LA COMUNICACIÓN no verbal TE DELATA
Ya sea que estés enamorado, quieres enamorar a alguien o dejarle saber cómo te sientes, debes ser consciente de que hay un lenguaje corporal que deja saber tus verdaderos sentimientos
Comunicarnos, conectar, entender bien lo que el otro quiere decir y aprender a “leer” más allá de las palabras, es un arte que no todos dominan. Para la relacionista público profesional Vanessa Marzán Toro, experta en el campo de las comunicaciones integradas y especialista en lenguaje corporal y microexpresiones faciales, es como pan comido. Es lo que utiliza a diario en casi cualquier ámbito porque, tal como recalca: “Todo comunica”, una etiqueta o “hashtag” que utiliza constantemente en sus talleres, presentaciones y redes sociales.
Y es que para la autora del libro “Habla menos, conecta más”, la comunicación no verbal -que para algunos podría parecer un sinsentido-, es la clave para lograr mejor conexión con los demás, ya sea en el trabajo, en la familia o socialmente con amistades y conocidos. Es lo que aprendió cuando decidió especializarse en este campo y “se me abrió como un telón donde yo pude empezar a entender las banderas verdes, amarillas y rojas”.
La comunicadora se refiere a que está comprobado científicamente que el 93 % del impacto de un mensaje está a cargo de la comunicación no verbal. Y esto no solo es importante en las grandes empresas o para altos ejecutivos. “Cualquiera se puede beneficiar”, asegura, tras indicar que, en su libro -que ella prefiere llamar manual-, habla mucho del cliente interno y el cliente externo.
“Todos son nuestros clientes. Mi mamá, mi hija, mi pareja son mis clientes internos. Si estoy en una empresa, mi cliente interno son mis empleados. O si trabajo para la empresa es quien me supervisa. Pero muchas veces no le prestamos atención”, explica Marzán Toro, quien dice que, a través de muchos años como comunicadora, se ha dado cuenta que son conocimientos muy útiles, tanto a nivel personal como profesional.
De hecho, afirma que la definición de comunicar, que viene del latín “communicare” (compartir información, impartir, difundir) y “hacer partícipe al otro de lo que se tiene dentro”, para ella es “una de las definiciones más hermosas del término comunicación”.
“Cuántos de nosotros tenemos años de experiencia, tenemos soluciones, ideas creativas y mucho que aportar y, sin embargo, si no lo sabemos comunicar, lo dejamos aquí adentro”, abunda la comunicadora mientras se toca el pecho. Por esta razón, está convencida de que esa conexión que se logra es muy importante en las vidas de todos.
Una regla universal
Así establece Marzán Toro lo que ella describe como la regla universal que se enmarca en esta numeración, 55-38-7, y a la que se le puede sacar provecho en el día a día, lo que puede “significa una diferencia sustancial en la percepción que tiene la gente de ti y en la consecución exitosa de tus metas”.
Una ecuación distribuida así: 55 % del impacto de un mensaje está a cargo del lenguaje corporal y de la comunicación no verbal; el 38 % tiene que ver con cómo utilizas la voz, el timbre, tono, los silencios y el lenguaje corporal, entre otros; y el 7 % corresponde a la verbalización de las palabras o el idioma que utilizas.
“El 55 % del impacto de un mensaje está a cargo de la comunicación
no verbal. Y me gusta hablar de comunicación no verbal y no de lenguaje corporal porque este se queda corto”, explica.
Así, por ejemplo, la comunicación no verbal tiene que ver con el color que utilizas para vestirte para una ocasión, el lugar que se escoge para esa comunicación, el ambiente y la hora. Pero también tiene que ver con hacer contacto visual con la otra persona, con la postura, con los movimientos y los gestos que haces.
“Estoy convencida de que todo comunica. No es lo mismo, por ejemplo, citar a un grupo de jóvenes de la generación Z a las 7:00 a. m. para una reunión porque es la hora que a ti te funciona, pero que no está enfocado en metas, que citar a la misma ahora a un grupo de la generación de baby boomers. Eso es comunicación no verbal, no tuvo que ver nada con el mensaje que se quería llevar, ni con el lenguaje corporal”, detalla Marzán, mientras pone el ejemplo de la importancia de los aromas que permean el ambiente de esa reunión o de la temperatura en caso de que sea una reunión contenciosa.
“¿Ese olor me evoca paz y tranquilidad o el olor que hay es el humo que sale del estacionamiento? Son esos pequeños detalles que diferencian a un profesional de un comunicador estratégico. Pero creo que todos deberíamos aprender a ser comunicadores estratégicos”, propone Marzán Toro.
Con el Día de los Enamorados a la vuelta de la esquina, no queda de otra que preguntarle a la comunicadora sobre cómo el lenguaje y la comunicación no verbal, es vital en una relación de pareja.
La conexión con el amor
“El amor tiene que ver muy poco con las palabras y mucho con la conexión”, señala la comunicadora, al enfatizar que eso se puede identificar a través de las “señales silentes” o como ella las identifica, las sesis, “que todo el tiempo transmite nuestro cuerpo, somos como antenas transmitiendo sesis”. Y pone los siguientes ejemplos:
- Lenguaje masculino. Un hombre interesado en una mujer, dice Marzán Toro, lo primero que va a hacer es que “no va a poder retirar su mirada de los ojos de esa chica o de la persona que le interesa”. Luego sigue lo que ella llama “mirada triangular”, en la que también va a bajar la vista hasta sus labios. “Cuando eso pasa, ya sabemos que hay un interés más allá de la amistad”. Pero destaca que el lenguaje corporal es primitivo y responde a nuestro instinto de supervivencia. En este caso, explica que el hombre va a mantener su torso hacia afuera, exponiendo su pecho, donde están sus órganos vitales. “Significa que soy el macho más fuerte de la manada y lo hace para llamar la atención de la hembra. También marcará y buscará ocupar tu espacio personal aceptado (acercarse lo más posible)”. En ese caso, si no das una señal de comunicación no verbal para que él pare, “continuará acercándose para llegar a una conexión de intimidad física”.
- Lenguaje femenino. En el caso de las mujeres, la comunicadora dice que tenemos “muchas sesis para comunicar a la otra persona que nos gusta”. Lo primero que no se puede evitar, agrega, es acariciarse el cabello o tocarse alguna parte de su cuerpo que “es como una forma de coqueteo instintiva del que no se da cuenta”. Lo segundo, es que “de alguna forma buscará hacer contacto físico, como arreglarle la corbata o tocarlo en el brazo y decirle: ‘Qué simpático eres’ para dejarle saber que nos interesa”. Además, explica que normalmente las mujeres respiramos más lentamente, pero si nos interesa esa persona “se crea en nosotras una reacción en nuestro torrente sanguíneo que hace que aumente la tensión y nos ponemos nerviosas”. Por eso, dice que si el hombre es observador puede notar cómo aumenta la respiración. “Y, por último, si el hombre la lleva a su casa y antes de ella cerrar la puerta te devuelve la mirada, hay conexión”.
- El uso de las manos. A juicio de Marzán Toro, “las manos son unas de las herramientas más poderosas con las que cuenta el ser humano para generar emociones y conectar con otras personas”. “Si en una conversación las ocultas, estás comunicando un problema o una meta por resolver. Si las contraes, estamos comunicando que esa situación o problema se nos sale de la mano. Sin embargo, cuando las mostramos, estamos comunicando solución o que no tengo nada que esconder”. De la misma forma, explica que cuando no cruzamos los brazos en el pecho y “mostramos nuestros órganos vitales, estamos comunicando que nos sentimos cómodos y seguros en ese lugar”. En cambio, cuando los cruzas y tapas el torso, “estás diciéndole a los demás que te sientes insegura, temerosa o que tienes poca autoestima”.