PLEPLÉ EN EL AEROPUERTO
Cuatro mujeres, incluyendo a una presentadora de televisión de EE.UU., fueron arrestadas por insultar, agredir y alterar la paz luego de perder el avión que las llevaría a Las Vegas
Incidente se extendió por más de dos horas sin que los federales dieran su ayuda
¡Peor que en la lucha libre!
Sillas y mesas volando. Jalones de pelo. Mordidas. Golpes. Malas palabras. Insultos. Gritos. Empujones. Patadas... pero no en un ring, sino en el aeropuerto internacional Luis Muñoz Marín en Isla Verde, Carolilna.
Así es como testigos describen lo que sucedió el martes cuando un grupo de personas llegó apenas media hora antes de que saliera su vuelo de American Airlines con rumbo a la ciudad de Las Vegas y no pudieron abordarlo.
Acto seguido fue como ver un huracán destrozando todo lo que se encontraba a su paso.
Del grupo, cuatro mujeres, incluyendo una que es presentadora de televisión en losa Es- tados Unidos, fueron arrestadas, no sin antes tirarse tremendo show .
Agentes estatales adscritos a la División de Drogas y de la Unidad Canina tuvieron que sumarse a los esfuerzos para controlar el embate de las mujeres.
Tanta fue la indignación y los daños que provocaron durante dos horas y media que, cuando finalmente las esposaron, un estruendoso aplauso retumbó por todo el terminal D del aeropuerto.
“En 13 años que yo llevo como policía en el aeropuerto nunca había visto una cosa así”, dijo Jacqueline Ubiñas, la heroína que dio el paso al frente para poner orden a Tiona
“Mi miedo era la pistola... yo lo único que pensaba era protegerme y que no me quitaran el arma porque con eso mismo me podían matar”
JACQUELINE UBIÑAS
Agente
Lorrain Gómez, de 27 años; Fitia Lashana Quitevis, de 29; Kelly Raponza, de 52, y Ferrari Cruz, de 29, y presentadora de televisión.
La policía relató que cerca de las 5:00 de la tarde recibió por radio una llamada del sargento José Fontánez diciendo que había unas personas agresivas. Antes de llegar al lugar, ya Ubiñas escuchaba gritos en inglés.
Una vez estuvo cerca y tuvo contacto visual, las mujeres y un varón, quien no fue arrestado, comenzaron a decir: “llegaron los perros”.
Ubiñas les pidió que bajaran la voz, pero eso fue peor.
No obstante, siguió tratando de hablar y logró sacar a un la- do a una de ellas, que entendía español, a quien le preguntó qué estaba pasando y cómo los podían ayudar.
Otra del grupo le dijo a su amiga: “no hables con la pu... esta”.
Ubiñas siguió tratando de razonar con la mujer que entendía español, pero la otra quiso llevársela por el brazo y entonces la agente se dirigió a ella, que estaba a su espalda, y en inglés le pidió que se tranquilizara. Entonces vino el primer jalón de pelo.
“Ahí yo me volteo y le digo: ‘estás arrestá’, pero no se dejó y empezó a empujar sillas, mesas, a gritar más duro... entonces las demás me cayeron encima y yo le grité al sargento, ‘¡ayúdame, sácamelas de encima que yo no puedo con todas!’”, que además eran mucho más altas que ella, relató.
“Mi miedo era la pistola, que me la quitaran. Uno sabe que sólo puede usar la fuerza necesaria, pero no sabes lo que la otra persona va a hacer, así que yo lo único que pensaba era protegerme y que no me quitaran el arma
porque con eso mismo me podían matar”, dijo.
Aunque su mamá le ha dicho que cambie de profesión y ayer tenía que bregar con los dolores en su cuello secuela de la trifulca, Ubiñas asegura que ser policía es la vocación que lleva en la sangre y que, simplemente, ama su trabajo.
“Una cosa que poca gente sa- be es que aquí, además de policías, somos casi casi sicólogos. Tenemos que brindar mucha ayuda. Yo he trabajado con gente que tiene que trasladar a un familiar que murió, con gente que se queda varada, con gente que no tiene dinero y no tiene qué comer y nosotros hemos podido intervenir y hasta hemos montado personas en aviones sin que tengan que pagar. Porque nosotros somos la cara de Puerto Rico, tenemos que dar el mejor servicio para que la gente vuelva”, afirmó.
La agente expresó que entre los insultos escuchó un “Puerto Rico no vale ná”, lo que la ofendió.
Por eso no dudó en recordarles a las mujeres detenidas qué
“Esas mujeres tenían que estar bebiendo y usando algo más porque los efectos y como se veían, no era algo normal”
ANÓNIMO ANÓNIMO
Empleado Empleado del del aeropuerto aeropuerto
mucho break les dieron.
Después de estar esposadas, dentro de la patrulla siguieron dando patadas e insultando.
“Esas mujeres tenían que estar bebiendo y usando algo más porque los efectos y como se veían, no era algo normal. Ellas pelearon con policías, pelearon con nosotros, pelearon con gente de los federales, le dieron una bofetá a una de las guardias, mordieron a otro policía... los policías les perdona- ron mucho, debieron arrestarlos a todos más rápido. Si hasta a uno bien despectivamente le dijeron dominicano. En un momento temimos por nuestra seguridad porque estaban demasiado, con una nota bien alta”, contó un empleado que no se quiso identificar.
Las mujeres nunca pasaron por el control de la federal Agencia de Seguridad de Transporte y por eso no intervinieron, dijo Ubiñas.
Jennifer García, portavoz de Aerostar, la empresa privada que se encarga de la administración del aeropuerto, fue incapaz de dar alguna explicación coherente sobre el tema, explicar qué medidas de seguridad se han tomado, mientras aseguró “que todos los ejecutivos de la empresa están reunidos o a punto de salir de viaje” y por lo tanto no podía hablar.
El sargento Luis Martínez Santiago, del precinto del aeropuerto, hizo un llamamiento a las personas a no ingerir bebidas alcohólicas previo a tomar un vuelo porque la capacidad de respuesta ante un imprevisto hace más difícil resolverlo.
Tras el drama, las mujeres fueron acusadas de alteración a la paz y agresión a un agente del orden público. Fueron ingresadas en la cárcel de Vega Alta al no poder prestar la fianza de $1,000 sin derecho al 10% que se les impuso a cada una.
Sin embargo, al cierre de esta edición hicieron las gestiones para pagar con un fiador privado y salieron en libertad condicionada.
La vista preliminar se fijó para el 27 de mayo.