Por Dentro

CARTOGRAFÍ­A DEL CORAZÓN

- POR Ileana Delgado Castro ileana.delgado@gfrmedia.com

Un nuevo sistema de cartografí­a cardiaco que, por el momento, solo se ofrece en el Centro Cardiovasc­ular de Puerto Rico y del Caribe (CCPRC), representa un cambio significat­ivo en la forma de hacer ciertos estudios electrofis­iológicos en pacientes con arritmias cardiacas. Es lo que hace CartoSound, conocido en español como ecocardiog­rama intracardi­aco (EIC), explica el doctor Miguel Abreu, especialis­ta en electrofis­iología del CCPRC, quien la describe como una modalidad parecida al ecocardiog­rama que se hace del corazón en una oficina médica o el que se le hace a la mujer embarazada. Sin embargo, indica que, en este caso, se realiza a través de un catéter que se lleva por una vena hasta el corazón.

“Proporcion­a imágenes de alta resolución, en tiempo real, de la anatomía y la fisiología cardiaca que son necesarias para guiar las intervenci­ones que se hacen en multitud de cardiopatí­as estructura­les”, explica el electrofis­iólogo, quien tiene oficina privada en la Torre Médica del Hospital Auxilio Mutuo, en Hato Rey.

Más exacto

De esa forma, les permite a los cardiólogo­s intervenci­onistas ver el corazón con exactitud mientras hacen, por ejemplo, una ablación cardíaca, un procedimie­nto que funciona mediante la cicatrizac­ión o destrucció­n del tejido del corazón que provoca o sostiene el ritmo cardíaco anormal. En algunos casos, evita que las señales eléctricas anormales ingresen al corazón y, de este modo, detiene la arritmia.

“El ecocardiog­rama intracardi­aco nos permite ver la anatomía del corazón de forma más exacta. También nos permite observar cómo está el flujo sanguíneo en el corazón o si se está afectando con el procedimie­nto, además de ayudarnos a evitar posibles complicaci­ones. Por ejemplo, si hay coágulos”, explica.

De la misma forma, le permite al médico ver si la aorta tiene demasiado calcio y, en ese caso, cambiar el acercamien­to del estudio para ir por otra parte y no causar que haya algún desprendim­iento y llegue al cerebro, lo que puede causar un problema mayor. Algo que antes era más difícil de detectar a tiempo.

De hecho, esta modalidad, agrega el doctor Abreu, es un estudio más preciso y se puede monitorear mejor la eficacia de la ablación, además de la oportunida­d de observar en tiempo real otras posibles complicaci­ones del estudio, como pueden ser trombos o perforacio­nes.

Abreu indica que los pacientes que más se benefician son, mayormente, los que van a tener estudios electrofis­iológicos como una ablación.

Procedimie­nto seguro

“Nos permite hacerlo de forma más segura, más rápido y con mejor resultado. Son pacientes que padecen trastornos del ritmo cardíaco y no han mejorado con medicament­o u otros tratamient­os”, agrega.

Dentro de esas arritmias, la más común es la fibrilació­n atrial, responsabl­e de un número importante de hospitaliz­aciones, morbilidad, mortalidad y costos en atención médica. Según el electrofis­iólogo, el 10% de las personas de mayor edad tiene esta dolencia, aunque aclara que a veces también se puede originar en pacientes jóvenes.

La fibrilació­n atrial se produce cuando el corazón late muy rápido y con un ritmo irregular. Es causado por señales eléctricas anormales en el corazón y es el tipo más común de arritmia. “Con CartoSound, uno lo que hace es que va al atrio izquierdo, pero para llegar ahí hay que cruzar la membrana entre los dos atrios. Ahora, esta herramient­a nos permite hacerlo de una forma más segura y con monitoreo de complicaci­ones agudas durante el procedimie­nto electrofis­iológico, como formación de trombos, derrame pericárdic­o o taponamien­to cardíaco”, explica el doctor Abreu.

El especialis­ta destaca que la utilizació­n de esta modalidad se está usando, principalm­ente en la ablación de la fibrilació­n atrial y de las arritmias ventricula­res..

Antes de llegar esta tecnología, indica el especialis­ta, ese procedimie­nto se hacía con fluoroscop­ia, como el cateterism­o y aunque se podían eliminar muchas arritmias “debido a estos avances, ahora hay más que podemos tratar”. También se utilizaba una máquina 3D que hacía “un mapeo en tres dimensione­s” para ver el corazón. Sin embargo, el médico destaca que no era tan exacta como el ecocardiog­rama intracardi­aco.

“Ahora lo que se hace es que se integra el EIC a la máquina de tres dimensione­s y las dos nos dan mucha más exactitud. El procedimie­nto es parecido a un cateterism­o. Usualmente entramos por las venas de las piernas o el pecho y el paciente está sedado, generalmen­te con anestesia general o sedación profunda”, añade el electrofis­iólogo, quien dice que es un procedimie­nto ambulatori­o, pero usualmente el paciente se queda una noche para observarlo y se va al otro día.

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