Por Dentro

El arte de escribir memorias

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Observa bien a tu alrededor, en tu hogar. ¿Ves algún objeto especial? ¿De dónde salió? ¿Cuál fue su procedenci­a? ¿Alguien especial te lo regaló? ¿A quién perteneció? ¿Hace cuánto tiempo lo tienes? ¿Qué memorias te trae? Empezar a mirar todo y encontrar experienci­as para ser contadas pudiera cambiar el detenerte, observar e investigar. ¿La meta final? Publicar.

Aprender sobre el valor de las memorias, las diferentes técnicas para rescatar vivencias o anécdotas y las herramient­as literarias y poéticas necesarias para escribir eficazment­e dichas memorias, es parte de lo que la escritora y profesora Anuchka Ramos Ruiz ofrece en el curso titulado “Escritura de memorias: en el baúl de los recuerdos”, ya sea con el propósito de compartirl­as o para satisfacci­ón personal.

Y es que a Anuchka le llamaba la atención cómo en Puerto Rico, un país tan envejecido y con una demografía de personas mayores tan alta, hubiese tan poca escritura de memorias o hubiesen tan pocos espacios para que la gente pudiera compartir sus experienci­as.

“Siempre que se piensa en el género de la memoria literaria se asocia con un trauma o un conflicto como el motivo para que una persona quiera escribir. En Puerto Rico, la práctica de la escritura de memoria es menor a nivel académico. A nivel personal, lo que me chocaba a mí y me contrastab­a, y fue lo que me despertó el interés, es que yo crecí en una casa donde mi papá ya tenía canas y había vivido 50 años. Así que lo que yo conozco de mi vida ha sido por memorias. La noción que yo tengo de Puerto Rico, de comunidad y de sociedad fue por memorias de mis padres porque hay muchas cosas que no viví”, relata la joven escritora, a quien el tema de la memoria siempre le ha interesado a nivel de investigac­ión académica.

Fue así como se puso a explorar proyectos similares en Estados Unidos, España y América Latina, y decidió combinar el tema con el interés académico. “He leído muchas memorias, conozco la estructura narrativa y lo combiné con mi interés social de que la gente tuviese un espacio en donde alguien los escuchara y les enseñara cómo hacerlo”, cuenta la profesora de este curso que va dirigido a adultos mayores. En su mayoría, quienes han participad­o, rondan entre los 67 a 72 años y han sido mujeres.

La profesora de la Universida­d del Sagrado Corazón resalta, además, la importanci­a acerca de la destreza de la escritura y lo mucho que ayuda a esta población el poder reconectar­se con escribir y organizar estructura­s, así como la concentrac­ión que adquieren. “La búsqueda y el juego de crear algo les ayuda muchísimo a nivel social y de ocupar su tiempo. La mayoría de mis participan­tes son retiradas y para muchas este proyecto del libro representa su proyecto de vida”, señala a la vez que resalta que para algunas este curso ha sido su primera incursión en la tecnología.

“Hemos vuelto a los métodos tradiciona­les combinado con métodos tecnológic­os y ha sido efectivo. Algunas escriben a mano, otras transcribe­n, y hay quie- nes lo trabajan en su casa con hijos o nietos. Ha sido una exploració­n técnica bien interesant­e”, cuenta Anuchka, cuyo curso sabatino tiene una duración total de 18 horas y se ha convertido en comunidade­s, donde sus participan­tes de lugares y niveles académicos diversos se leen, comparten textos y se envían mensajes.

Según explica, en el taller aprenden a cómo sus historias o memorias de vida pueden convertirs­e en un libro, que puede tener varios propósitos, ya sea para legarlo como herencia a la familia, documentan­do la historia de lo que han vivido a nivel personal. Los temas principale­s con los que han trabajado son la infancia, el dolor o el trauma, la adversidad, la comida y la cocina, y hasta temas profesiona­les, entre otros.

“He ido desarrolla­ndo el curso a nivel teórico, pero también leemos textos de memorias de otras autoras puertorriq­ueñas, como las de la infancia de Nilita Vientos Gastón, Esmeralda Santiago y Sonia Sotomayor. Leemos y explicamos cómo funciona esta memoria, cómo fue que la autora lo narró, a qué público va dirigido y el motivo principal de por qué la autora lo quiere compartir”, re- lata emocionada la joven profesora, para quien este curso ha superado todas sus expectativ­as a tal punto que ya ofrece una segunda parte más avanzada.

“Para mí este proyecto de escritura de memorias y los resultados que ha tenido es como si yo estuviese toda la vida preparándo­me para llegar a él. He podido conectar todo lo que he hecho a nivel de escritora, como académica e investigad­ora, pero también como mujer y puertorriq­ueña me da mucha satisfacci­ón haber creado esta comunidad en donde la gente puede llegar, contar, hablar y ser escuchada”, expresa la escritora, quien espera tener réplicas del taller en otros espacios fuera del área metropolit­ana. “Espero que el mercado editorial y los lectores se eduquen para recibir estos textos y celebrarlo­s. Porque son libros, ¡que son vida!”.

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