VOLVER A LA ESCUELA
Los cambios al inicio suelen crear cierta resistencia. Así pasó cuando comenzó la pandemia y, a medida que pasó el tiempo, nos fuimos adaptando al punto que hoy día algunos niños han expresado no querer regresar al salón de clases. Ahora estamos ante un nuevo reto: regresar a clases presenciales. “Para los padres, madres o encargados esto puede ser un proceso de transición difícil, no solo para los niños y jóvenes, sino también para ellos. Acostumbrarse a ver a los niños todos los días, adaptar sus rutinas basadas en sus estudios y necesidades, entre otras, ha hecho que ya sea parte de una nueva realidad familiar que ahora, una vez más, se ve trastocada”, indica la doctora Rebecca M. López Bobonis, quien es psicóloga escolar y co-coordinadora del Comité Ad Hoc Promoción del Desarrollo Integral de la Niñez de la Asociación de Psicología de Puerto Rico.
Los profesionales de la salud reconocen que la reintegración a clases es muy importante, tanto para estudiantes de educación especial que requieren una atención particular para lograr recuperar muchas destrezas que pudieron haberse perdido durante este tiempo estudiando desde el hogar, como para el resto de los estudiantes que necesitan poder continuar desarrollándose no solo académicamente, sino también socialmente.
Ante la interrogante de cómo hacemos para reincorporarnos y adaptarnos una vez más a la escuela presencial, López Bobonis ofrece algunas recomendaciones:
• Dialoga y explora con los menores cuáles son sus inquietudes y preocupaciones, y dale espacio para que se expresen sin juzgar. • Valídale sus emociones en todo momento. Este nuevo cambio puede provocar inseguridad, tristeza, coraje y temor, entre otras, así como emociones similares a las que experimentamos al inicio de la pandemia. Déjales saber que es normal sentirse así, pero podrá acostumbrarse nuevamente a regresar de presencial, aunque puede ser difícil al inicio.
• Habla siempre de forma positiva. Resalta las ventajas de volver a la escuela.
• Si son estudiantes nuevos que no han tenido oportunidad de conocer a sus compañeros, podría ser un estresor significativo para ellos. Explora sus temores y prepara un plan para conocer amistades y qué preguntas puede hacerles que le permitan conocerse mejor.
• Durante este tiempo probablemente los niños y jóvenes han creado cierto sentido de comodidad en el hogar. Volver al salón de clase implica volver a la rutina de acostarse temprano, levantarse temprano, y minimizar el acceso a los videojuegos. Comienza esa rutina al menos con dos semanas de anticipación.
• Discute con tu hijo las medidas de seguridad en la escuela. No se puede controlar la conducta de otros, pero sí podemos enseñarles a los nuestros prepararse para la reintegración.
• Mantén comunicación con el psicólogo escolar y los maestros, de modo que si tu hijo presenta dificultades para adaptarse, juntos podrán conseguir estrategias para motivarle y apoyarle en el proceso. • Mantén un diálogo continuo con tus hijos. Te permitirá identificar y prevenir situaciones que pueden afectarles en el regreso a clases.
Ha pasado casi un año desde que los salones de clases se transformaron. En apenas unas semanas, las salas o las habitaciones de los estudiantes se convirtieron en su nuevo espacio de aprendizaje, los padres, madres y otros familiares, en los supervisores, y las computadoras y la tecnología, en el vehículo para obtener esa enseñanza.
Aunque en un principio los retos fueron muchos y todavía hoy algunos estudiantes no tienen acceso total a la enseñanza virtual, ha sido mucho el camino recorrido. Si bien es cierto que especialistas en el desarrollo, padres y maestros coinciden en que la educación presencial es la más efectiva, ante la posibilidad de un regreso paulatino a las aulas surgen múltiples interrogantes. ¿Cómo será el proceso de adaptación y la separación de los padres? ¿Qué rezagos traerán algunos alumnos que no han tenido el mismo acceso o aprovechamiento de la educación virtual?
Dos maestras y una patóloga del habla y lenguaje coincidieron en que el nuevo panorama requerirá flexibilidad y ajustes, pues el proceso educativo se transformó.
Melissa Padilla, maestra con 21 años de experiencia que imparte clases de Español a estudiantes de quinto, sexto y séptimo grado en la Escuela José Severo Quiñones, en Carolina, confía en que todo el conocimiento que los estudiantes han adquirido en el manejo de la tecnología y la educación virtual les servirá para incorporar más herramientas en el proceso de aprendizaje presencial.
“Los niños no sabían usar las computadoras ni los papás como una herramienta educativa. A la fuerza han tenido que aprender a ver los aparatos electrónicos como esa herramienta”, manifestó la educadora que junto a otros maestros ofreció talleres a estudiantes y padres sobre cómo subir las tareas en la plataforma Teams. Padilla reconoce que en un principio hubo mucho rezago, porque los primeros meses de la educación a distancia se dedicaron a adiestrar y a asegurarse de que los estudiantes tuvieran el acceso a la tecnología y a computadoras, proceso que el Departamento de Educación no complete hasta diciembre.
Pero, según transcurrieron las semanas, eso fue variando. “Ya dominan el programa. Este semestre hemos podido dar clases más normal. Cuando nos toque en definitiva el cambio de lo virtual a lo presencial, desde el punto de vista académico, no va a ser tan malo. Les puedo decir que busquen por Teams y enviarles un video. Eran los problemas que teníamos cuando estábamos a modo presencial y estos no tenían el acceso a las computadoras”, explicó.
Padilla, reconoció, no obstante, que una vez inicie el regreso a las aulas, deberán revisar los currículos y lo que se espera del proceso educativo.
“La educación virtual llegó para quedarse, y los maestros de Puerto Rico, tanto de escuelas públicas como privadas, tenemos que mantenernos al día. Considerando que ya tienen computadoras, tenemos que trabajar con esa parte académica y cómo van a encajar esos currículos para que la computadora sea una herramienta importante y se integre de forma contundente a la educación puertorriqueña”, planteó.
La educadora, patóloga del habla y di