NEW YORK: LA TORMENTA PERFECTA
Nadie sospechó que la tragedia del COVID-19 llegaría al punto de convertirse en la pesadilla más grande en la historia de la Ciudad de Nueva York. El gobernador Andrew Cuomo proyecta una necesidad de 140,000 camas hospitalarias para albergar a pacientes afectados. En este momento, solo hay 53,000 camas disponibles. Puede que necesiten hasta 40,000 camas de cuidado intensivo. Más de 3,800 personas están actualmente hospitalizadas. El Cuerpo de Ingenieros del Ejército está convirtiendo el Centro de Convenciones Javits, en Manhattan, en un hospital de 1,000 camas. En fin, una tormenta perfecta: más de 15,000 casos de COVID-19 y alrededor de 200 muertos.
Muchos piensan que esta catástrofe era fácilmente predecible. En medicina decimos que con el retroscopio todo es fácil de predecir. La versión popular del retroscopio es que después que le ves los testículos al perro es fácil decir que es macho. Pero hablando en serio, ¿qué condiciones reúne la ciudad de Nueva York, que la ha convertido en la tormenta perfecta? ¿Por qué no ha ocurrido lo mismo en otras ciudades grandes de Estados Unidos? ¿Recuerdan la canción “New York, New York, the city that never sleeps”? Los que hemos visitado esa ciudad hemos corroborado que allí hay gente en la calle a todas horas. Y eso no es bueno, o mejor dicho es muy bueno para propagar el coronavirus. La razón es bastante obvia. Guardar distanciamiento social en Nueva York es muy difícil. Solo hay que pensar en el metro o subway con vagones hacinados, además de los parques de recreo y múltiples edificios de apartamentos.
La terrible epidemia en Nueva
York se le ha atribuido a la gran densidad poblacional de esa ciudad, la mayor de todo Estados Unidos. La densidad poblacional de una ciudad se calcula en términos del número de residentes por milla cuadrada. La ciudad de Nueva York tiene 28,000 residentes por milla cuadrada. San Francisco es la segunda ciudad en densidad, con una cifra mucho menor: 17,000 por milla cuadrada.
Además de su densidad poblacional, hay otro factor importante: los vuelos directos de todas partes del mundo, incluyendo Italia, China, España, Irán y Corea.
El número de casos nuevos se está duplicando cada tres días, y el pico de la infección en Nueva York podría alcanzarse tan pronto como en las próximas dos o tres semanas, batiendo las proyecciones anteriores y amenazando con poner más tensión en el sistema de salud.
“Míranos”, advierte el gobernador Cuomo. “Donde estamos hoy, estarás en cuatro, cinco, o seis semanas. Somos tu futuro”. ¿Nos estará hablando también a los puertorriqueños? ¿Tendremos las condiciones propicias para que nos suceda lo mismo? Empecemos por comparar nuestra densidad poblacional. En el área metropolitana esa cifra es de 8,253 personas por milla cuadrada, menos de tres veces que la de Nueva York. El primer caso en la ciudad de Nueva York lo reportaron el 1 de marzo y ahora el número de casos es de 186 por cada 100,000 habitantes, mientras que para el área metropolitana de Puerto Rico hasta ahora es de 4.48 por cada 100,000, una diferencia astronómica.
La densidad poblacional no es el único factor que correlaciona con la incidencia de COVID-19. Miremos las cifras para Miami-Dade, donde la densidad es de 1,431 por milla cuadrada, mucho menor que la de Puerto Rico. Allí están reportando 13 casos por cada
100,000 habitantes, mucho mayor que en nuestra isla, a pesar de que nuestra densidad poblacional es mayor. ¿Cómo podemos explicar esta diferencia? No es que empezaron primero, porque el primer caso reportado en Miami ocurrió el 11 de marzo, mientras que en Puerto Rico el primero lo vi yo el 3 de marzo. Miami tiene muchos vuelos internacionales, lo que puede influir también. El toque de queda empezó temprano en Puerto Rico y puede ser una explicación potencial, pero me parece muy prematuro para observar un efecto. Otro factor puede ser que, al principio de la epidemia, el Departamento de Salud fue lento en hacer pruebas de PCR, pero eso se corrigió y ya se han hecho 776.
En Miami-Dade, para el 24 de marzo, habían ocurrido 662 casos con 11 muertes versus 51 casos y 2 muertes en Puerto Rico. Si comparamos esto con 15,000 casos en NYC y 200 muertes, la diferencia es abismal, 23 veces más casos y
20 veces más muertos en Nueva York comparado con Miami. Menos mal que la Gran Manzana no tiene fronteras con México, porque ya Trump les hubiese echado la culpa a los mexicanos ilegales.
¿Qué otras explicaciones hay? En Puerto Rico no tenemos subway (trenes subterráneos) y los vuelos internacionales directos son muchísimo menos. Además, nosotros empezamos el toque de queda mucho más temprano. Lo comenzamos durante los inicios de la epidemia y yo confío en que esto hará una diferencia grande. A partir del 24 de marzo, comenzó la transmisión comunitaria en Puerto Rico. Eso es preocupante, pero mi predicción es que nuestra epidemia
Los que hemos visitado esa ciudad hemos corroborado que allí hay gente en la calle a todas horas. Y eso no es bueno, o mejor dicho es muy bueno para propagar el coronavirus
En la poesía se dice que los ojos son el espejo del alma, pero en la medicina los ojos son la ventana al cuerpo a través de la cual pueden presentarse señales de condiciones que no tienen que ver directamente con la visión.
El doctor Luis Santiago Cabán, presidente de la Sociedad Puertorriqueña de Oftalmología, destaca que los ojos son quizás el único órgano que los médicos especialistas en la visión pueden examinar minuciosamente en la oficina durante una visita de rutina.
“Puedes ver desde lo superficial hasta la retina, así es que los ojos ayudan a ver manifestaciones de enfermedades sistémicas”, indica.
El oftalmólogo explica que durante una evaluación los especialistas de su profesión deben estar atentos a cualquier situación para referir al paciente al médico adecuado para realizar otros exámenes y tratamientos necesarios para cuidar su salud.
A continuación, Santiago enumera algunas de las enfermedades que comúnmente se reflejan como problemas o irregularidades en la visión.
Diabetes: “Es probablemente la condición que más manejamos en la clínica que tiene manifestaciones en la vista o puede dejar a la persona ciega”, dice el médico.
La retinopatía diabética es una enfermedad de los vasos sanguíneos de los ojos que puede provocar sangrado o pérdida de visión. Esto ocurre porque la diabetes afecta los vasos sanguíneos en el área ocular.
Santiago sostiene que las personas pueden estar comenzando a sufrir daños en la vista sin tener dolor o síntomas, por lo que enfatiza en la importancia de que toda la población, pero especialmente aquellos que padecen diabetes y otras condiciones, visiten anualmente a su oftalmólogo para realizarse un examen visual completo.
Presión arterial alta: Hay manifestaciones oculares directamente relacionadas con la hipertensión. Entre ellas, la Clínica Mayo identifica el daño al tejido sensible a la luz en la parte posterior del ojo, es decir, la retina. El sangrado, la visión borrosa y, en casos graves, la pérdida de visión pueden ser reacciones del cuerpo a una presión alta excesivamente descontrolada.
La alta presión puede manifestarse en la vista con obstrucciones en el flujo de la sangre o la cardiopatía, que es la acumulación de líquido en la retina. El doctor Santiago detalla que la emergencia hipertensiva es un estado que ocurre cuando la presión arterial es tan alta que afecta a otros órganos. Las consecuencias más marcadas son el derrame cerebral, un ataque al corazón o pérdida parcial o total del sentido de la vista.
Enfermedades del tejido conectivo (como la artritis): Estas condiciones también pueden tener manifestaciones en los ojos, tales como problemas en la córnea o la retina. La Clínica Mayo indica que aproximadamente el 40 % de los pacientes de artritis reumatoide presentan síntomas no relacionados con las articulaciones, incluyendo la inflamación en la esclerótica (parte blanca del ojo). Además, se puede sentir dolor e inflamación o enrojecimiento en la zona.
Enfermedades neurológicas: La esclerosos múltiple es una de las condiciones que puede tener síntomas en los ojos. Entre ellos, el oftalmólogo destaca la inflamación en el nervio óptico. De hecho, esta puede ser una de las primeras manifestaciones de la condición y la que lleva al paciente a visitar a un oftalmólogo que a su vez, si encuentra más síntomas de esclerosis múltiple, lo referirá a un especialista.
Otra señal puede ser la pérdida de visión y dolor al mover los ojos hacia los lados.
Desórdenes de la tiroides (hipotiroidismo, hipertiroidismo): Un síntoma común de los pacientes con alguna de estas condiciones es la resequedad en los ojos. Además, especialmente los que padecen de hipertiroidismo, pueden tener los ojos brotados porque los párpados se retraen, describe el oftalmólogo Ian Piovanetti. “Le puede pasar a cualquier persona paciente de tiroides, incluyendo a los que tienen la condición controlada con medicamentos. Es una reacción inflamatoria a los músculos que mueven los ojos”, aclara el especialista en los ojos.
Relata que a menudo los pacientes que llegan a su oficina presentando esta situación piensan, erróneamente, que tienen un tumor en los ojos. Entonces son referidos al especialista para evaluar qué está ocurriendo y cómo el aspecto de los ojos puede volver a la normalidad. Esto, usualmente se logra con los medicamentos y la atención adecuada.
Enfermedades del hígado: Generalmente, las personas que sufren alguna condición en el hígado ven que la esclera del ojo (la parte blanca) toma un color amarillento. Esto también puede ocurrir en la piel del cuerpo entero. “La causa es que sube mucho la bilirrubina”, manifiesta Piovanetti.
Entre las causas más comunes de enfermedad en el hígado está el abuso del consumo de alcohol, que puede causar cirrosis. Sin embargo, otras infecciones, como la hepatitis, también pueden cambiar el color de la esclera.
Colesterol alto: El riesgo de sufrir un pequeño derrame en la retina, adentro del ojo, aumenta en pacientes que tienen niveles altos de colesterol, así como los diabéticos y aquellos con la presión alta. “Esto puede provocar pérdida de visión temporera o permanente y puede ser un aviso de un derrame cerebral más adelante”, afirma Piovanetti.
Cuando ocurre un derrame en el ojo la persona siente que tiene una nube en el campo de visión. Hay que utilizar un tratamiento que incluye inyecciones adentro del ojo para atender esta situación. “Lo más importante es controlar la diabetes y el colesterol, sobre todo estos días de hacer nada en la casa”, aconseja el médico.
Migraña: En pacientes jóvenes, entre los 13 a los 35 años, son más comunes los cambios visuales como anticipo o síntoma de la migraña. Estos pueden incluir la visión borrosa, ver luces que se conocen como ‘el aura de la migraña’ o incluso puntos negros que luego desaparecen, explica el doctor Piovanetti.
Aclara que, en ocasiones, el paciente puede experimentar estos síntomas sin que se presente después el dolor de cabeza.
Deshidratación y dieta deficiente: Como resultado de esta falta de nutrientes o hidratación, los ojos se resecan y pueden hundirse un poco. Para solucionarlo hay que retomar la alimentación balanceada y tomar suficiente agua.