NI UNA MÁS, NI UNA MENOS
Un diálogo que debe continuar
Los casos de la violencia de género y feminicidios en Puerto Rico -sin dejar a un lado los transfeminicidios- siguen calando profundo en esta sociedad cuya formación patriarcal, es una de las incidencias multifactoriales, que apuntan al estilo de crianza y al aspecto cultural, donde ha perpetuado la violencia machista.
Los recientes feminicidios de Andrea Ruiz Costas y Keishla Rodríguez Ortiz han provocado una consternación colectiva, que a la vez nos han llevado a detenernos, revaluarnos y reenfocarnos para provocar cambios en favor de la equidad, promover espacios libres de acoso sexual e, incluso, denunciar a agresores y romper ciclos de violencia de género.
Ya no es un tema que se habla por lo bajo, o peor aún, que queda silenciado o ignorado. Ya es visible. Sin embargo, llegar a este punto ha costado demasiadas lágrimas, luchas, vidas... Por supuesto que no se trata de una lucha nueva. Por décadas, voces feministas han alzado su voz para exigir equidad, educar, reclamar justicia y erradicar esa violencia machista que insiste en arroparnos.
Actualmente, esas mismas voces claman para que la declaración del estado de emergencia por violencia de género, emitida en enero pasado, se traduzca en acción y responsabilidad.
Mientras algunos sectores se oponen a la educación con perspectiva de género, la ruta a tomar hacia esa dirección es fundamental para la prevención de este mal y erradicar esa inequidad con la que somos construidos.
Más allá de los sentimientos de impotencia, indignación, rabia, la falta de recursos y el desamparo experimentado por parte del gobierno, junto con otros componentes sociales, educar es clave para deconstruir los estereotipos de género y combatir la violencia machista de nuestra cotidianidad.
En esa línea, muchos espacios se han abierto para levantar la voz, solidarizarse, aportar y, sobre todo, educar. Talleres, infográficas, líneas de ayuda, centros de servicios, cuentas de redes sociales y diversos medios contribuyen y sirven de oasis para ir avanzando, pues aún queda mucho por hacer.
Presentamos esta edición con la intención de que sirva de guía, tanto para víctimas de violencia como para quienes la quieren prevenir, y hasta para aquellos hombres que quieren deconstruirse, salir de ciclos violentos, y conocer cómo pueden formar parte del movimiento social para erradicar la violencia de género. Para ellos, también existen organizaciones y profesionales de la salud mental que los pueden ayudar con su comportamiento. Es hora tomar acción.