CARTA AL EQUIPO DE PUERTO RICO EN EL CLÁSICO MUNDIAL DE BÉISBOL

Respetado Equipo de Béisbol de Puerto Rico, recibe un saludo de paz y amor sobre cada uno de ustedes, sabiendo que cada esfuerzo que han realizado ha venido de parte de Dios como lo dice su palabra: Jehová te pastoreará siempre, y en las sequías saciará tu alma y dará vigor a tus huesos; y serás como huerto de riego, y como manantial de aguas, cuyas aguas nunca faltan.

Deseo expresarle mi admiración a todos los peloteros de este equipo, no saben cuán orgulloso se encuentra el pueblo de Puerto Rico por el esfuerzo y la dedicación que han tenido y cuyo resultado se ha demostrado con los resultados que hemos visto. Se cerró otro capítulo más del Clásico Mundial de Béisbol y, no importa el resultado, nos quitamos el sombrero ante su participación. Ustedes, de la mano de nuestro Dios, que va delante siempre, con un bate, una bola y un guante y muchas ganas, les han demostrado a todos esos genios de la insuficiencia que, cuando hay unión, todo se puede.

Gracias a Dios, el deporte nuevamente se apunta otra victoria; una victoria no para acentuar el ego deportivo, sino para inyectar a un pueblo que necesitaba urgentemente unificarse y volver a respirar el aire fresco de la confraternización. Durante esta serie, la barahúnda deportiva y

“Gracias a Dios, el deporte nuevamente se apunta otra victoria; una victoria no para acentuar el ego deportivo, sino para inyectar a un pueblo que necesitaba urgentemente unificarse”

la no deportiva se han unido en un solo corazón para darle vivas a un grupo de hombres vestidos de multicolor en un diamante topológico representando a una isla pequeña pero con corazón de gigante. Aunque no llegó la victoria deseada, a la cima de la gran victoria den gracias a Dios por haber llegado hasta donde llegaron cuando muchos creían que no pasarían de la primera ronda. Que esa vergüenza deportiva siempre camine de la mano junto a ese corazón deportivo y guerrero que vive dentro de cada uno de ustedes. Recuerden, ustedes han sido llamados para la grandeza, para obtener triunfos; son unos campeones porque así Dios lo quiso. La bendición de Dios sea sobre cada uno de sus vidas y la de cada familia, el pueblo puertorriqueño los amamos.

Atentamente, EDWIN KAKO VÁZQUEZ