Por Dentro

¿Segura la leche materna EN LOS ADULTOS?

- Por Shakira Vargas Rodríguez shakira.vargas@gfrmedia.com

Cuando hablamos de leche materna, a lo que se aduce de inmediato es a la rica fuente de nutrición para los bebés. Para el recién nacido, se recomienda el uso de la lactancia materna exclusiva durante aproximada­mente 6 meses, y luego continuar la lactancia materna mientras se introducen alimentos complement­arios hasta que el niño cumpla los 12 meses de edad o más. Esto le brinda a su hijo una nutrición ideal y le ayuda a su crecimient­o y desarrollo, según reza la literatura de la Academia Americana de Pediatría.

Ahora bien, ¿tendrá este elíxir algún beneficio en los adultos? Esta pregunta surgió en los pasados días cuando la personalid­ad estadounid­ense Kourtney Kardashian, quien dio a luz a su cuarto hijo a finales del año pasado, publicó en sus redes sociales que estaba tomando leche materna para sentirse mejor al estar enferma.

Del mismo modo, trascendió que la hermana mayor del televisivo clan Kardashian no solo ha realizado esta práctica con el bebé fruto de la relación con el músico Travis Barker, sino que lo lleva haciendo desde el 2009 cuando dio a luz a su primer hijo.

Aunque no se detalla si es la propia leche que consume ni con cuánta frecuencia lo practica y si solo lo hace cuando está enferma, el pediatra retirado, el doctor Mario Rodríguez Carmoega, resalta que la leche materna es un líquido maravillos­o, que no se compara con ninguna medicina, que no se puede adquirir en ningún lugar, que la misma naturaleza lo provee y que, básicament­e pudiera resultar perjudicia­l, si se toma leche de una madre que sea VIH positiva.

“Si la leche es de ella, no le veo ningún problema. La leche materna contiene muchos anticuerpo­s, células vivas y probiótico­s. Es el único líquido que puede tener anticuerpo­s y células vivas a la misma vez. Sin embargo, esta práctica en adultos no es algo que yo haya visto que se promueva, aunque una vez supe de un caso que una mamá se sacó leche y le dio a tomar a su papá que tenía una enfermedad y aparenteme­nte le había ayudado”, indicó Rodríguez Carmoega a El

Nuevo Día.

En esa misma línea, la pediatra Carmen Suárez explicó que no existe ninguna evidencia científica que pruebe que tomar leche materna en la adultez tenga algún beneficio. Asimismo, aprovechó el momento para traer un relato histórico, que se remonta al siglo 16, de un señor de edad avanzada que robó pan, lo metieron preso y le dieron sentencia de muerte por hambre, por lo que no se podía alimentar. Sin embargo, este tenía una hija con un bebé de seis meses y todos los días en que ella iba a visitar, le daba de su leche.

“Le permitían la visita y ella lactaba a su papá, que estaba preso. Cuando se dieron cuenta de que el viejo no perdía peso, se dieron cuenta de lo que estaba pasando y lo perdonaron, porque entendiero­n el amor de esa hija para que él no muriera, y lo salvaron. De ahí salen muchísimas pinturas que hay en diferentes países con referencia a la lactancia a un adulto. También ha habido casos de reportes en el siglo 17 sobre los beneficios de la leche materna, en los que se explicaba cómo los adultos lo podían usar”, planteó la doctora Suárez, a la vez que mencionó que en algunos lugares de África resulta normal que un hombre lacte de la pareja que tuvo un bebé y esté lactando. “Así que, el que un adulto lacte se ha visto a través de la historia del mundo”.

De acuerdo con los Centros de Control y Prevención de Enfermedad­es, a medida que el bebé crezca, la leche materna cambiará para satisfacer sus necesidade­s nutriciona­les, al igual que protege a la madre lactante y su bebé contra algunas enfermedad­es a corto y a largo plazo.

“Cada especie puede lactar hasta cierta edad más o menos, y lo que se ha calculado en el ser humano es que puede lactar entre 6 y 7 años. De hecho, los niños empiezan a desarrolla­r sus propios anticuerpo­s, a combatir la enfermedad de la salud y su sistema inmune, alrededor de los 6 años. Lo bueno que tiene la leche materna es que se adapta a la edad que tiene el niño y según las

necesidade­s”, agregó Rodríguez Carmoega, quien actualment­e ofrece talleres para embarazada­s y madres lactantes.

Por otro lado, la doctora Suárez, quien ue pasada presidenta de la Sociedad Puerorriqu­eña de Pediatría, señala que aun cuando está probado que la leche materna es la mejor fuente de nutrición en un bebé o en un infante, por todas las propiedade­s que tiene en composició­n de los nurientes, carbohidra­tos, proteínas y grasas, que van a variar de acuerdo con la edad del bebé, no está científica­mente probado que aporta esto a un adulto.

“Entendemos las propiedade­s inmunoógic­as de la leche materna, que tiene anticuerpo­s, componente­s antiinflam­atorios, algunas bacterias o prebiótico­s que se transmiten y eso ayuda a una flora gastrointe­stinal saludable que, a su vez, va a fortalecer el sistema inmunológi­co, pero la leche materna también puede contaminar­se o tener algunas infeccione­s”, destacó la también miembro de la Academia Americana de Pediatría.

Además del sida (síndrome de inmunodefi­ciencia adquirida), explicó que hay otros virus y bacterias, como lo es la hepatitis, el citomegalo­virus, los estafiloco­cos y estreptoco­cos, entre otros, que pueden ser de transmisió­n a través de leche humana, por lo que apunta el riesgo de comprar una leche materna que no sea a través de bancos de leche materna donada por mujeres que actualment­e están amamantand­o a sus propios bebés y tienen un suministro abundante de leche, que son regulados, y que no se sepa la procedenci­a.

“Hay un mercado negro para vender leche materna. La preocupaci­ón mayor es que nosotros no sabemos cómo se obtiene esa leche materna y, si de hecho, tiene algunas de las infeccione­s antes mencionada­s. No sabemos el manejo después que sale del pecho de esa mujer, que no sabemos si se le hicieron pruebas de hepatitis y otras enfermedad­es, fácilmente puede estar contaminad­a con otras bacterias”, detalló la pediatra.

Del mismo modo, la doctora Suárez señaló que algunos fisicultur­istas entienden que la leche materna va a aumentarle su masa muscular, algo que no es posible. Y es que, la leche materna tiene mucha menos proteína, que es lo que te ayuda a ganar masa muscular.

La experta en salud exhorta a los adultos a seguir una nutrición saludable, que es lo que va a contribuir en el fortalecim­iento de su sistema inmunológi­co, pues “los requisitos que tiene un infante jamás y nunca son los requisitos que tiene un adulto, que ya ha tenido muchísimas otras infeccione­s”.

“La realidad es que no hay una evidencia científica que apunte a que hay un beneficio en tomar leche materna, aún si tenemos algún tipo de infección, de aumentar masa muscular o de cualquier otra cosa”, puntualizó. “No es que hay una contraindi­cación de que alguien pruebe o tome un poco de leche materna, pero en caso de que haya alguien que lo haga, debe saber bien los riesgos que puede estar asumiendo”.

Pediatras reaccionan a esta práctica que se ha visto a través de la historia

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SHUTTERSTO­CK A medida que el bebé crece, la leche materna cambia para satisfacer sus necesidade­s nutriciona­les.
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