Carta del editor Pantalla grande
Si existe una manifestación del arte que requiere dosis industriales de paciencia y donde la secretividad y confidencialidad a niveles de misterio es el pan de cada día, es el cine. Y es que son demasiados los elementos así como los individuos involucrados en la realización de ese arte/entretenimiento que solemos disfrutar apaciblemente en la cómoda butaca de una sala de cine o desde un sofá o cama en nuestro hogar.
Es normal que un proyecto cinematográfico tarde años en materializarse por múltiples razones; la principal, el proceso de conseguir inversionistas que quieran embarcarse en la aventura de apoyar económicamente un filme. Por otra parte está el desarrollo del guion, el cual suele pasar por diversas etapas de tratamiento para la historia que se contará, y que a veces se detiene por la entrada y salida de escritores. Realizar el “casting”, que es el proceso de reclutar el elenco idóneo para dar vida a los personajes, y que muchas veces está sujeto a la disponibilidad de la “estrella” que se supone sirva de gancho para atraer al público. Encontrar al director o directora que estará al frente de todo es otra tarea. Cuántas veces trascienden noticias de Hollywood sobre grandes producciones que se detienen porque un director abandona un proyecto voluntariamente o no en medio de conflictos con los productores.
Por todos estos detalles es que saber que en Puerto Rico se cuajan una cantidad considerable de proyectos cinematográficos para lo que resta de año es una noticia positiva en medio de toda la incertidumbre que vivimos como país.
Se trata tanto de producciones extranjeras de alto perfil como de proyectos de cineastas del patio, sean largo o cortometraje, e incluso documentales, que sirven para mantener con vida el perenne sueño de contar con una industria establecida de cine en la Isla.
La importancia de esta actividad, además del aspecto económico, laboral y artístico, es que sirve de fundamento para que nuevas generaciones apuesten a dedicar sus talentos, creatividad y energía a esta manifestación cultural.
En nuestra historia principal de hoy les presentamos las primicias de varios proyectos cinematográficos por realizarse en la Isla durante el 2017, así como una mirada al impacto positivo que significa. Mientras tanto, como ejemplo de las maravillas que se pueden lograr en el cine, actualmente se exhibe Fine Arts Miramar el documental puertorriqueño “Mona: Tesoro del caribe”, de la cineasta Sonia Fritz”. Es lamentable que por desconocimiento o falta de curiosidad e interés público este documental se esté proyectando en una sola sala en toda la Isla, cuando la riqueza de su contenido y la belleza de su tratamiento audiovisual debería ser conocido por todos los que habitamos esta isla.