259,492 en gastos por “servicios y programas” que incluyen ceremonias de recordación, maratones y becas para estudiantes que no iban dirigidas exclusivamente a familiares o víctimas de la tragedia, sino a “todos los segmentos de la sociedad”. Estos gastos incluyen $6,996,977 para el memorial y el museo.
Pero el proyecto no pasó de la fase de diseño.
La razón oficial que dio onePulse Foundation para la cancelación de la construcción del memorial y del museo fue la subida de los costos en materiales de construcción que provocó la pandemia del COVID-19 en
2020. Pero la organización venía enfrentando problemas recaudando fondos para financiar el proyecto desde mucho antes de su disolución, reveló el canal WFTV 9 de Orlando. El 28 de diciembre de 2023 onePulse Foundation comenzó los trámites para la disolución de la organización sin fines de lucro. El último salario de Poma como “fundadora ex directora ejecutiva”, informado al IRS en el 2022, fue de $249,580, más de $200,000 adicionales en comparación con su primer salario de $43,269 en 2017.
En un principio, onePulse
Foundation se presentó como una fundación para ayudar financieramente a sobrevivientes y familiares de las víctimas. Pero rápidamente tomó una dirección de lucro. La tragedia se convirtió en una oportunidad de generar ingresos que se desvanecieron en altos salarios, gastos operacionales, y en la planificación y diseño del memorial y museo que nunca se construyó.
Además, la mayoría de los directores y ejecutivos de onePulse Foundation no eran representativos de la comunidad LGBTTQ+ y latina a la que decían servir, circulaban información mayormente en inglés y muchos de los sobrevivientes y familiares jamás recibieron ninguna asistencia de la organización sin fines de lucro, encontró el
Disla, la madre de Anthony Luis, considera que se debe de hacer un memorial para las víctimas de Pulse. Pero se opuso al museo por considerarlo oneroso y porque iba a estar en manos privadas. También le causó suspicacia que onePulse Foundation fuera presidida y dirigida por la dueña de la discoteca en donde ocurrió la tragedia.
“Mi inquietud con manos privadas es que donde hay manos privadas hay negocio. Y yo no creo que esto sea algo que se deba de comercializar…Como dicen en Puerto Rico, uno no puede poner a las cabras a velar las lechugas”, dijo Disla.