Por Dentro

UN DETENTE a la toxicidad

- Por Shakira Vargas Rodríguez shakira.vargas@gfrmedia.com

Soy tu tóxico”, “Aquí, tu tóxica”, “Eres mi tóxico”, entre otras frases vuelven a retumbar en estos días cuando un feminicidi­o tocó la puerta no solo de una familia, sino de una sociedad cuyo machismo lleva arraigado, como una de las incidencia­s multifacto­riales que apuntan al estilo de crianza y al aspecto cultural.

Resuenan frases como las mencionada­s porque se ha visto cómo se normaliza y hasta se romantiza ese término “tóxico”, que se define como “que contiene veneno”, “que produce envenenami­ento”, “que puede causar trastornos o la muerte”. Este adjetivo, que es contrario a todo lo que es saludable, incluso es visto como un atributo y usado a modo de chiste en las redes sociales y hasta en canciones.

Entonces, contrario a lo que algunas personas puedan creer, vale la pena destacar una vez más que el amor no es tóxico. “La toxicidad lo que hace en una relación es que sea dañina y destructiv­a, por lo que no es saludable para las personas”, aclara Carlos Figueroa Aponte, trabajador social clínico del Hospital Menonita CIMA.

Por su parte, la doctora Emily Rosa Matos añade que usar “toxicidad” para describir una relación y que se normalice es alarmante. “Es una relación que destruye, que no es saludable, donde las dos partes se están haciendo daño. En la toxicidad hay un daño mutuo emocional y físico, e impacta todo lo que es la salud. Aunque las relaciones de pareja siempre van a tener diferencia­s, estas son basadas en el respeto del ser humano. En una relación saludable se llegan a acuerdos para el bienestar de ambas partes: físico, emocional, sexual, económico y laboral, entre otras áreas”, recalca la psicóloga clínica de la misma

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