“ME GUSTA MI TRABAJO, PERO ME TENGO QUE IR”
El dilema de los empleados adictos al trabajo que quieren “colgar los guantes”
La historia se repite una y otra vez… tienes la suerte de trabajar en lo que más te gusta y le pones tu empeño absoluto. Poco a poco, comienzas a dedicarle más y más tiempo a tu trabajo y menos a tu familia y a las actividades que tanto disfrutabas. Pasa más tiempo y tus días se mecanizan al punto de que solo vives para trabajar. En el proceso, le has ido perdiendo el amor a lo que, en un inicio, fue tu pasión. ¿Te parece familiar el relato? Continúa leyendo y aprenderás a reconocer cuándo has llegado al punto de no volver y qué puedes hacer.
“Trabajar es una actividad humana que requiere de nuestras capacidades mentales y físicas, y en la cual realizamos diversas tareas que tienen como propósito satisfacer una necesidad de alguien, ya sea personal, de un cliente o de una organización”, explica el doctor Ramón Rodríguez Montalbán, psicólogo industrial organizacional y director del Programa de Psicología Industrial Organizacional de la Universidad Carlos Albizu, quien destaca que cuando una persona disfruta mucho el trabajo al punto de que siente que el tiempo se le pasa volando, lo que se conoce como engagement , puede que otras esferas de su vida se vean afectadas.
Explica el también psicólogo de la salud organizacional, quien, en el año 2017 realizó una investigación sobre el tema del engagement laboral, que cuando el individuo dedica demasiado tiempo a las actividades laborales y no invierte tiempo y esfuerzo en manejar las otras áreas de la vida, eso se convierte en un estresor que empieza a disminuir su energía.
Angustia y cansancio físico y mental
El doctor Rodríguez Montalbán aduce que cuando los empleados adictos al trabajo llegan a un nivel de cansancio y decepción con su realidad laboral, esos sentimientos se pueden reflejar a nivel somático en problemas para dormir, por ejemplo. El mal humor y el estrés se pueden agravar con sentimientos de culpabilidad al darse cuenta de que ese trabajo que tanto le gustaba ya no le llena ni satisface. En algunos casos, estos sentimientos pueden desembocar en cuestionamientos serios y hasta ideas suicidas.
“Cuando eso ocurre, la persona puede deprimirse y entrar en un proceso de cuestionamiento que genera angustia”, señala.
En este punto, es importante identificar cuáles son sus pasiones, o aquellas cosas que le mueven a trabajar y que, incluso, si tuviera la oportunidad de hacerlo gratis, lo haría porque le llenan. En segunda instancia también se deben identificar qué otras actividades y contextos son importantes para invertir tiempo y esfuerzo, de manera que el individuo se sienta bien consigo mismo y con otras personas, tanto en el ámbito laboral y profesional, como en el personal.
“Si ves que le estás dedicando más tiempo a una de estas dos esferas o áreas de la vida y la otra se está afectando, debes preguntarte seriamente qué puedes hacer para lograr ese balance y establecer un plan para trabajar con ellas”, dice el doctor Rodríguez Montalbán.
“A veces pensamos que eso no es posible, pero siempre hay que analizar qué se puede hacer para que la persona se cuide primero; cuide sus relaciones significativas y cuide su vida laboral”, agrega, para finalizar diciendo que este proceso de análisis dependerá de cada persona, lo que le funciona a una persona puede ser diferente a lo que le funcione a otra.