UNIDAD DE AMOR
• Después de años y esfuerzos, Centro Médico abre sección para darle cuidado integral a pacientes en etapa terminal o con lesiones irreversibles
La tanatología es una de las partes principales dentro del cuidado paliativo
Hace unos años el equipo del Hospital de Trauma del Centro Médico se enfrentó a la realidad de no saber cómo manejar a un paciente para el que la medicina ya no presentaba alternativas.
Se trataba de un hombre mayor que había sufrido un accidente de tránsito. Llevaba dos meses internado. No tenía muerte cerebral -porque respiraba- pero no presentaba ninguna de las otras funciones del cuerpo humano: no respondía a estímulos, no verbalizaba ni tampoco sentía dolor.
Era momento de hablar con la familia.
Contrario a otras instituciones médicas en el caso del Hospital de Traumas esa responsabilidad recaía en el médico y en la tanatóloga Shirley Silva.
“Queríamos que la familia entendiera que se lo podían llevar a casa, que podían estar con él. Eventualmente falleció pero la familia tuvo la tranquilidad de saber que lo tuvieron con ellos...”, indicó el doctor Pablo Rodríguez, director médico del Hospital de Trauma.
Fue así como surgió en el equipo profesional de la mencionada institución, la posibilidad de crear una unidad de Cuidados Paliativos que no es otra cosa que un área de transición para pacientes en etapa terminal o con lesiones irreversibles en la que se le brinda un cui- dado integrado.
Pasó más tiempo del que ellos hubieran querido, pero finalmente ya es un sueño hecho realidad.
“Con este programa yo me siento..., es que ha sido una experiencia tan grande no solamente para mí como persona sino como profesional, el ver que, por fin, des-
pués de 15 años nuestro Puerto Rico está dando un paso de avanzada. Esta conciencia va a revolucionar no solo al individuo sino a los grupos de trabajo”, sostuvo Silva.
En la unidad -que inicialmente cuenta con espacio para cuatro pacientes- el enfermo no sólo recibirá un cuidado integral sino que también se le ofrecerá apoyo a su familia para aceptar la etapa de transición en la que se encuentra ese ser amado.
“Lo que se está buscando es que no le temamos tanto a los cambios radicales, que tengamos la seguridad de que vamos a tener solucio- nes, de que tenemos que responsabilizarnos por nuestros seres queridos”, señaló la tanatóloga.
El programa contará con un equipo de profesionales en el área de la salud que incluirá médicos, trabajadores sociales, psicólogos y terapistas. También habrán consejeros espirituales.
“La integración de los cuidados paliativos cumple no solamente con las expectativas de agencias reguladoras o con lo que pudiéramos conocer como una medicina holística, sino que también está cumpliendo con el deber que tenemos como seres humanos de ofrecer compasión y sanación hasta el último aliento de la existencia de nuestros participantes”, sostuvo.
Ya son ocho los años que Silva lleva trabajando en el Hospital de Trauma, institución a la que describe como una escuela. Ha visto todo tipo de lesiones, contó, pero son las masacres las que mas le han impactado.
“No me puedo enfocar en un sólo ser sino en la diversidad de cada componente de la familia, aunque haya una meta grupal. Eso requiere tener una constitución espiritual y emocional y una disposición mental realmente de ayuda”, planteó.
La tanatología es la profesión que se ocupa de atender los eventos de muerte, duelo y los cambios significativos en el ser humano. Por ende, es la cimiente de los cuidados paliativos, “pero llegó el momento de integrar otras posibilidades a lo que son los dilemas de cuidado de final de vida, las situaciones de irreversibilidad de condiciones donde la medicina tradicional necesita de un apoyo”.
Puerto Rico cuenta con sólo cuatro tanatólogas certificadas para un promedio de 29,000 muertes anuales. Aunque inicialmente la unidad cuenta con cuatro camas disponibles, esto no significa que el equipo profesional se vaya a limitar a esos espacios para ofrecer su servicio.
Tal y como ha ocurrido en otras instancias, si la ayuda es solicitada pueden ofrecerla en otras de las instituciones dentro del Centro Médico, indicó el doctor Jorge Pelet, director médico del Programa de Cuidados Paliativos.
“Aunque la enfermedad continúe, aunque la lesión sea tan severa que conlleve muerte, el ser humano puede estar recibiendo el beneficio de una sensación de bienestar y de cuidado”, señaló Pelet.
Los cuartos han sido decorados con elementos y colores que buscan crear un ambiente acogedor para ese paciente y sus familiares, independientemente de lo delicada de la situación. La intención es que sientan que están en casa.
Otros detalles que aún faltan por coordinar es la posibilidad de algún cargo adicional por los servicios integrados, conversación que aún no han sostenido con directivos de los planes médicos. El cargo, coincidieron, sería mínimo y apostaron a que no recibirían una contestación adver sa.
“Esto es posiblemente un pequeño caso para nosotros pero un gran paso para Puerto Rico”, destacó Ro d r í g u e z .